Evolución de la población Japonesa, desde el año 1960 hasta la actualidad
Enviado por Manuel_5500 • 6 de Mayo de 2015 • Trabajo • 1.631 Palabras (7 Páginas) • 143 Visitas
Presentación:
En 2007 el índice de envejecimiento, que refleja la proporción de personas de 65 años o más, alcanzó en Japón el 21%, porcentaje a partir del cual se habla de “envejecimiento extremo”. La población total de Japón, que llegó a su pico en 2008, ha comenzado a decrecer. Japón ha entrado, pues, en una fase de decrecimiento demográfico y envejecimiento extremo. Según los datos del Instituto Nacional de Investigaciones Demográficas y de la Seguridad Social en su informe Proyecciones demográficas para Japón, estos dos fenómenos experimentarán una aceleración y conducirán a la sociedad japonesa hacia una situación en la que nunca se había encontrado hasta ahora.
Evolución de la población Japonesa, desde el año 1960 hasta la actualidad.
Los gráficos que aparecen arriba nos muestran las pirámides de población correspondientes a 1960, 2010 y 2060, lo que nos permite ver su evolución. Entre 2010 y 2060 vemos que se aprecia con claridad un cambio en la forma de la pirámide. En cuanto al de 2060, estamos ya frente a una verdadera pirámide invertida.
La gran transformación estructural de la población japonesa es resultado, en primer lugar, de la bajada en la tasa total de fertilidad, que descendió tras el primer baby boom (1947-1949), y en segundo lugar del hecho de que, desde la segunda mitad del decenio de los setenta, esta tasa se viene situando en unos niveles tan bajos que no permiten el reemplazo generacional, imprescindible para evitar que la población se reduzca.
Seguridad social:
Una transformación en la estructura demográfica, como podría ser un aumento de la población anciana, ejerce un fuerte efecto sobre el conjunto de la seguridad social, tanto sobre las pensiones públicas como sobre la atención médica.
1) Pensiones públicas
El sistema público de pensiones de Japón sigue el modelo de un seguro social en el que, para recibir la pensión, se exige el pago de una prima durante un determinado periodo, y en el que los fondos necesarios para pagar las pensiones se obtienen de las primas. Se trata de un sistema en el que las pensiones recibidas por los ancianos se pagan con las primas aportadas por las generaciones en activo. Por eso, un rápido aumento en el número de ancianos dependientes no solo pone en peligro la sostenibilidad del sistema de pensiones, sino que produce también un injusto reparto de cargas entre las generaciones. También hay que destacar que, debido a que en Japón las aportaciones al sistema de pensiones de los asalariados se reparten a medias entre estos y los empleadores, un aumento en la población de ancianos supone una mayor carga también para los empleadores, lo cual supone unos mayores costes de producción.
Se ha propuesto, para eliminar los desequilibrios entre aportaciones y prestaciones recibidas por cada generación, que se abandone el actual sistema y se adopte otro en el que las prestaciones sean proporcionales a lo aportado por el propio asegurado, pero si se adopta este sistema, surge el problema de cómo invertir esa gran cantidad de dinero. Además, existe el riesgo de que la inflación impida que pueda garantizarse el valor real de las prestaciones futuras. Por si fuera poco, surgiría otro problema, es decir que la generación que se encuentra en edad laboral debería soportar el peso de la generación superior y al mismo tiempo ir aportando al sistema para poder recibir en el futuro su propia pensión, lo cual sería una doble carga.
Por otra parte, se ha propuesto que, para obtener sus fondos, las pensiones públicas no sigan el sistema de los seguros, donde se paga una prima, sino el de un impuesto que sea recaudado. Este esquema servirá para evitar que muchas personas que no han pagado la prima se queden luego sin su pensión, pero desde el punto de vista de la equidad, no es aceptable que las personas que han venido contribuyendo al sistema reciban el mismo trato que las que no lo han hecho.
Tampoco hay que olvidar que el sistema público de pensiones es un seguro a largo plazo (una especie de contrato a largo plazo entre el estado y la ciudadanía) y no es fácil modificarlo de repente. Lo único que cabe hacer es, partiendo del sistema actualmente vigente, llevar a cabo reformas como el fortalecimiento de las funciones que aseguren unas prestaciones mínimas, la revisión de la cuantía de las pensiones, el retraso de la edad a partir de la cual se percibe la pensión (actualmente esta edad se sitúa en los 65 años), etcétera, de forma que, adaptándose a las variaciones demográficas y económicas, pueda repartirse equitativamente el sacrificio tanto dentro de cada generación como entre las distintas generaciones.
2) Atención médica
Los efectos causados por el envejecimiento extremo y el declive demográfico sobre los servicios médicos son todavía más complicados que los causados sobre el sistema de pensiones.
1. Cambios en la visión global y en el modelo de atención médica
Con los avances técnicos, la atención médica
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