Ezequiel Montes
Enviado por • 24 de Noviembre de 2014 • 1.258 Palabras (6 Páginas) • 252 Visitas
Algo se sabe de un municipio llamado Ezequiel Montes ubicado en el Estado mexicano de Querétaro, conocido por su naturaleza trabajadora y lo bien habidos de sus habitantes, por el tamaño de sus ganados o por que alberga el tercer monolito más grande del mundo conocido como la Peña de Bernal.
Sin embargo es mucho menos lo que se conoce del personaje al cual honraron bautizando con su nombre al pueblo.
Algunos nativos saben que las poblaciones vecinas como Cadereyta o Vizarron tienen como apellido el Montes de Ezequiel; pero no saben a ciencia cierta quien fue este hombre regordete y de mirada perdida.
Pocos saben quien es este personaje cuya esfinge viste entre tantas otras la francesa Av. Reforma de la capital del país.
Lo que me resulta extraño es que José María Ezequiel Trinidad Montes Ledesma no es un personaje que merezca el olvido al que fue injustamente sometido.
Su papel en la historia fue bastante meritorio aunque su lugar en la historia de bronce lo han ocupado personajes con claro oscuros mucho mas tenebrosos que los de Don Ezequiel. ¿Por qué es que un hombre de tal grandeza, reconocido por sus amigos y enemigos, no tiene un lugar por más pequeño que sea en el santoral cívico nacional?
La biografía de este hombre es tan espectacular como la falta de información que de la misma existe; se sabe que nació cuando aun existía la Nueva España, en el territorio y antigua alcaldía mayor de Cadereyta donde fue bautizado y criado por su madre hasta su muerte siete años después de haberlo dado a luz. Se sabe que durante años radico entre Vizarron y Cadereyta donde estudio teología hasta que ingreso al Colegio de San Ildefonso a estudiar filosofía y latín.
Es en este tiempo santanista donde las ideas liberales empezaran a germinar en la mente de Ezequiel quien regresara a su lugar de origen para participar activamente en la política local. Será diputado por Cadereyta al mismo tiempo que estudia jurisprudencia en Querétaro; de donde poco tiempo después será nombrado diputado federal.
Ya portador del titulo de derecho, se dará el lujo como los grandes hombres de su época de ser maestro de derecho romano e hispano; profesión que ejercerá por poco tiempo; pues el escenario nacional lo aguardaba.
Recién logrado el Plan de Ayutla con Antonio López de Santa Anna en el exilio; el presidente recién elegido Juan Álvarez, aquel otrora insurgente de tierras acapulqueñas reunirá a las mentes más grandes de la época, logrando un gabinete de excelencia donde estarán los principales adalides de la generación dorada del siglo XIX. Ignacio Comonfort en el ministerio de Guerra, Melchor Ocampo en Relaciones Exteriores, Guillermo Prieto en Hacienda y Benito Juárez en Justicia.
Ezequiel Montes será nombrado Oficial Mayor del ministerio de Relaciones Exteriores donde estrechara una gran amistad con el huérfano jacobino de Michoacán: Melchor Ocampo.
Tras el efímero gobierno de Álvarez, y la llegada al poder de Ignacio Comonfort, Ezequiel Montes quien estuvo un tiempo invitado por Juárez como juez propietario de lo civil en el distrito federal; volvería a ocupar un lugar nodal en la administración pública federal.
Ignacio Comonfort, previsor de las molestias que la iglesia sentiría tras la Constitución del 57, designo para el cargo mas importante del momento a un hombre liberal pero mesurado, inteligente y sobre todo conciliador; poseedor de una retorica implacable y una bondad de alma bastante evidente: Don Ezequiel Montes Ledesma; quien ocupo el ostentoso cargo de Secretario de Estado y del Despacho de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública.
En este periodo Ezequiel Montes tendrá un épico debate epistolar con el Obispo de Puebla Antonio Pelagio de Labastida y Dávalos –quien también enconaría un debate intelectual con Melchor Ocampo- donde hará uso de sus conocimientos teológicos para fundamentar las leyes de reforma en las mismas leyes de
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