FORMACIÓN Y ORDENAMIENTO DE LAS PROVINCIAS ROMANAS
Enviado por EVITABH • 8 de Febrero de 2013 • 373 Palabras (2 Páginas) • 798 Visitas
El término provincia aludía, en general, a un territorio situado fuera de Italia, anexado a Roma por vía pacífica o por conquista y sujeto a la competencia de un magistrado de rango proconsular o propretorio, es decir, un ciudadano que pertenecía a la clase senatorial y había desempeñado los cargos más altos de la carrera administrativa. En la época republicana existía una separación neta entre la situación jurídica de los habitantes de la península itálica, que gozaban de determinados privilegios, y la de todos los demás, obligados a pagar una contribución territorial […] la equiparación completa sólo se produjo con Diocleciano, que asimiló las provincias y el territorio peninsular. El dominio provincial de Roma se inició con la anexión de Sicilia, Cerdeña y Córcega, hecho producido entre la primera y segunda guerra púnica […] Entre los años 133 y 31 a. C., este último fecha de la batalla de Accio, una serie de intervenciones militares bien planeadas, condujo a la creación de las provincias de Ponto, Siria y Sicilia. Por esa época también los soberanos de Cirene y de Bitinia legaron sus reinos a Roma […] Se puede decir que las colonias, como derivación directa de la madre patria, de la que en cierta forma eran una extensión territorial, fueron básicamente la vía capilar por la que se difundió la civilización romana –lengua, usos y costumbres, ordenamiento jurídico, arte y cultura- más allá de los restringidos límites de Italia y, a la vez, el conducto por el que se absorbieron y elaboraron todos los estímulos exteriores que dieron su peculiaridad al Imperio romano. […] Entre las diversas provincias –con las correspondientes distinciones- el intercambio económico e intelectual fue contaste: el aceite de oliva producido en África se vendía a un alto precio en Roma; el estaño proveniente de Britania se exportaba ∫a todas partes; los carros fabricados en Galia recorrían las carreteras de todo el Imperio; los historiadores griegos y judíos escribieron las crónicas de los generales romanos. Esta capacidad de aceptar elementos tan diversos, la regeneración que gracias a ellos se hacía, aunque manteniendo íntegras en su escencia las peculiaridades de la cultura propia, fue uno de los aspectos distintivos de la civilización romana, junto al impulso inagotable de ampliar el territorio.
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