Fin En Mexico Historia
Enviado por dege33 • 8 de Abril de 2014 • 1.618 Palabras (7 Páginas) • 251 Visitas
FINANCIAMIENTO PEQUEÑAS EMPRESAS MÉXICO
ANTECEDENTES
Existen en México y otros países tres elementos básicos íntimamente ligados en su
propio proceso evolutivo: el SFM a la figura de los bancos y éstos al desarrollo de la
industria. El origen formal de la banca en nuestro país se ubica en el porfiriato (siglo XIX) y
se vincula con el auge de la minería y con el capital extranjero, además de que estaban
facultados para emitir su propia moneda. Los bancos que surgieron eran muy especializados
y ante el incipiente desarrollo industrial su evolución era escasa. Después del periodo
revolucionario y con la instauración del Banco de México mediante el decreto del 25 de
agosto de 1925, el SFM cobra un fuerte impulso; sin embargo, no es sino hasta 1932 con la
Ley del 12 de abril que el Banco de México comienza sus funciones como banco central y se
convierte en el único emisor de moneda (desde 1925), en tesorero del Estado, regulador del
crédito y de la actividad bancaria. En estos años el capital nacional ya se encuentra inmerso
en el sistema bancario e incluso en el Estado mexicano con la creación de Nacional
Financiera (NAFINSA) en 1934. El auge industrial de los años cincuenta genera un nuevo
impulso al SFM provocando un proceso de concentración (fusiones) del sistema bancario y
demandando una mayor variedad de servicios bancarios oportunos y eficientes. Así
comienza a surgir la llamada Banca Múltiple, que ofrece diversos servicios financieros, y se
consolida a inicios de los años setenta.
La aparición de la banca múltiple ocasionó la reorganización de los servicios
financieros, los cuales se concentraron en unos cuantos grupos financieros17. En 1973
aparecen los CETES para regular la liquidez del sistema con las llamadas mesas de dinero;
se abandona el tipo de cambio fijo y surge el mercado cambiario que beneficia
principalmente a empresas exportadoras; 1977 marcó el inició de las operaciones de
mercado abierto para financiar al sector público y comenzó, de esta manera, el proceso que
culminaría en la desregulación de la tasa de interés y del crédito. El sistema bancario fue
autorizado a recibir depósitos en moneda extranjera, así como a operar nuevos instrumentos
financieros de corto plazo.
Con el auge petrolero de la segunda mitad de los años setenta las empresas y el
Estado se endeudan excesivamente, la economía se dolarizó y años después se ven
enfrentadas a la severa caída de los precios del petróleo, a un incremento de la tasa de
interés y a la fuga de capitales; y es entonces, cuando bajo este entorno desfavorable, el
Estado mexicano decreta la nacionalización de la banca y el control de cambios en 1982.
Para muchos autores los años en que estuvo nacionalizada la banca sus niveles de eficiencia
y rentabilidad se mantuvieron prácticamente intactos, lo cual significó un serio retroceso.
En este contexto, es evidente como el proceso de modernización del SFM se vio
entorpecido por el hecho de que el sistema bancario nacional se encontraba en manos del
Estado. Teóricamente dicha estructura, aunque atractiva para los prestatarios y para el
financiamiento de la inversión con tasas de interés bajas, hace menos atractivos los
préstamos desde el punto de vista de los bancos y genera una excesiva demanda de fondos
prestables y el racionamiento del crédito. Tal política desalienta la demanda de activos
financieros y disminuye la intermediación financiera porque el sistema bancario no puede
realizar sus funciones de canalizar fondos hacia la inversión y la producción. En éste sentido,
y bajo condiciones de crisis o recesión, se presenta un sesgo hacia el consumo presente a
expensas del ahorro.
Sin embargo, no debe perderse de vista que como la nacionalización sólo afectó a la
figura de la banca y dejó en manos privadas el resto de los intermediarios financieros, se
delineó un marco propicio para el surgimiento de la llamada “Banca Paralela”, que tuvo un
auge espectacular en la década de los ochenta bajo la guía de las casas de bolsa, que
impulsan en esta etapa al resto de los intermediarios, y además generan un auge bursátil que
no estuvo exento de pasar crisis como en 1987, con el “crack” de la bolsa. El mercado de
valores ya había tomado el lugar que le correspondía en el Sistema Financiero Mexicano.
La nacionalización de la banca no dio marcha atrás al proceso de liberación y
apertura financiera, se frenó unos años y se reinició en 1989 con la negociación de la deuda
externa; las tasas de interés y las comisiones por servicios financieros se desregularon, el
coeficiente de liquidez se suprime finalmente y se autoriza que hasta un 30% del capital
accionario de bancos y casas de bolsa sea de participación de extranjeros. Esta desregulación
precedió a la reprivatización bancaria (decretada en 1989) y consecuentemente, a fines de
1990, los bancos se adjudican a accionistas privados
Es innegable que la reforma financiera que incluyó la privatización de la banca
comercial y la transformación de la banca de desarrollo fue el complemento de la estrategia
de cambio estructural de la administración de Carlos Salinas. Y sin duda alguna, dicha
privatización y el Tratado de Libre Comercio están afectando y afectarán a las firmas
pequeñas de manera fundamental y trascendente. Ambos hechos han modificado el proceso
de financiamiento de las distintas empresas, han cambiado la forma
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