Fray Antonio De Segovia

Vino de la provincia de la Concepción a estas Indias, hombre ya de edad de cuarenta años. Crióse en las casas recoleras de aquella provincia; y, aunque en edad tan madura, no le fueron de impedimento los años para aprender la lengua mexicana, la cual supo bien y en ella predicó y enseñó a los indios. Y aunque como otra Ruth, que siguió los segadores de Booz. fue tras los primeros de esta mies evangélica indiana, no dejó en el rebusco de la siega de hallar manojos de espigas, muy colmados de indios infieles en las partes de Xalisco y Guadalaxara, que trillar en las eras del Señor; en las cuales tierras se ocupó muy apostólicamente.

En estas partes dichas convirtió muchas bárbaras naciones, que como son confines de esta Nueva España no habían podido los ministros evangélicos, que hasta entonces había, asistir ni residir de ordinario en ellas; por lo cual aun se estaban en su infidelidad' aguardando el rocio del cielo. Hizo muchas entradas entre aquellos indios infieles, a pie y descalzo, sin más compañía que la de algunos muchachos indios sacristanes, fiándose. Desde su tierna edad fue inclinado a toda virtud y frecuentaba las iglesias y oía en

ellas con toda voluntad y atención las misas y la palabra de Dios. Y como en los tiernos años de la edad del hombre. se traslucen las inclinaciones que más predominan en él, como dice el Filósofo.1 comenzó

el niño Martín a dar muestra del paño fino que en su alma regía, para consagrarse a Dios cuanto llegase a edad de más razón y conocimiento de las cosas; y como profetizando cuán grande predicador y prelado había de ser en los tiempos venideros, cuando volvía a su casa. después del sermón,

se subía en una silla y predicaba. a una su hermana mayor y a otros de casa, el sermón que había oído y encomendado a la memoria lo más que de él había podido; y acabada su plática decía a su hermana que le besase la mano, porque había de ser obispo (como también se lee de San Ambrosio. que hacía lo mismo) y no queriéndosela besar la hermana le ponía la mano en la boca por fuerza para que se la besase, por lo cual muchas

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