Geografía Regional

Para el análisis de las concepciones históricas de la región es fundamental la observación del tiempo como dimensión y las dos problemáticas que se originan en este sentido: La primera apunta a la visión de la región histórica como construcción preestablecida, sin transformaciones aparentes y por lo tanto en estado de permanente reposo temporal. La segunda se detiene a concebir el objeto en su estado evolutivo, en los ejes del desarrollo que predominan y en las trasformaciones que lo caracterizan.

El tiempo histórico en la región no es una dimensión que requiera del análisis físico para la valoración del objeto que emerge del mismo, sino que es expresión de momentos ya trascurridos y de movimientos, ya concebidos en el espacio que se proyectan hacia el presente y futuro del objeto y que lo condicionan como elemento identificativo de la realidad. La historia, por lo tanto, es en primera instancia, expresión del movimiento de las estructuras regionales en el tiempo y ubicación y evolución de dichas estructuras en el espacio.

La concepción histórica de la región supone la verificación de las relaciones que se establecen entre las diferentes estructuras que componen el objeto, por lo que cualquier análisis de dichas estructuras conlleva necesariamente a la constatación de la evolución de las mismas en la historia, lo que ha llevado a suponer al investigador que conceptuar la región desde la historia o concebirla como una construcción meramente histórica es una redundancia conceptual si se toma en consideración que dicho objeto detenta de por sí una historia ya fundamentada en el mismo proceso de evolución de sí.

Los límites históricos son además polémicos en el análisis de dicho objeto. Por lo general se comienza caracterizando algunos de los componentes del mismo y se pierde la relación de las particularidades estructurales en función de la generalidad regional. Establecer fronteras estrictas de lo témpora espacial tiende a apartar el objeto del medio en el que se inscribe y por lo tanto a descontextualizarlo.

La región es una construcción que llega a la historia concebida como tal y por ende verificable. El historiador no puede establecer en qué medida esta aparece o desaparece del medio porque la misma se produce de manera espontánea y las relaciones inmersas en el proceso son continuas y diferenciadas entre una región y otra. Lo que sí es constatable por el investigador son las estructuras ya elaboradas y sus relaciones en el panorama de la región, y hacia ahí enfoca el objeto de investigación.

La historia de las regiones latinoamericanas queda inmersa en la misma historia subcontinental, funciona a la par de ella y antecede a la de los estados nacionales, de ello se deriva la necesidad de la investigación actual de fundamentar dicha historia en la relación establecida entre las estructuras macro, mezo y microespaciales. Las regiones permanecen y se trasforman en función de las necesidades de supervivencia que le impone el contexto foráneo, es por ello que el estudio de las mismas en la generalidad se hace en extremo difícil. Una región surge en las historia allí donde ocurre un asentamiento humano por lo que es característica de las sociedades sedentarias, pero la verificación de dichos asentamientos es generalmente cuestionable, por lo que el hilo conductor de la historia de una región debe transitar desde el tiempo presente hacia el pasado suponiendo entonces que el investigador comienza dicha verificación a partir de la constatación de un objeto ya determinado y en la medida en que se aleje temporalmente del mismo perderá el nivel de objetivación que supone presentar la región en la historia.

La concepción histórica de la región deviene enfoque transdisciplinar en la medida en que el investigador contempla, analiza y valora las relaciones estructurales a escala regional. No se concibe como opción la asunción de uno de los objetos relativos a la estructura regional en la visión histórica, porque ello derivaría en la mera descripción de solo un fenómeno acaecido en el panorama de la región. La concepción histórica debe proyectarse hacia los segmentos de relaciones y no hacia los objetos que promueven las mismas. Dichos segmentos son, al final los que definen evolución, desarrollo y proyección del

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