Globalizacion en mexico.
Enviado por Un Show De Gamers • 11 de Marzo de 2016 • Ensayo • 1.342 Palabras (6 Páginas) • 131 Visitas
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JESUS ERNESTO JIMENEZ MEJIA
Portafolio de evidencias (banco de preguntas)
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En el caso de México, se observa que en los últimos años la desigualdad también ha aumentado, sobre todo desde la mitad de los años 80, cuando el gobierno inició la aplicación de un programa de reformas neoliberales. En realidad, el empeoramiento de la distribución del ingreso fue la norma general en los países latinoamericanos en los años 80, década en la que la crisis de la deuda con Estados Unidos hizo que toda la carga de la globalización recayera en el país. En escala global, en las últimas décadas, hemos observado una gran difusión del capitalismo en el proceso de globalización, y también hemos presenciado el ensanchamiento de la brecha del ingreso entre las economías en vías de desarrollo y desarrolladas, como Estados Unidos y México. En este sentido, Masewan dice que la mayor desigualdad del ingreso no es el único fracaso social generado por el éxito de la globalización en general y por el TLCAN en particular. Es decir, la destrucción del medio ambiente se ve sin duda exacerbada con el éxito de la globalización. Ya que la mayor movilidad del capital hace que sea más difícil la organización de los ciudadanos de cualquier unidad política, para presionar a sus gobiernos para que impongan por ejemplo regulaciones a las industrias contaminantes. Tal vez la contradicción social más dañina de la globalización, según Masewan sea su impacto sobre la democracia. En este sentido, el TLCAN ilustra este proceso general porque venera al mercado como el principio organizador de la actividad económica en América del Norte. Y lo hace así, ya sea mediante una declaración directa de principios, o de prohibir que el gobierno desarrolle nuevas actividades productivas en el sector público, al limitar efectivamente el poder del gobierno para regular empresas privadas. En esta forma, dicho tratado es un acuerdo explícito que empuja las fronteras de la producción capitalista desencadenada, lo cual se manifiesta disminuyendo el poder de la gente para ejercer control político sobre su vida económica. En cuanto a las restricciones que la desigualdad impone al crecimiento económico en México que se derivan de estas negociaciones del mercado internacional, no se ubican sólo del lado de la demanda. Por mencionar un ejemplo, los salarios bajos pueden reducir también la tasa del proceso tecnológico. Esto es ampliamente reconocido desde el siglo XIX con los avances tecnológicos en Estados Unidos que fueron especialmente rápidos debido, al menos en parte, a la escasez de mano de obra y a salarios relativamente altos comparados con Europa. Esto quiere decir que los salarios altos llevaron a las empresas estadounidenses a innovar con mayor rapidez. En cambio hoy, a medida que las empresas incrementan su acceso a la mano de obra barata en México y en otras partes, las presiones tienden a ir en dirección contraria. Además, los bajos niveles de los salarios también tienden a reflejarse directamente en las tasas menos aceleradas en el crecimiento de la productividad laboral. La estrategia de globalización de dichas empresas parece estar basada en percibir los salarios sólo como un costo de la producción. Pero es bastante claro que en la producción los salarios también son incentivos, ya que las estrategias que reducen los costos salariales, también reducen estos incentivos. Por otra parte, la globalización también está cambiando la estructura de la fuerza de trabajo – en Estados Unidos, en México y por doquier – de manera que se crean nuevas posibilidades de acción política, tanto localmente como más allá de las fronteras internacionales. Uno de los cambios importantes por ejemplo, es la feminización de la fuerza de trabajo remunerada. La difusión de las relaciones de producción capitalista por lo que se ve actualmente, pretende eliminar la producción doméstica: el mundo tradicional de las mujeres. Es decir, a medida que las mujeres han ingresado en la fuerza de trabajo remunerada, han sido con frecuencia las más sometidas a la competencia internacional. Al respecto los programas económicos alternativos que demandan mayor igualdad de ingreso, pleno empleo y una orientación económica hacia dentro influyen en la actual condición de estancamiento de México. La igualdad, el pleno empleo y el fortalecimiento de la integración social son cosas que hasta ahora no sólo no pueden quedar en el deseo de realizarse, sino que también son políticas que abordan la difícil cuestión de dicho estancamiento. Por tanto una de las raíces de la relación entre México y Estados Unidos es la gran desigualdad que existe también en el mundo y dentro de muchos países. Las demandas de igualdad deben obedecer a una reforma que sea congruente con las necesidades de quienes están en el fondo de la jerarquía económica, y con las demandas de un sistema de estabilidad y sobre vivencia. El pleno empleo y una mayor igualdad del ingreso contribuirían mucho más a extender el mercado de lo que haría cualquier programa de apertura de nuevos mercados globalizados. Hay puestos de trabajo que se desplazan mientras se creen otros nuevos, pero la relación cuantitativa entre pérdidas y ganancias varía entre empresas, sectores, regiones y países se depende de la competitividad, estrategias comerciales, políticas gubernamentales, entornos institucionales y eeposición relativa en la economía global. La tecnología por sí misma no causa desempleo, aunque sí reduce el tiempo de trabajo por unidad de producción. Entonces un nuevo sistema productivo requiere de nueva mano de obra. La forma tradicional de trabajo, basada en un empleo de tiempo completo, tareas ocupacionales bien definidas y un modelo de carrera profesional a lo largo de la vida, se está erosionando lentamente. El proceso de trabajo y productivo sigue formando el núcleo de la estructura social. La transformación tecnológica organizativa del trabajo y las relaciones productivas en la emergente empresa-red y alrededores, en donde el aspecto principal es el tecno-económico informacional y con la globalización impactan a la sociedad en general. El impacto es una transformación del empleo y la estructura ocupacional, observadas a través del paso de bienes a servicios, con el auge de las ocupaciones ejecutivas y profesionales, la desaparición paulatina de trabajos agrícolas y fabriles y por el contenido cada vez mayor de información y el conocimiento en el trabajo de las economías avanzadas. El software informático, la producción de videos, el diseño de microelectrónica, la agricultura basada en la biotecnología, y muchos otros procesos productivos característicos de las economías avanzadas, fusionan su contenido informacional con el soporte material-físico del producto, imposibilitando el distinguir las fronteras entre bienes y servicios. Hay una expansión de las ocupaciones orientadas hacia la información, puestos ejecutivos, profesionales y técnicos, convertidos en el núcleo de la nueva estructura ocupacional. Pero también un incremento de los trabajos en servicios inferiores y menos calificados. El núcleo empírico del análisis es una diferenciación entre varias actividades de servicios dividiéndolos según el lugar que ocupa la actividad en la cadena de vínculos que indica en el proceso productivo, en: • Servicios de producción. Actividades que tienen aportaciones críticas para la economía, que incluyen servicios auxiliares no muy especializados para la empresa. • Servicios de distribución. Actividades de comunicación, transporte, redes de distribución comercial (almacén y menudeo). • Servicios sociales. Actividades gubernamentales, trabajos colectivos concernientes al consumo individual, al ocio en lugares de diversión y esparcimiento. Si ahora pasamos a examinar la estructura ocupacional proyectada, parece confirmarse la hipótesis del informacionalismo que presentan los países desarrollados europeos: las tasas de crecimiento más rápido entre los grupos de ocupación son las de los profesionales (32.3 por ciento para el período) y los técnicos (36.9 por ciento). Pero las ocupaciones de servicios, en su mayoría semi calificadas, también están aumentando deprisa (29.2 por ciento) y seguirán representando el 16.9 de la estructura ocupacional en 2005. En conjunto, ejecutivos, profesionales y técnicos ampliarán su cuota de empleo del 24.5 por ciento en 1990 al 28.9 por ciento en 2005. Los vendedores y oficinistas, tomados como grupo, permanecerán estables en torno al 28.8 por ciento del empleo total. Los trabajadores especializados aumentarán su cuota, confirmando la tendencia a estabilizar un núcleo duro de obreros manuales en torno a los oficios.
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