Griegos y Barbaros

Griegos y bárbaros.

El texto se centra en las pocas apariciones que ha tenido la palabra “bárbaros” dentro de la historia griega. Tomando de partida los pasajes de Tucídides, el autor llega a entender que el término bárbaro no es un tema altamente desarrollado en su obra.

Se comienzan a analizar los hechos históricos que pudieron marcar una separación entre civilizaciones, como los griegos se dieron ese nombre para definirse y como también crearon un segundo término en donde pudieran englobar todo lo que representaba ser “no-griego”, para esto prosigue enumerando algunos ejemplos, como los de Homero. Ciertos indicios apuntan a que desde finales del siglo VIII y comienzos del VII la conciencia de unidad dentro de la diversidad va siendo cada vez más explícita para los griegos. Sin embargo, se carece de ejemplos para demostrar estos puntos por la falta de material.

De igual manera, aparece otro término que parece ser la palabra no abreviada para “bárbaros”, esto como una forma de clasificar a los pueblos con los que tenía estrecha relación, pero existía la diferenciación fonética en su lengua. A partir de este uso se podría dar la oposición entre bárbaros y griegos.

Prontamente, otros autores comenzaran a hacerse de este antagonismo entre lo griego y no-griego, y, sin embargo, las menciones antes de esto son muy escasas.

Aun con la existencia de pueblos bárbaros y griegos al mismo tiempo, las civilizaciones tuvieron notables retrasos que los caracterizaron, como la iniciación en la piratería.

El texto está plagado de ejemplos en los que el autor trata de entender el comienzo de esta civilización de gran importancia, como los grandes personajes que en la actualidad conocemos por “griegos” en su época se disputaban un término generalizador para lo que se estaban convirtiendo, no obstante, los vestigios de este proceso son pocos, impidiendo un mayor entendimiento.

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