Grito De Cordoba
Enviado por mateo00023 • 29 de Julio de 2013 • 2.364 Palabras (10 Páginas) • 625 Visitas
La rebelión estudiantil de 1918
en Córdoba, Argentina
Raquel Tibol
"Grito de Córdoba", "Insurrección de Córdoba", "Rebelión de Córdoba". Con diversos nombres, el movimiento iniciado por los estudiantes de la provincia argentina en 1918, fue señalado en mayo de 1968 como el antecedente más legítimo de las inquietudes de los estudiantes en Francia y en otros países de Europa, al punto que el diario Le Monde le dedicó, el 11 de mayo de 1968, un artículo editorial en el que se afirmaba que la agitación parisina de ese año había nacido hacía cincuenta años en la tierra de Domingo Faustino Sarmiento. La importancia de aquellos sucesos de Córdoba puede medirse por el hecho de que cada vez que en algún país se han planteado los problemas de las reformas universitarias, nunca ha dejado de evocarse la plataforma expuesta por Deodoro Roca y sus compañeros, cuando se trató de renovar a un rector, el doctor Nores, que sostenía una concepción anacrónica de la universidad como institución, como servicio y como estructura.
Rica es la bibliografía sobre aquel acontecimiento: estudios históricos, antologías de documentos, ensayos analíticos. Entre quienes de él se ocuparon se cuentan: José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, Aníbal Ponce, Héctor Agosti, Juan Marinello, Ernesto Giudici, Carlos Rafael Rodríguez, Jorge Thénon y otros.
A los veintiocho años de edad, el doctor en Leyes y Jurisprudencia Deodoro Roca era miembro del Comité Córdoba Libre, desde el cual emergió como líder principal del movimiento de reforma universitaria de los estudiantes cordobeses. Él escribió el Manifiesto liminar lanzado el 15 de junio de 1918, y fue de los primeros que supo establecer la diferencia medular que existe entre "poder estudiantil" y reforma universitaria. Para concretar sus ideas en las etapas siguientes le sirvió una carta que el 20 de agosto de 1918 le envío Leopoldo Lugones, en la que el ya famoso poeta se definía a favor de la "toma de posesión de la universidad por sus dueños naturales y legítimos; de tal suerte que la eliminación del rector debía ser un resultado directo del esfuerzo estudiantil y las reformas pertinentes una nueva aceptación por el Congreso de las resoluciones tomadas por la reunión que celebraron aquéllos con dicho fin".
1918
Los reparos de Lugones con respecto al movimiento estudiantil comenzaron cuando el gobierno intervino. Decía la carta:
Supe de una manera fehaciente que los estudiantes habían decidido entregar la solución del asunto al Poder Ejecutivo Federal sobre la base de una nueva intervención, y como a mi entender esto comportaba el fracaso moral del movimiento, decidí no preocuparme más de él. Ha de saber usted que yo había dicho reiteradamente a mis visitantes universitarios: no creo en la buena fe de los políticos y por esto si ustedes entran con ellos en tratos, yo dejo de estar con ustedes dado que ya no sería sino instrumento de una maquinaria manejada por los políticos. Los políticos no saben otra cosa que hacer política y la hacen con todo, y sobre todo con la buena fe y el entusiasmo ajenos. Sus servicios son siempre de toma y daca, y además en forma leonina que no excluye, por otra parte, la felonía más audaz en cuanto deja de convenirles el negociado. Fuera de esto no veo lo que tenga que hacer en el asunto el Poder Ejecutivo Federal para quien concluyó la ingerencia con la elección del rector, cuya realidad es indiscutible; dimanando de esta circunstancia, precisamente, la importancia del movimiento estudiantil que sólo así sale o resulta revolucionario; pues lo otro constituye una superchería leguleya que rebaja nuevamente la cuestión. Entregar el asunto al Poder Ejecutivo Federal es someter la universidad y someterse ustedes mismos a una dictadura extraña de la cual nada bueno podría salir para la libertad de la ciencia y de la conciencia. Un movimiento liberal cuyo resultado depende del Poder Ejecutivo de la Nación es un movimiento gobiernista, cualquiera que sea su aspecto exterior. Su propio éxito, si lo alcanza, no sabría quitarle semejante carácter. Y es lástima. Nores habría caído y la ley se habría modificado por el solo esfuerzo estudiantil, que era lo grande y bello de la causa, como resultaba tan fácil verlo y como yo se los dije con insistencia indicándoles no pocos —y decisivos— recursos conducentes a dicho fin. Ahora todo se reduce a una nueva intervención y un nuevo rector que en vez de ser beato —¡y todavía!— resultará un pelmazo. Y Nores no se habría ido por el esfuerzo estudiantil sino al impulso de un empujón gubernativo.
No estoy dispuesto a ser colaborador del gobierno en una obra que no le concierne, a no ser para descaracterizarla y empequeñecerla, como ya se empieza a ver.
Esta carta la hizo pública Deodoro Roca hasta el 5 de octubre de 1930, aclarando que Lugones había sido el primer teórico de la acción directa estudiantil. Hay que recordar que, luego de algunas reformas en los estatutos, la Universidad de Córdoba fue intervenida. El 15 de junio de 1918 se convocó a elección del rector, la cual recayó sobre el candidato reaccionario. Entonces los estudiantes expulsaron a los consejeros del salón de grados, declarando una nueva huelga general. Desde entonces, ese día fue conocido por los estudiantes argentinos y latinoamericanos como "el día del advenimiento de la nueva universidad". En el manifiesto dirigido a "los hombres libres de Sudamérica", los estudiantes señalaban los males que aquejaban a la enseñanza superior y afirmaban: "Nuestro régimen universitario, aun el más reciente, es anacrónico. Está fundado sobre una especie de derecho dividido: el derecho dividido del profesorado." Por ello reclamaban un gobierno estrictamente democrático y sostenían el derecho a darse un gobierno propio y a participar en él. Para Deodoro Roca el designio supremo de la reforma era sustituir al régimen oligárquico por un orden fundado en principios económicos, sociales y políticos que permitan y garanticen el libre desarrollo de la personalidad humana, y acabar con el papel de una universidad que provee a la elite gobernante. Pero reconocía Deodoro Roca que muchos males pudieron evitarse al país si aquella acción común del ’18 se hubiera manifestado organizadamente.
En 1928 el peruano José Carlos Mariátegui advertía que el movimiento de la reforma, el cual había cundido en la nueva generación estudiantil latinoamericana, distaba mucho de proponerse objetivos exclusivamente universitarios y que, por su estrecha y creciente relación con el avance de las clases trabajadoras y con el abatimiento de viejos privilegios económicos, no podía
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