Guzmancismo

En Venezuela muchos fueron los personajes de gran envergadura política que vehementemente intentaron transformar la estructura socioeconómica del país, motivados en parte, por una convicción personal, así como también por el interés de dejar huellas imborrables en el ideario nacional mediante proyectos que favorecen gran parte de la colectividad social. Tal es el caso de Antonio Guzmán Blanco, el “Ilustre Americano”, quien tuvo la oportunidad, durante más de quince años, en la última parte del siglo XIX, de influir determinantemente sobre el rumbo del país. Es de reconocer que su trayectoria política estuvo marcada por una fuerte influencia ideológica liberal que, definitivamente, moldeó su proyecto de país. Era el progreso, junto a una virtuosa visión futurista, ejes fundamentales de su pensamiento. Cuando llega al poder en 1870 implanta una serie de medidas tendentes a modernizar el país, y especialmente a Caracas, ciudad a la cual Guzmán intentó impetuosamente darle cualidades parisinas.

Construcción de vías de comunicación

Son las vías de comunicación ejes de vital importancia para comprender el desarrollo de la política Guzmancista. Con ello generaría por una parte mayor fluidez en el traslado de productos agrícolas desde el interior hacia Caracas, y por otra parte, fortalecería el poder central del Estado. Asimismo, en un contexto dominado por el desarrollo del capitalismo y el creciente negocio de la industria ferrocarrilera, el “Ilustre Americano” no hubo de esperar los estudios de factibilidad para constatar la necesidad de crear una red ferroviaria en el país.

Por tal motivo, conforme a la visión liberal y progresista de Guzmán Blanco, surge la presencia del ferrocarril como principal elemento de desarrollo y modernismo de la época. He allí la impetuosa consideración que se realizará en este apartado al respecto del ferrocarril en el período guzmancista. Las condiciones económicas del país, aun cuando no eran las mejores, se encontraban ávidas de nuevas formas de organizar la dinámica del transporte y traslado de los individuos y los objetos. Era evidente además la existencia de cierto capital excedente que, en definitiva, resultaría beneficioso para llevar a cabo tales proyectos.

El proceso que se desarrolló a partir de la existencia de capital excedente. Dispuesto a explorar nuevas áreas para la inversión, permitió definir una política dirigida a crear condiciones para el

progreso en los países receptores del capital. Se conformó así una convergencia de coyunturas que daría impulso al proyecto.

En el vocabulario del siglo XIX eso significaba romper las estructuras que apuntalaban el atraso y fundar las bases del progreso ¿Cómo?, mediante la aplicación de una fórmula que

parecía tener atributos mágicos: capital, ferrocarriles e inmigración (González Deluca. M., 2001, p. 22).

Así pues, es importante acotar que la táctica política y por tanto la fortaleza de régimen guzmancista estaba en el siguiente trinomio mágico: capital, ferrocarriles e inmigración. De acuerdo con esos tres elementos destacados por González Deluca (ídem) iba Guzmán a consolidar un gobierno, sobre todo a finales del septenio y principios del quinquenio, con amplio umbral de posibilidades en lo concerniente al desarrollo del país, auspiciados por una amplia inversión extranjera.

Un nuevo elemento clave de esa expansión fue la inversión ferrocarrilera, no sólo porque la construcción y operación de ferrocarriles dio un impulso esencial a la nueva estrategia de

expansión del capitalismo, sino porque también representó una pieza fundamental en la estrategia de cambio que comenzó a definirse en América Latina (González Deluca M., 2001).

No obstante, durante el septenio fue poco lo que se logró a nivel de inversión extranjera, sobre todo en lo relativo a obras de infraestructura, principalmente 55-66, 2009.

la construcción de vías férreas. Tales obras quedaron enmarcadas como meros proyectos. En definitiva faltó una contundente acción política de ejecución.

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