HISTORIA ECONOMIXA

A través de la serie “¿Hay democracia en Ecuador?” he estado analizando las características que definen a un régimen como democrático frente a la realidad de nuestro país. Como he mencionado en anteriores artículos, este ejercicio pretende ensayar una suerte de caracterización del régimen de la revolución ciudadana. Son cinco los parámetros que ciertos sectores de la academia utilizan para estudiar a los regímenes contemporáneos: sociedad civil, sociedad política, estado de derecho, aparato estatal eficiente y sociedad económica.

En esta sexta entrega me referiré a la quinta y última característica, sociedad económica. La sociedad económica trata un punto medular para las democracias, esto es, el papel que juegan el estado y el mercado como actores económicos. La teoría señala que estos actores deben coexistir ya que no se puede hablar de democracia cuando el estado ha cooptado las funciones económicas que el mercado debe cumplir y viceversa. Tampoco se puede hablar de democracia cuando el estado asfixia al mercado sin dejar que éste se desarrolle y permita el progreso económico de un país. De igual manera sucede cuando el mercado permite que ciertos actores económicos utilicen al estado para beneficiarse ilegítimamente a costa del resto de la sociedad.

En este sentido, el estado debe garantizar un sistema económico que conduzca a la igualdad de oportunidades para todos y a la creación de fuentes de trabajo y de riqueza que permitan la movilidad social. Debe ser un estado institucionalmente fuerte que apoye la creación y expansión del mercado a través de tres medidas principales: la definición y aplicación de reglas para la actividad productiva, el apoyo a la operación y el desarrollo continuo de la empresa privada, y la intervención en los momentos de fracaso del mercado.

Hacia la parte final de mi anterior artículo, preguntaba precisamente que es importante plantear la discusión de cuál debe ser el rol del estado en la economía. Este es un tema cuya discusión empezó siglos atrás y sobre el cual aún no existe consenso mundial, continuamos debatiendo si debe haber más estado o más mercado. En el Ecuador, las autoridades ya tienen una respuesta, en el socialismo del siglo 21, el estado no solo que debe cumplir el papel de regulador, sino que además debe ser el principal actor económico. Estamos viviendo una peligrosa combinación de lo que este reportaje de la revista El Economista denomina como “capitalismo de estado”, junto con una política sistemática de asfixiar al sector privado con regulaciones que impiden su óptimo desarrollo.

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