Habitar poéticamente la arquitectura

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Habitar poéticamente la arquitectura

Autor1

1Diego Herrera Ilse Alejandra

Ia.diegoherrera@ugto.mx1

Resumen

El objetivo del presente ensayo consiste en aclarar los alcances que obtendré en el Verano de la Ciencia, pues, en el tema a investigar queremos entrar en una aproximación entre un Habitar poéticamente y la Arquitectura. Apoyándonos en Heidegger y su artículo "Poéticamente habita el hombre", la intención es fundamentar por qué la arquitectura cabe en la poética.

Palabras clave: Arquitectura, poética, Heidegger, lenguaje.

Subtítulo

Pareciera que conciliar el habitar, con el ser humano y con lo poético es una tarea metafísica, una consigna que se resuelve únicamente en el plano teórico de la filosofía. Entonces nos preguntamos con Heidegger ¿de qué modo el habitar humano puede estar fundado en lo poético?, se nos hace que esto sólo puede admitirlo el que está al margen de lo real, como objeto y no como presencia. Se le está dando una dimensión muy distinta al habitar, pues como pronuncia Hölderlin: "poéticamente habita el hombre", no significa que lo poético sea un ornamento de la palabra, más bien hay primordialmente un poetizar, y así permite que el habitar recupere su esencia, ya que éste es un rasgo fundamental del estar "poetizar es propiamente dejar habitar", aún más, poetizar es saber escuchar, dado que hay una instancia misteriosa del lenguaje que precede a todo quehacer humano, y por lo tanto se expresa con anterioridad al habla. Heidegger lo manifiesta bellamente en el ensayo anteriormente mencionado planteando que el ser humano por esencia es un ser “sin patria”, un ser apatriado, condenado a vivir en la intemperie y por ello vive en constante búsqueda. Necesita vivir buscando algo a lo que aferrarse, necesita vivir construyendo lo propio, edificándolo, vivir labrando su cultura. Pero esta cultura se construye habitando.

Sin embargo, antes de seguir ahondando es importante saber que entendemos como habitar poéticamente, detenernos a preguntarse si cada elemento arquitectónico se habita diferente, o todos se habitan de la misma forma, ¿La experiencia de la arquitectura tiene que ver con la singularidad del objeto, o no? Aquí es importante recalcar que independientemente del objeto, las obras arquitectónicas quieren hacer piezas distintas, tocando la poética de lo singular creando una dimensión del espacio más íntimo, habitando del mismo modo, aunque el objeto sea distinto.

Pareciera que poder definir un habitar poéticamente en la arquitectura es más presencia que objeto, saber que de la única manera que conoce el hombre para entenderse es mediante una experiencia estética del lenguaje, pues me atrevo a postular que solo a través de la experiencia estética se puede percibir y traer testimonio al mundo, la filosofía empírica afirma que todo conocimiento proviene de estas experiencias, por otro lado, el discurso poético no es proporcional porque no se afirma ni se niega nada, aunque todo poema o en este caso, espacio arquitectónico es una mímesis o representación de la realidad porque siempre parte de esta y nunca totalmente de la imaginación pura. La edificación hace presente "algo" como "verdad", y en tanto que obra de arte, "preserva la verdad", con todo lo anterior quiero decir que, el propósito de habitar a través del lenguaje no es ofrecer una explicación sobre la obra, sino ayudar al hombre a volver hacia un habitar auténtico.

¿Todo esto como cabe en la Arquitectura?

No se trata solo de arquitectura, sino de todo lo que la envuelve. La arquitectura es una expresión social del ser humano y debe estar hecha para este mismo, no puede expresar majestuosidad si el pueblo no se siente así, pues tiende a dirigir todos los sentidos simultáneamente puesto que relaciona y proyecta significados, trae al mundo un contacto más íntimo con el cuerpo, es ir, y tocar con la mente. Los arquitectos posmodernos actuales se han olvidado de que los arquitectos no son dioses. Olvidar la realidad tangible y banal de la arquitectura nos lleva a una arquitectura que carece de sentido, pierde su verdadera razón de ser. Un sentido de melancolía yace bajo toda experiencia conmovedora del arte; el pesar de la temporalidad inmaterial de la belleza, pero ¿es posible habitar en la inmateria?

La inmateria es el campo del pensamiento, lo que no se manifiesta en el mundo tangible, lo construimos con cada idea, en cada proceso de inteligencia que crea una esencia, y se crea una forma, pero algo se queda ahí, en la mente, y una vez construida, lo habitamos cuando lo cuestionamos. Es el poetizar el que recién trae al humano a la tierra, a ella, y trayéndole así al habitar, Louis Kahn dice, que la arquitectura es cuando el hombre no existe, me atrevo a postular lo contrario, la arquitectura solo existe cuando el hombre la habita. En su ensayo El origen de la obra de arte, Heidegger toma un importante ejemplo del ámbito de la arquitectura, que usaremos como nuestro ejemplo más simple para desarrollar este sentido fenomenológico del habitar.

Este pasaje dice; “Un edificio, un templo griego, no copia nada. Simplemente está ahí, se alza en medio de un escarpado valle rocoso. El edificio rodea y encierra la figura del dios y dentro de su oculto asilo deja que ésta se proyecte por todo el recinto sagrado a través del abierto peristilo. Gracias al templo, el dios se presenta en el templo. Esta presencia del dios es en sí misma la extensión y la delimitación del recinto como tal recinto sagrado. Pero el templo y su recinto no se pierden flotando en lo indefinido. Por el contrario, la obra-templo es la que articula y reúne a su alrededor la unidad de todas esas vías y relaciones en las que nacimiento y muerte, desgracia y dicha, victoria y derrota, permanencia y destrucción, conquistan para el ser humano la figura de su destino. La reinante amplitud de estas relaciones abiertas es el mundo de este pueblo histórico; sólo a partir de ella y en ella vuelve a encontrarse a sí mismo para cumplir su destino.

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