Historia Cabus FCM 730
Enviado por lmcarba • 14 de Junio de 2014 • 466 Palabras (2 Páginas) • 454 Visitas
Una de mis pasiones, además de la informática, son los ferrocarriles, y en esta ocasión no podría dejar pasar la oportunidad de hablar del cabús FCM 730, que ciertamente si él pudiera hablar, tendría mucho que contarnos, sobre todo a los apasionados del tema.
El FCM 730 nació en los talleres de Apizaco por allá de diciembre de 1950, esto se puede constatar por 2 razones: la primera, es que todas las unidades que forman parte de un tren, sea de carga o de pasajeros, tienen anotado por ambos lados la fecha de construcción del mismo, la segunda es que este cabús corresponde a una serie que se construyeron, aquí en Apizaco entre 1935 y 1950, año en que se terminó al FCM 730. Cabe hacer mención de que este diseño fue obra de Don Leocadio Camacho Vázquez quien ingresó en el año de 1915 a laborar en el taller del Ferrocarril Mexicano, y gracias a su ingenio y perseverancia, al ascender a maestro constructor de carros, sugiere a los funcionarios de dicha empresa, que se construyan cabuses de acero, pues los de madera ya no prestaban el servicio requerido. Así en 1935 con personal de los talleres de Apizaco, se construyen los cabuses FCM 711 al FCM 716 y después, en 1936, del FCM 717 al FCM 722. Estos cabuses al construirse costaban $18000 de la época, mientras que un cabús costaba importarlo $45000 dólares a la Compañía del Ferrocarril Mexicano. Además de los cabuses se construyeron 12 coches de pasajeros de 2ª clase y 14 coches de 1ª clase.
El FCM 730 estuvo asignado al tren denominado “Expresero” que hacía un viaje redondo a México y Esperanza, estando como tripulación los señores Rodolfo Martínez como conductor, Ruperto García M. , José L. Romero y Mariano Dávila como garroteros.
La última reparación que se le hizo al FCM 730, fue aquí en Apizaco en septiembre de 1981 y fue asignado al ramal de Puebla en trenes de carga. El último conductor a cargo de este cabús fue el señor Remedios Salvatierra Badillo. Tiempo después, el cabús fue acondicionado como oficina telegráfica, pues la oficina del telégrafo en la estación de Apizaco, se había incendiado y el FCM 730 sirvió como telégrafo para el ferrocarril por varios años más.
Como ya no prestaba seguridad para el servicio ferroviario, después de servir como oficina telegráfica, el FCM 730 terminó como cuarto donde se almacenaban los casilleros de los trabajadores trenistas hasta que al ser privatizado el ferrocarril, se decidió desmantelarse quedando como una auténtica pieza de historia del Ferrocarril Mexicano. Durante un tiempo, se mantuvo en el parque de la ciudad y actualmente lo podemos apreciar en la calle Álvaro Obregón, en la Colonia Ferrocarrilera, casi frente a la Iglesia de Cristo Rey de nuestra ciudad modelo Apizaco.
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