Historia De Amor
Enviado por AylinAlvarez • 11 de Enero de 2015 • 6.594 Palabras (27 Páginas) • 194 Visitas
Era una mañana de sábado, soleada, como cualquier otra. Hermosa, iluminada, había pájaros por todas partes.
Y ahí estaba yo, Aylin Álvarez; me sentía aturdida, triste, vacía, tenía esa sensación de tener un agujero en el pecho. Miraba a tanta gente a mi alrededor y lo único que pensaba era ¿porque yo? ¿Porque soy la única que se siente así? ¿Acaso el dolor era para siempre? ¿Es que nunca se iba a acabar?
El solo hecho de pensar lo que había pasado el otoño pasado cuando mi novio--ahora ex novio-- Marco Sánchez me había dejado por que el ya no me amaba, me hacía estremecer. No me había percatado de que ya estábamos en primavera, se me habían pasado los meses sin que yo estuviera consciente de eso. No recuerdo nada de lo que pude haber hecho en los últimos meses. Mi padre Saúl Álvarez y mi madre Carla Álvarez me habían cuidado y supongo que debieron de estar muy preocupados por mi “conducta” desde el otoño pasado.
Estaba acostada, pero tenía mi mente en blanco no sabía qué hacer, me levante. Baje las escaleras a “desayunar” aunque no sé si de verdad lo hacía. Miré a mis padres, los observaba muy cuidadosamente, me había olvidado de lo hermosa que era mi madre, una mujer alta, delgada, piel blanca, unos labios finos y rosados; y mi padre alto, piel morena, bigote, era guapo. Estaba demasiado aturdida, no sabía si saludar o quedarme ahí parada; entonces me arme de valor y por fin salude.
Buenos días- dije con un hilo de voz. Sentía sus miradas sobre mí no podían creer que yo estaba hablándoles, estaban realmente sorprendidos.
Eh… hola hija- inquirió mi padre sorprendido. Pude notar la sorpresa en el rostro de mi madre pero seguía ahí boquiabierta , hasta que por fin dijo:
Aylin. ¿Cómo estás? ¿Dormiste bien?- dijo mi madre son sumo interés.
Eh…- dude- sí. De hecho tuve una noche sorprendente- dije entrecortadamente.
El silencio se hizo y de pronto solo se escuchaba el sonido de los tenedores raspando el plato. Me sentía bien, aunque todavía sentía ese agujero en el pecho pero el aturdimiento ya no. ¿Estaba yo soñando? De pronto mi padre dijo algo interrumpiendo así mis pensamientos:
¿Tienes algún plan para hoy? – pregunto mi padre con curiosidad
No. Bueno estaba pensando en ir a visitar a luisa Rodríguez – inquirí. Pude notar sus expresiones pero seguían sin decir una palabra – no les importa si salgo ¿verdad? – Proseguí – creo que me hace falta salir un rato—dije con un hilo de voz. —
No! Claro que puedes salir—repuso mi madre.
Aylin. Yo creo que es una buena idea.-
Al terminar de comer recogí la mesa y lave los trastes. Me metí a bañar.
De camino a casa de luisa Rodríguez, iba viendo el camino y note que todo había cambiado, las calles, los letreros, todo. Al llegar a casa de luisa ella ya estaba afuera esperándome. Al parecer mis padres le habían avisado que iría para allá. Me había olvidado de lo hermosa que era luisa, tenía unos ojos color negro perfectamente delineado, los labios grandes y carnosos, su piel blanca como la cal, una figura sumamente escultural, tenía esa sonrisa traviesa pero cautivadora, era de verdad hermosa.
¿Aylin? ¿De verdad eres tú? Wow que, que sorpresa—dijo interrumpiendo así mis pensamientos. Su voz era realmente hermosa, tenía ese tono como de campanillas.
Sí. si soy yo. o eso creo—dije casi para mí misma. —Wow como has cambiado – inquirí – en fin ¿cómo has estado?
Bien. Bien de hecho súper—repuso – y bien ¿qué te trae por aquí?—
Nada solo quería, o más bien tenía ganas de verte—repuse—espero no haberte interrumpido.
No. Solo estaba con mi primo. —dijo apuntando hacia la puerta—estábamos a punto de ir a ver una película--.
O. lo lamento. Si quieres puedo venir otro día.-- dije con un hilo de voz .
No. De hecho ¿quieres venir?—dijo entusiasmada.
Eh. —dude—claro, creo que será divertido. —repuse finalmente. claro divertido, dije para mis adentros. Escuche a luisa gritarle a su primo para que viniera.
-Aylin, te presento a mi primo Juan Vázquez. —inquirió
Hola. Encantada de conocerte. —repuse un poco enrojecida.
Igualmente.—dijo Juan igual que yo un poco apenado y enrojecido. Nos estrechamos la mano y nos quedamos así durante unos instantes.
Juan era sorprendentemente guapo; tenía unos ojos color café dorado, era alto, tenía unos músculos que a cualquiera dejaban sorprendidos , tenía una piel pálida pero hermosa, una sonrisa que te dejaba suspirando, era realmente guapísimo.
Bien vámonos. —inquirió luisa interrumpiendo así mis pensamientos. Caminamos hacia mi coche ya que el de Juan estaba por algún lugar de Canadá con su padre. Me miraron boquiabiertos al ver mi coche.
Wow! Tienes un porshe 911 turbo. —inquirió Juan muy sorprendido.
¿Aylin de verdad es tuyo?—repuso luisa.
Sí. Me lo regalaron en navidad. —inquirí. No había dado cuenta que tenía un coche hermoso, uno de los más nuevos, con una velocidad sorprendente, un color amarillo encendido, era precioso; puesto a que no había estado “muy consciente” que digamos no me había percatado del coche que tenía en mis manos.
¿Puedo manejarlo?—dijo Juan. Como negarme a esa mirada y a esa sonrisa.
Claro. —repuse.
En el camino hacia el cine íbamos cantando, y en casi todo el camino Juan y yo nos mirábamos. Al llegar al cine nos concentramos en la película; vimos la de crepúsculo, la cual era una historia de amor, fantasía, y acción. Al término de la película nos fuimos a casa de luisa. Al llegar a casa de luisa ella se metió a dormir porque estaba demasiado cansada, nos quedamos Juan y yo solos. No podía creer lo que yo estaba sintiendo, parecía que el agujero de mi pecho había desaparecido, era como si jamás hubiera existido, ese dolor, como si jamás me hubieran roto el corazón el otoño pasado.
Y bien. ¿Piensas volver a venir mañana?—pregunto Juan. Me miraba para ver cuál era mi expresión.
Sí, claro. —repuse.
Y, ¿vives cerca? —pregunto curioso Juan.
Si, vivo a 20 min de aquí. —inquirí. El enarco una ceja.
Valla jamás había oído hablar de ti. —inquirió.
Bueno, no soy muy social que digamos. —repuse. Él se quedó pensativo como si intentara acordarse de algo. El silencio se hizo hasta que por fin dijo:
O. ¿tú no eras la novia de Marco Sánchez? — Me quede helada, no sabía que contestar, de pronto sentí el agujero en el pecho, sentía un nudo en la garganta. Él se dio cuenta de mi reacción y comprendió que me lastimaba hablar del tema o escuchar su nombre.
Sí. yo era su novia. —inquirí.
...