Historia De La Arquitetura

El modernismo en la arquitectura tiene un significado internacional, y toma un perfil duro en contra de la historia, que dice, que solo sirve para copiar; con internacional nos referimos a que se construye de igual manera en cualquier parte del mundo sin tomar en cuenta el entorno. Se hace referencia a la mimesis, esta consiste en una búsqueda de imitar la naturaleza.

En esta época surge toda una generación de arquitectos que buscan, en conjunto, darle un nuevo significado a la arquitectura, aprovechando los nuevos materiales y tecnologías con los que cuentan, dejando de lado los antecedentes históricos de la misma, evitando así copiar del pasado, aunque todos los edificios de esos tiempo se hacían de una forma muy similar en cualquier parte.

Espacio y antiespacio, lugar y no lugar en la arquitectura moderna.

Estos conceptos, espacio y lugar, tienen una relación muy estrecha entre sí, ya que el espacio es el delimitante de a la forma, y la forma es lo que contiene el espacio, estas formas pueden ser muros, calles, avenidas, etc.; esto juega un papel muy importante en la arquitectura.

Pero por otro lado encontramos el antiespacio, que son aquellos destinados únicamente a un uso transitorio e inmediato, que nos lleva a un espacio, por ejemplo, los aeropuerto o los centros comerciales; y el no lugar, que corresponde a aquel espacio en el que se desea permanecer por el menor tiempo posible y nos aleja de la realidad, por ejemplo, los aviones.

Se puede hablar también de un ciberespacio, que viene siendo el que toma lugar en las computadoras, en la Internet, etc.; que también es llamado espacio virtual ya que realmente es inexistente, aunque cada vez más gente hace uso de él.

El racionalismo como método de proyectación: progreso y crisis.

El racionalismo se basa en que la forma debe estar antecedida por una función, que es la que determinara el resultado de la misma. Aquí los arquitectos rechazan rotundamente la ornamentación, los símbolos, etc. Como el ejemplo más claro tenemos a Adolf Loss, que decía que la ornamentación era un delito.

Esta corriente es poseedora de muchas críticas negativas, como que la función debe de seguir a la forma, esto lo menciona Robert Ventura en su libro “Complejidad y Contradicción en la Arquitectura”; aunque aun en estas fechas, se siguen utilizando técnicas en el diseño que son meramente racionalistas.

Podemos decir que existen varios tipos de racionalidad, la analítica, la concreta, la dialéctica y la histórica. “La forma es resultado de la función”, uno de los principios básicos en que se basaba la búsqueda de la utilidad, donde coinciden el racionalismo y el funcionalismo.

Se buscaba tener una arquitectura con un compromiso único con ella misma, y con las necesidades que debía cubrir, creando así formas más limpias, y transparentes. La modernidad se puede distinguir como la oposición a la expresión.

Se llega al momento en el que el racionalismo es ya un movimiento trascendental, denominado movimiento moderno, y que termina por ser solo la culminación de los manifiestos de arquitectos como Adolf Loos, Le Corbusier o Mies van der Rohe. La arquitectura está directamente ligada a la racionalidad. Se dice que el Modulor de Le Corbusier representa la búsqueda de la armonía por medio del racionalismo.

La expresión de la arquitectura después del movimiento moderno.

En los últimos años del siglo XIX comienza una nueva época en arquitectura, donde nacen nuevos materiales y técnicas de construcción, pero además de eso, los edificios empiezan a contar con servicios como los ascensores y el drenaje. Sin embargo en las últimas décadas, podemos observar un antirracionalismo y antifuncionalismo, propuesto por el postmodernismo, donde se retoma la tradición e historia de la arquitectura pasada, basándose muchas veces en una forma inicial dada.

A partir de los años cuarenta, los arquitectos buscan nuevamente el sentido de la expresión, la comunicación y la monumentalidad de los edificios, haciendo uso del color y la plástica, entre otros elementos más, pero conjugados con las tecnologías nuevas en la edificación. Como Nicolas Le Camus de Mecieres, que buscaba lo irracional y causar una seria de sensaciones a través de elementos como la luz y el color; además estableció diferentes tipos de carácter como el distintivo, el esencial, el ideal y el imititavo. Un ejemplo de la búsqueda de la monumentalidad lo encontramos en la Ópera de Sydney, de Jørn Utzon.

El “tipo” es la forma básica común de la arquitectura, la idea geométrica; y el “modelo” es aquello que se va repitiendo. Se habla de tipos ideales, por Max Weber, donde se tienen como obras modélicas a la Ville Savoir de Le Corbusier, el Pabellón de Barcelona y la

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