Historia De La Astrologia
Enviado por • 24 de Marzo de 2014 • 4.517 Palabras (19 Páginas) • 420 Visitas
La astrología como ciencia eterna está presente en el transcurso de los siglos. Es fácil, muy fácil, encontrarla a través de la historia y en todo momento.
En ocasiones a la vista de todos; en algunos periodos oculta, sin embargo su presencia es no sólo constante, sino fundamental en el desarrollo de la humanidad.
En el comienzo su ayuda fue inestimable para que los hombres obtuviesen un mejor aprovechamiento de las cosechas. Las grandes decisiones de reyes y emperadores no se tomaban sin consultar a las estrellas, no se podía entender la medicina sin su valioso apoyo.
En un viaje sin fin llega a los días de hoy, donde el doliente espíritu humano obtiene conocimiento y alivio a través de ella, en su día a día.
La astrología como toda gran ciencia, es humilde, y aún estando hoy puesta en tela de juicio por muchos, que en su mayoría la desconocen, es como el cielo, como el Sol que nos da vida todos los días, como la Luna que nos acompaña en el sueño a todos por igual. Nos aportan sin miramientos sus más preciados dones sin esperar nada a cambio.
Sirva esta pequeño “viaje” a través de la historia no sólo como un conocimiento cultural sino como un homenaje a todos aquellos hombres que se expusieron a la mofa, o a la soberbia intelectual de los que no quiere ver más allá de sus estrechos límites.
Los astrólogos pudieron ver en la grandeza de los cielos un mensaje hermoso que habla de la perfección del Universo.
Como es lógico en esta breve reseña faltan innumerables nombres que han dado vida a la ciencia de los astros. Es tan sólo una mención a un grupo de personas conocidas que sirven como guía a través de los tiempos.
A ellos, a los que faltan y a los que no fueron conocidos el merecido agradecimiento de los que con toda humildad recogemos en estos tiempos el valioso testigo de su entrega.
LOS CALDEOS (XVIII a.C. hasta el VI a.C.)
Localizados en el actual Irak
Descubrir los orígenes de la astrología es una misión a todas luces imposible.
En los primeros albores de la humanidad el homínido seguramente ya miró al cielo sintiendo dentro de él toda una serie de sensaciones, emociones; consciente de una grandiosidad que escapaba a su control y que generaba las condiciones cambiantes del mundo en el que vivía.
No obstante los primeros datos con los que se cuenta de una observación consciente y controlada de la astrología nos remiten a los Caldeos. Pueblo que reside en Mesopotamia , situada entre los ríos Tigris y Éufrates. Su nombre es de origen griego y significa ‘entre ríos’. Babilonia es su capital, mil y un destellos de leyenda, mitos e historia nos evoca esta ciudad, que hoy en día y como Irak vuelve con fuerza a la presencia de todos.
El pueblo caldeo era principalmente agrícola por lo que no es de extrañar que la observación de los astros fuese un elemento más en su labor productiva. La frecuencia repetitiva de los procesos de la naturaleza ofrece un medio para establecer pautas en la observación de los astros.
· Sargon el Antiguo. S.III a.C Rey de Mesopotámia al que se le atribuye el texto de la “Iluminación de Bel” en el que se encuentran tablas sobre las posiciones de los planetas. Por esta obra se conoce que estudiaban los cinco planetas clásicos más las luminarias y en especial a las estrellas Siro, Antarés y Régulo. Conocían también la regularidad cíclica de los eclipses de Luna.
LOS MAYAS ( V a.C hasta el IX d.C)
Localizados en la península mexicana del Yucatán y zonas de lo que hoy es Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice.
Los estudios sobre los astros que realizaron los mayas son extraordinarios.
Su observación del movimiento de los cuerpos celestes se basaba en la concepción cíclica de la historia, y sus acertadas predicciones hablan de su excelente conocimiento de la influencia de los astros sobre la tierra.
Como ejemplo, su calendario solar es aun hoy en día más preciso que el que utilizamos actualmente .
Su dominio de la astrología les lleva a crear sus ciudades con una orientación respecto al movimiento de la bóveda celeste. Edificios que en un ejercicio de destreza prodigiosa fueron orientados con el propósito de escenificar fenómenos celestes.
El Castillo de Chichén Itzá, es el lugar donde se observa el descenso de Kukulkán, serpiente formada por las sombras que se crean durante los solsticios. Y no acaban aquí las sorpresas: si se cuentan las cuatro escaleras del edificio, suman 365 peldaños, los días del año.
Sus cálculos sobre los ciclos del Sol, la Luna, Venus, y los eclipses han demostrado una exactitud superior a la obtenida por los modernos sistemas actuales.
EGIPTO
La perfecta orientación de las pirámides remiten de nuevo a un conocimiento del Cielo muy por encima de lo que se ha supuesto por la historia más oficial. El cálculo de las fases lunares, ciclos y movimientos planetarios está perfectamente indicado en sus construcciones. Es de resaltar la importancia que se le da a la estrella Sirio.
En las figuras de Hermes Trimegistro e Imhotep podemos encontrar a los sabios y astrólogos más significativos y a quien se le atribuyen las obras de las que se nutren más adelante los griegos.
Hermes Trimegistro. III a.C. (El tres veces grande). Se le atribuyen numerosos textos:
· Liber Hermetis se utiliza por primera vez la cuadratura con un orbe de 8º, que más tarde usarían los árabes.
· Brontologión. Tratado sobre la adivinación a través de los truenos.
· Peri semeion (sobre los signos)
· Latromatemátika. Medicina astrológica.
· La tabla esmeralda
· Liber imaginun ó prestigiorum
Imhotep. III a.C. (vivió hacia el 2725 a.C.), su nombre llega a través de los siglos como médico, astrólogo y constructor del conjunto arquitectónico de Sakkara. Fue divinizado y se convirtió en el patrón de los escribas, científicos, médicos.
Ptolomeo. Tebaida (70 a.C-100 a.C) Aun cuando hablamos de una época posterior no podemos dejar de incluir a un egipcio que atraviesa los tiempos por establecer las bases de la astrología que hoy conocemos. Refunde y recopila los descubrimientos de Hiparco, de los caldeos, de Marino de Tiro en lo referente a las coordenadas de las ciudades, de Doroteo de Sidón y de Manilio entre otros.
Entre sus obras, las cuales han sido reeditadas durante 15 siglos, podemos encontrar:
· El Tetrabiblos
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