Historia De La Torre Eiffel
Enviado por juana1620 • 16 de Febrero de 2013 • 7.142 Palabras (29 Páginas) • 585 Visitas
Enfoque cronológico
La Tercera República y el desarrollo de las técnicas
Fotografía aérea de la Exposición Universal de París de 1889, motivo por el cual la torre fue construida.
Concebida en 1884, edificada entre 1887 y 1889 e inaugurada para la exposición universal de 1889 en París, la Torre Eiffel simboliza hoy en día a un país entero, Francia.
Sin embargo, no siempre fue así. La Torre Eiffel formó parte del escaparate económico del país.
Desde 1875, la Tercera República naciente, que se caracterizó por la crónica inestabilidad política, apenas se podía sostener.
En el gobierno, los partidos políticos se suceden a un ritmo constante. Según León Gambetta, está a menudo formado por ministros "oportunistas", pero cuya obra legisladora puso las piedras de los principios todavía vigentes en el presente: escuela obligatoria, laicidad, libertad de prensa, etc.
The Centennial Tower (la torre del centenario) es el primer proyecto creíble de una torre de 1.000 pies (≈300 metros), imaginada en 1874 por los ingenieros estadounidenses Clark y Reeves para la Exposición universal de 1876 en Filadelfia.
Pero la sociedad de la época pone todavía más atención en los progresos técnicos y en el progreso social. Es esta fe en los beneficios de la ciencia lo que dio origen a las exposiciones universales. Pero desde la primera exposición (Gran Exhibición de los Trabajos de la Industria de todas las Naciones [Great Exhibition of the Works of Industry of All Nations], Londres, 1851), los gobernantes perciben rápidamente que detrás de la puesta tecnológica se perfila una vitrina política, y sería un error no aprovechar la oportunidad. Demostrando su destreza industrial, el país anfitrión muestra su adelanto y superioridad sobre otras potencias europeas, que reinaban entonces el mundo. Bajo esta visión, Francia acoge repetidas veces la Exposición Universal, en los años 1855, 1867 y 1878. Jules Ferry, presidente del Consejo de 1883 a 1885, decide revivir la idea de celebrar una exposición universal en Francia. El 8 de noviembre de 1884, firmó un decreto que establece oficialmente la celebración de una Exposición Universal en París del 5 de mayo al 31 de octubre de 1889. El año escogido no fue al azar, porque simboliza el centenario de la Revolución francesa. París es una vez más el «centro del mundo». Aunque del lado del Nuevo Mundo las cosas evolucionan rápidamente y es al otro lado del Atlántico, en el seno de la joven potencia económica de los Estados Unidos de América, donde verdaderamente nacerá la idea de una torre de 300 metros. En efecto, en el momento de la Exposición universal de Filadelfia en 1876, los ingenieros americanos Clark y Reeves, imaginan un proyecto de un poste cilíndrico de 9 metros de diámetro sostenido por obenques metálicos, anclado en una base circular de 45 metros de diámetro, con una altura total de 300 metros. Por falta de créditos, su proyecto jamás verá la luz, aunque sería publicado en Francia en la revista Nature.
En la misma situación, el ingeniero francés Sébillot saca, en los Estados Unidos, la idea de una «torre-sol» de hierro que alumbraría París. Para ello, se une con el arquitecto Jules Bourdais, quien trabajaba en el proyecto del Palacio del Trocadero para la Exposición Universal de 1878. Juntos, concebirán un proyecto de "torre-faro" de granito, de 300 metros de altura que conocerá varias versiones, el cual competirá con el proyecto de torre de Gustave Eiffel, y finalmente, jamás será construido.
La elaboración del proyecto
En junio de 1884, dos ingenieros de la empresa Eiffel, Maurice Koechlin y Émile Nouguier, jefe de la oficina de proyectos y el jefe de la oficina de métodos, respectivamente, estudian el proyecto de una torre metálica de 300 metros. Esperan poder hacer de ella el centro de atención de la Exposición de 1889.
Este dibujo, realizado el 6 de junio de 1884 por Maurice Koechlin, es el primer boceto de la torre de 300 metros, que más tarde se convirtió en la Torre Eiffel.
El 6 de junio exactamente, Maurice Koechlin realiza el primer croquis del edificio. El dibujo representa una torre alta de 300 metros, donde las cuatro caras curvas están unidas por plataformas cada 50 metros hasta llegar a la cumbre. Gustave Eiffel dice no estar interesado en el proyecto, sin embargo, les concede a los diseñadores la autorización para proseguir con el estudio.
Stephen Sauvestre, arquitecto en jefe de la empresa Eiffel es llamado para colaborar en el proyecto y vuelve a dibujar completamente el edificio para darle otra envergadura: añade un pesado pie de mampostería y une la torre hasta el primer piso mediante arcos, reduce el número de plataformas de cinco a dos, hace del diseño de la torre algo parecido a un faro, entre otros cambios.
Esta nueva versión del proyecto, embellecida con barniz decorativo, es presentada de nuevo a Gustave Eiffel, que en esta ocasión, se muestra entusiasta con el proyecto; hasta tal punto que deposita, el 18 de septiembre de 1884, en su nombre y los de Koechlin y Nouguier, una patente para «una nueva disposición que permita la construcción de pilas y torres de metal con una altura superior a 300 metros». poco tiempo después compra los derechos de Koechlin y Nouguier, para obtener los derechos exclusivos sobre la futura torre que, por lo pronto, lleva su nombre.
El genio de Gustavo Eiffel no reside en la concepción del monumento, sino en la energía que gastó a hacer conocer su proyecto a los gobernantes, a los responsables y al público en general, para poder construir la torre; y, cuando lo logró, en la inversión para hacerlo, que ante los ojos de todos, seguía siendo un simple desafío arquitectoral y técnico o un objeto puramente estético (o inestético según otros). También financió con sus propios fondos algunos experimentos científicos llevados a cabo sobre o desde la torre Eiffel, los cuales permitieron perpetuarla.
Édouard Lockroy, Ministro de Comercio durante 1886-1887 y Comisario General de la Exposición Mundial de 1889, será un ardiente defensor del proyecto de torre de Gustave Eiffel y establecerá un concurso que favoreció al ingeniero.
Primero, tratará de convencer a Édouard Lockroy, el Ministro de Industria y Comercio de ese entonces, para que lanze un concurso que tenga por objeto «explorar la posibilidad de elevar en el Campo de Marte una torre de hierro con una base de 125 m² y una altura de 300 metros». Las modalidades de este concurso, efectuado en mayo de 1886, se parecen tanto al proyecto defendido por Gustave Eiffel que casi se podría creer que fue escrito de su propia mano. Por supuesto, Eiffel no lo
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