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Historia De Las Maquinas


Enviado por   •  18 de Agosto de 2014  •  1.913 Palabras (8 Páginas)  •  347 Visitas

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Introducción

Para hablar de maquinas hay que remontarse hasta los orígenes del hombre porque, desde siempre, lo acompañaron en su evolución en forma de herramientas. Cuando las manos del hombre ya no eran suficientes para realizar alguna tarea, necesitó algún objeto o dispositivo para ayudarse, así nacieron las herramientas.

Si bien las herramientas fueron variando en cuanto a su forma, diseño, tamaño, calidad, hoy en día siguen siendo el principal auxilio con que cuenta el ser humano para realizar su trabajo. Miles de ellas surgieron en esa evolución, empezando por la simple palanca que, sin duda, fue una de las primeras.

Es posible enmarcar cronológicamente los distintos procesos de cambio que realizaron las herramientas desde las primeras y rudimentarias piedras talladas hasta las actuales.

Por eso, en una simple definición, podemos decir que “las herramientas y las máquinas son una prolongación de la mano del hombre”.

Desarrollo

Al hablar de máquinas y herramientas es necesario aclarar que, contando ambas con distintos orígenes, la historia se encargó de unir sus desarrollos y evolución, al punto de existir en la actualidad una dependencia directa de unas con otras, siendo ambas pertenecientes a industrias distintas.

Las herramientas son el medio que permiten al hombre realizar lo que no puede hacer con las manos. El hombre creció, con él también sus necesidades, y con estas aparecieron nuevos utensilios que terminaron en herramientas, cuando de trabajo se trataba.

Las primeras máquinas

Si a esta palabra le agregamos, máquina usada como herramienta, nos tendríamos que remontar al Imperio persa entre 600 y 500 a.C. con los primeros telares textiles porque entonces, se utilizaban rudimentarios tornos alfareros, cuya función era la de poner en una situación giratoria a la pieza a trabajar.

Las primeras máquinas herramientas fueron tornos y taladros muy sencillos cuando el hombre dejó libre sus manos, pudiendo imprimir el movimiento necesario con el pie, mediante el artilugio de pedal y pértiga flexible.

En lo referente a las máquinas, ilustres como el matemático francés Blaise Pascal, con el “Tratado sobre el equilibrio de los líquidos” descubre el principio de la prensa hidráulica; o como el florentino Benvenuto Cellini que construye la primera prensa de balancín o el incomparable Leonardo da Vinci.

Recién a fines del siglo XV, Leonardo da Vinci, en su “Códice Atlántico” realizó bocetos de varios tornos que no pudieron construirse por falta de medios, pero que sirvieron de gran orientación para los próximos desarrollos. Leonardo dedicó mucho tiempo a calcular relaciones de engranajes y formas ideales de dientes. Sumado a esto, la utilización de las novedosas herramientas de acero al carbono, se pensó que ya existían todas las condiciones para un fuerte desarrollo. Sin embargo, hasta mediados del siglo XVII el desarrollo tecnológico fue prácticamente nulo.

El mundo de la mecánica cimentó su desarrollo futuro gracias a los trabajos y estudios de Leonardo. Motores, transmisiones, máquinas herramientas, vehículos mecánicos, o todo tipo de maquinaria que utiliza engranajes aplican los principios de Leonardo, desde el comienzo de sus diseños hasta la fabricación, todos vigentes hasta el día de hoy.

Aparición de la máquina de vapor

El francés Denis Papin, con el experimento de su famosa “marmita”, realizado en 1690, dio a conocer el principio de la máquina de vapor. Poco después, Thomas Newcomen inició la construcción de rudimentarias máquinas de vapor “máquinas de fuego” que fueron utilizadas para achicar el agua en las minas inglesas. Pero, definitivamente, fue James Watt, un joven escocés de 29 años, construyó, bajo su diseño en 1765, las primeras máquinas de vapor de uso industrial.

La máquina de Watt permitió más flexibilidad en la instalación de las máquinas herramientas permitiendo una pronta proliferación de industrias de todo tipo (para la época industrias muy importantes como la textil, naval, construcción, armamentística, ferroviaria, entre otras) lo que provocó el mayor reconocimiento a lo que la historia conoce como Revolución Industrial.

La Revolución Industrial

A la máquina de vapor se le suma una importante mejora en las tolerancias de fabricación, y las primeras herramientas de acero al carbono, la sumatoria de las tres novedades tecnológicas resultan los puntales de los grandes cambios y desarrollos que dieron vida a la Revolución Industrial.

Durante este periodo se produjo el gran desarrollo de un sinnúmero de maquinarias que permitieron un rápido crecimiento del rubro metalmecánico en los países más desarrollados de la época. Gran cantidad de máquinas creadas para el trabajo en madera son mejoradas y reformadas para su utilización con materiales ferrosos. En ese entonces se crearon los tornos totalmente metálicos, tornos de torretas, tornos copiadores, acepilladoras, mortajadoras, taladradoras, pulidoras y fresadoras, entre otros.

Hasta 1850 los ingleses fueron los líderes y prácticamente los únicos fabricantes de máquinas herramientas. A partir de esa fecha se dedicaron, principalmente, al diseño y la fabricación de grandes máquinas, con el fin de dar solución al mecanizado de piezas para los ferrocarriles en cuyo desarrollo estaban comprometidos. Fue a partir de ese momento cuando los americanos se impusieron en el ámbito mundial en la fabricación de máquinas herramientas más ligeras, universales y de producción hasta fines del siglo XIX.

En el momento de mayor desarrollo de la máquina herramienta, el millonario británico Sir Joseph Whitworth desarrolló un método de producción denominado de medidas finas, con el que se obtenían piezas con superficies planas fue quien incrementó el sistema de rosca que lleva su nombre basado en la pulgada que con el tiempo, se convirtió en el “Whitworth estándar británico”.

También se lo conoce por introducir en las máquinas herramientas la caja Norton: una caja de velocidades que permite transmitir la velocidad en la máquina mediante el uso de engranajes reemplazando las poleas.

En 1898, el ingeniero norteamericano Frederick Winslow Taylor “el padre de la industrialización moderna”, incorpora a unos aceros Mushet un porcentual de tungsteno logrando que esta herramienta no pierda su filo al

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