Historia Del Girasol

Girasol

Nathalie Raquel Cruz Bastien 44

Estaba perdidamente enamorada de Helios; su rayo de luz iluminaba mi ser y hacía que mi corazón se llenara de gozo.

Cada mañana él salía y nos miraba a lo lejos; a veces me sonreía y me miraba dulcemente. Yo muy ingenua esperaba que todos los días cayera la tarde y me abrazara con ternura; creía que me amaba. Esto tuvo que acabar al paso del tiempo al darme cuenta de mi cruel realidad.

Una noche, mientras paseaba por los jardines del castillo, vi brotar un destello incandescente de aquellos aposentos; curiosa y un poco emocionada corrí para asomarme por el picaporte, pero mis ojos se cerraron inmediatamente al ver aquel vil y asqueroso acto impuro en aquella habitación.

En el lugar se encontraban mi gran amado y la princesa Leucotea. Ella lo besaba mientras sus piernas rodeaban el torso de él, mientras que él correspondía con una serie de caricias que yo misma había esperado alguna vez.

Tal fue mi rabia que corriendo, gritando y llorando le conté al rey lo sucedido. Al principio incluso se burlaban de mi sufrimiento, pero al ver lo que yo había observado en aquella habitación, mando enterrar a la princesa viva cuando Helios se encontrara en lo más alto.

Arrepentida de mis hechos le imploré al rey misericordia, pero él simplemente me correspondía con un par de monedas para callarme ante la deshonra de la princesa.

De ese día solo recuerdo los gritos de la princesa suplicándole al rey; el sonido de las palas golpeando las montañas de tierra y moviéndose con firmeza cayendo sobre aquel cuerpo tan delicado, mientras que Helios miraba horrorizado aquella escena.

Los demás días fueron escalofriantes; Helios simplemente me ignoraba y yo esperando su perdón lo observaba desde que salía, hasta que se volvía a ocultar. Así fue como los dioses decidieron convertirme en flor. Aquella flor que ve al sol.

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