Historia El Porfirismo
Enviado por tuzojarocho • 19 de Mayo de 2013 • 2.644 Palabras (11 Páginas) • 324 Visitas
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Introducción
Porfirio Díaz Mori es una de las figuras históricas más polémicas de nuestra historia nacional, nació el 15 de septiembre de 1830 y murió desterrado en Francia el 2 de julio de 1915, a la edad de 84 años. En primer término tenemos que admitir que fue un gran patriota, defendió a la patria de la invasión estadounidense de 1846-1848, se unió a los liberales en la Guerra de Reforma para defender la Constitución de 1857, fue uno de los héroes de la histórica Batalla de Puebla (05 de mayo de 1862) al lado del general Ignacio Zaragoza, es decir, fue uno de los más ardientes partidarios liberales juaristas contra la Segunda Intervención Francesa y el Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Pero, se despertó en él una ambición por el poder, que lo llevaría, por medio de las armas a ocupar la silla presidencial en mayo de 1877. Antes había recurrido por la vía pacífico-electoral para llegar a ella, pero no pudo contra Benito Juárez García, en 1867 ni en 1871. Después de su segunda derrota electoral, decide alzarse en armas con el Plan de la Noria en contra de la no reelección de Juárez, pero sin éxito. Sin embargo, Porfirio Díaz era un hombre que no se dejaba vencer fácilmente, era astuto, inteligente, perseverante para alcanzar sus metas, por ello se levanta en armas nuevamente en 1876 con el Plan de Tuxtepec con la misma bandera de la no reelección, ahora contra Sebastián Lerdo de Tejada, revuelta que si prospera y que le abre el camino al poder por mas de 30 años, lo que conocemos como la época porfirista.
Porfirio Díaz abrió las puertas a los capitalistas extranjeros para fomentar el crecimiento económico nacional, les otorgó privilegios y de manera inteligente supo conciliar los intereses de los capitalistas nacionales con los extranjeros, quedándose los primeros como simples administradores o socios menores de los segundos. Un aspecto que no se puede negar es que durante el porfirismo hubo un gran crecimiento económico, pero no desarrollo social, ya que la inmensa mayoría de la población se hallaba en la mayor miseria y degradación social, por ejemplo, la educación y salud se encontraban en una situación muy lamentable. Se generaron empleos en las minas y fábricas de los extranjeros, pero los salarios eran raquíticos y las jornadas de trabajo eran hasta de 12 horas diarias, sin ninguna prestación de la que ahora gozan los trabajadores. Pronto se hizo presente la organización y lucha obrera encabezada por el Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón demandando mejores condiciones de vida y trabajo para los obreros de las fábricas, como la jornada máxima de trabajo de 8 horas diarias, descanso dominical y prohibición del trabajo infantil, entre otras cosas, que posteriormente quedaron plasmados en la Constitución de 1917.
Lo que llama la atención es que Díaz luchó contra los franceses y durante su estancia en el poder, la sociedad alta mexicana se afrancesó en el aspecto educativo y cultural y por si fuera poco su destierro lo llevó a la Francia. Podemos decir que fue ante todo un hombre con defectos y virtudes, pero que al poner éstos en la balanza de la historia, deja en un mal sitio a este controvertido personaje. Algunos argumentan que el porfirismo fue un mal necesario, que se requería de un gobierno fuerte, para acabar con las constantes rebeliones que no permitían la estabilidad política y social y por consiguiente el crecimiento económico que tanto se demandaba. Decía Díaz al periodista norteamericano James Creelman en aquella entrevista histórica en 1908, que la represión era necesaria, que si se había derramado sangre, ésta era sangre mala para salvar a la sangre buena. Por ello al dictador se le atribuye el dicho "mátalos en caliente". Lo cierto es que Porfirio Díaz no cumplió con la no reelección, bandera de sus dos levantamientos armados en busca de la presidencia, misma bandera que enarboló Francisco I. Madero en su Plan de San Luis para acabar con la dictadura. En fin el gobierno porfirista envejeció, Díaz tenía ya en 1910, 80 años de edad y así parecido los integrantes de su gabinete y los gobernadores de los estados, el régimen entró en una crisis, miembros de la clase alta y media querían participar del poder político, pero se los negaron o los limitaron, como los Madero y los Carranza de Coahuila, después Calles y Obregón, entre otros, por lo tanto, ellos fueron los que organizaron, dirigieron y se beneficiaron del movimiento armado iniciado en 1910 en donde las clases populares y principalmente los indios fueron utilizados como carne de cañón.
El capital extranjero
Cuando Porfirio Díaz asumió la presidencia de la república en mayo de 1877, encontró al país en una grave crisis económica, es decir, en completa bancarrota. Los únicos que tenían recursos económicos eran el clero y la aristocracia, los cuales no se caracterizaban por invertir sus capitales. Ante esta situación, Díaz consideró necesario y urgente atraer el capital extranjero al país, otorgándole privilegios y concesiones, de tal manera que los capitales de Estados Unidos, Francia, España e Inglaterra fueron bienvenidos, los cuales se dedicaron a crear empresas y numerosos empleos para explotar diversos sectores productivos como el ferroviario, minero, textil y otros que favorecerían el crecimiento económico que tanto se anhelaba. Sin embargo, es necesario mencionar que este avance económico fue a costa de la intensa explotación de los recursos naturales y del pueblo trabajador.
Crecimiento económico, pero no desarrollo social.
Es indudable que durante el régimen porfirista, el país creció económicamente, se desarrolló la industria, la minería, la agricultura, se impulsó la construcción de vías férreas. En fin, en términos macroeconómicos, México presentaba una situación excelente, hasta se creía que Porfirio Díaz era el estadista más grande de todos los tiempos, por lo menos en los Estados Unidos que lo tenían por un gran héroe y aparte porque había logrado la paz social que tanto se anhelaba desde 1821. Sin embargo, la situación social y económica del pueblo, de los obreros y los campesinos, más del 80% de la población, vivían en la miseria. La riqueza generada por la inversión extranjera asociada en algunas ocasiones con el capital nacional era concentrada sólo por unos cuantos. Por lo tanto, podemos asegurar que crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo social, es decir, de bienestar social, aunque para lograr éste se requiere de aquel.
El positivismo como arma ideológica
Gabino Barreda que había sido discípulo de Augusto Comte, trajo a México la corriente del positivismo que pregonaba como sus banderas el orden y el progreso y esto precisamente era lo que se necesitaba en
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