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Historia Instauración Tribunal Inquisición En Europa Y América


Enviado por   •  28 de Abril de 2014  •  3.310 Palabras (14 Páginas)  •  444 Visitas

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Historia de la Instauración del Santo Oficio de la Inquisición

En este trabajo quiero describir algunas de las causas que llevaron a la formación del Santo Oficio de la Inquisición. Me parece necesario hacer una introducción al tema de la inquisición y dar algunas causas que llevaron a la creación de este tribunal para posteriormente entrar en materia de los procesos de instauración de los tribunales en América como fueron el de Nueva España, Lima y Cartagena de Indias.

Inquisición en Europa

La inquisición, la iglesia la creó con la intención de salvar almas humanas, sin embargo, terminó causando un sufrimiento y dolor indescriptibles. Escuchar su nombre conlleva imágenes de crueldad y tortura. Cabe resaltar que la tortura se utilizaba para escrutar las confesiones de los procesados. Hubo miles de víctimas en su historia, entre ellos podemos destacar a Galileo Galilei, Giordano Bruno, Juana de Arco en Europa y, en América, podemos destacar al conquistador Luis de Carvajal y de la Cueva y su hermana Francisca de Carvajal.

En octubre de 1998, en el Vaticano, el señor Karol Józef Wojtyła, más conocido como el papa Juan Pablo II, convoca a un tribunal de historiadores y académicos para celebrar un congreso para lo que él mismo denominó Una fase negra en la historia de la iglesia católica, llamada inquisición. De este congreso surge una pregunta ¿debería la iglesia pedir perdón por las atrocidades cometidas por la inquisición? Para muchos es un debate muy polémico. Pero el 12 de marzo del año 2000, el papa finalmente pide perdón por estos actos cometidos por durante casi 600 años. Es importante enfatizar que no sólo hubo una única inquisición, sino que, fueron creados, en Europa, 3 tribunales independientes de esta institución en España, Portugal e Italia, pero compartían algo; compartían un oscuro y perpetuo miedo, ¿a qué? A la herejía.

Después de la conversión del emperador Constantino al cristianismo y durante casi 800 años, la religión considerada antiguamente como una secta insurgente se convirtió en la única fe legal, la cual penetró en todos los aspectos de la vida personal, social y política. Esta religión simbolizaba la fuerza “civilizadora” en un mundo de bárbaros, sino que también la promesa de la salvación después de la muerte, ya que el clero y los ciudadanos vivían temerosos del fuerte juicio de su dios.

Había personas y comunidades que se atrevían a desafiar la santa doctrina católica, estos fueron nombrados por la iglesia como pecadores o herejes. Es importante resaltar que el estar “equivocado”, como lo veía el clero, sobre la doctrina católica no lo convierte en hereje, sino que, lo que lo convierte en hereje, es que las autoridades eclesiásticas le informaran que no está en lo cierto con sus convicciones e insistir con ellas frente a esa autoridad. La palabra herejía proviene del latín hairesis, que significa elección, sin embargo, a partir del siglo XII, este término tiene un significado más amenazante porque se convierte en un peligro mortal para el hombre y la sociedad en una traición a Dios.

“…según el derecho civil los criminales acusados de traición serán castigados con la muerte y sus bienes serán confiscados. ¿Qué otro motivo es necesario para que aquellos quienes ofendieron a Jesús, hijo del Señor, sean expulsados de la comunión cristiana y privados de sus bienes?” Papa Inocencio III.

A pesar del punto de vista de la iglesia respecto a considerar esto un delito, los grupos librepensadores continuaron surgiendo e insistiendo con interpretar a Dios a su manera. Uno de es tos grupos fueron los Valdenses, habitantes del sur de Francia y el norte de Italia viviendo en apostólica pobreza. Uno de los aspectos de este grupo, es que practicaban un cristianismo “simplificado”, esto era un aspecto muy atractivo, junto con la habilidad para predicar simplemente si se tenía la inspiración del espíritu y no importaba si se era clérigo o no. Pero la iglesia sostenía que cualquiera que quisiera predicar la palabra en público debía ser acreditado por el obispo de su diócesis. Ante la negativa de los valdenses de dejar de predicar, el papa Lucio III formuló una bula papal, conocida como Ad Abolendam, la cual tachó al movimiento valdense como herejes y que excomulgaba a todos los seguidores del movimiento. Los valdenses fueron suaves en comparación con los herejes más radicales como los Cátaros. Dotados de una gran espiritualidad, los cátaros rechazaban el materialismo, trataban como iguales a las mujeres, defendían el amor libre y alegaban que el infierno no existía. Pero sobre todo, estos rebeldes pusieron en entredicho la autoridad de la iglesia y su concepción del bien y del mal, provocando con ello que se tambalear el sistema de valores impuesto. Los Cátaros veían su fe como la única verdadera y se mostraban hostiles frente a la iglesia establecida. Los sacerdotes cátaros eran llamados Perfecti o Buenos Cristianos. Estos tenían un estricto código, el cual no les permitía mentir, los cátaros sí vivían auténticamente con la fe de cristo y sus apóstoles, mientras que los clérigos vivían como reyes.

A principio del siglo XIII los cátaros prosperaron en el sur de Francia. Todo iba bien hasta que, en el año 1208 estos asesinaron a un representante papal que predicaba en la Región del Languedoc, región donde habitaban cátaros. Esto sublevó al entonces papa Inocencio III y por este motivo, ordenó una cruzada contra los cátaros, lo que hizo básicamente fue pedirle a los nobles del norte de Francia que se dirigieran hacia el sur y que combatieran a los herejes. Esta cruzada tuvo el nombre de Cruzada Albigense, en honor a la catedral francesa en la ciudad de Albi.

Más adelante, en el año 1215, Inocencio III reunió a todos los líderes cristianos en el Cuarto Concilio de Letrán que fue celebrado en Roma para dar a conocer sus nuevos cánones para la persecución de la herejía y de los clérigos desviados. La Inquisición acaba de nacer. El objetivo de la inquisición es acabar con la herejía y para acabar con la herejía hay que acabar con los herejes. Estas palabras fueron escritas por Bernard Gui en su manual inquisitorial Conducta de la interrogación relacionada con la depravación hereje, en el año 1324.

Este nuevo sistema era una innovación, no se necesitaban pruebas para acusar y condenar a alguien; simplemente se necesitaba que alguien acusara a otra persona y los inquisidores sólo tenían que tener algunos indicios para proceder con todo su peso contra la herejía. El inquisidor sólo necesitaba de dos testimonios en contra de alguien para proceder llevarlo a juicio. Muchos de los condenados nunca supieron que eran sospechosos de herejía sino hasta que lo citaba el tribunal. Como había muchas acusaciones que

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