Historia de la cultura y el teatro argentino
Enviado por belenvega08 • 29 de Noviembre de 2015 • Trabajo • 2.156 Palabras (9 Páginas) • 219 Visitas
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Filosofía y Humanidades
Escuela de Artes
Departamento de Teatro
Historia de la cultura y el teatro argentino.
Parcial Nº 1
Prof. Titular: Silvia Villegas Nombre: Cecilia Blanco Bolaño.
Prof. JTP: Mariela Serra
En base a la lectura del texto de Alicia Gutiérrez sobre P. Bourdieu. “Las Prácticas sociales” y él mismo, puede explicarse el concepto de “campo” como un conjunto de relaciones objetivas entre posiciones historialmente definidas. Es un “espacio de juego” con instituciones específicas y leyes propias, que existe siempre y cuando se hallen jugadores dispuestos a jugar el juego, que creen en sus inversiones y recompensas, tienen la capacidad y la preferencia de entrar en el juego y luchar por las apuestas y compromisos que allí se juegan.
El campo es un “sistema de posiciones y de relaciones entre posiciones” (Costa,R, 1976). En él se definen y redefinen permanentemente las relaciones de fuerza y los límites del campo. Hay quienes tienen centralidad en el campo por éxito o consagración, pero no necesariamente por los capitales que acumulan.
El campo se define precisando “lo que está en juego” o el juego que se juega (enjeu) y los intereses específicos del mismo; es decir que hay algo en juego y personas dispuestas para ello dotadas de “habitus”.
El campo es una construcción teórica, también un “campo de lucha” (los agentes compiten), destinado a conservarse o transformarse a sí mismo, por estrategias de ortodoxia o subversión. Solo permaneciendo en el campo se puede conocer los secretos que guarda el mismo.
Dentro de dicho campo existen elementos que constituyen el juego y lo delimitan específicamente como tal; entre ellos:
El “capital” es lo que diferencia un campo de otro y es lo que está en juego. Los campos pueden considerarse un mercado de bienes (en términos de Marx ampliados por Bourdieu hacia otros bienes acumulables), estos bienes acumulados o capitales se producen, se distribuyen, se invierten y se pierden. En el campo teatral se acumulan capitales dramáticos (lenguajes, técnicas, experiencias, expresiones diferentes del cuerpo, etc) y quien más acumula más gana. Redundando: el propósito en el campo es la acumulación de capitales. Un ejemplo de ello es la fuga y perdida de capital teatral en Córdoba entre 1975 y 1987.
Un capital determinado da origen a un campo social específico, y por lo tanto ese campo está estructurado según la manera en que se distribuye el capital dentro del mismo.
El otro elemento constitutivo dentro del campo es el “interés” y al extender el autor este concepto a toda práctica social, permite explicar algunas que parecen ser desinteresadas o gratuitas.
P. Bourdieu lo reemplaza por “illusio” y se opone al concepto de gratuidad, al desinterés y a la indiferencia y lo utiliza para referirse a interés específico en un juego específico producido en campos históricamente delimitados.
“Estar interesado es acordar a un juego social determinado y que lo que allí ocurre tiene un sentido, sus apuestas son importantes y dignas de ser perseguidas” (Bourdieu. P; Wacquant. L).
Ilussio es lo invisible, lo emocional, es líbido, es lo que nos mueve al interés, es interés desinteresado. Bourdieu se opone a pensar solo en prácticas económicas, se genera un interés específico, que es condición y funcionamiento del campo.
Existen distintos tipos de capitales además del económico; el capital de Marx se abre al campo de la cultura: el capital cultural. En el campo, el capital cultural está dado por: las estructuras sociales externas; es decir, “lo social o la historia hecha cosas” (se pueden materializar, institucionalizar, como las bibliotecas videotecas, colecciones, archivos filmicos, etc), plasmado en condiciones objetivas; y las estructuras sociales internas o “lo social- histórico hecho cuerpo”, incorporado al agente de manera subjetiva: “habitus” como por ejemplo los hábitos que tenemos de ir al teatro los fines de semana, hacer cola, sentarnos en gradas incomodas. Tenemos comos agentes de prácticas teatrales los hábitus incorporados de hacer un calentamiento del cuerpo, las articulaciones y la voz antes de actuar, tenemos que decir “mierda” antes de una función., sabemos también que apagamos los celulares antes de la función.
El capital simbólico se puede distinguir en los bienes acumulados como: el honor, el prestigio, relaciones, conocimientos, experiencias, etc. Resaltaría la definición de “…capital de conocimiento o consagración”. (Bourdieu. P).
Además, estos capitales son reconocidos como legítimos y naturales. El poder simbólico es la fuerza que tienen ciertos agentes sociales sobre otros agentes, con su consentimiento llamada “violencia simbólica”. Esto descansa sobre la “creencia”. Está muy ligado a la época y sus oscilaciones y además todo puede leerse simbólicamente en las acciones: sistema de ideas, formas de vestirse, formas de sentarse, que comemos y donde, como movemos el cuerpo y nos desplazamosfrente a determinadas situaciones más allá de las diferencias individuales, etc
Para comprender las prácticas sociales según expresa Bourdieu, es imprescindible romper con ciertas dicotomías como la de: individuo versus sociedad y especialmente subjetivismo versus objetivismo. Esto implica una postura ética y política en relación con los productores y agentes sociales.
Estos existen como dos momentos diferentes para el análisis, pero Bourdieu habla de dos “realidades en lo social histórico”; dos modos dos existencia: el campo y el hábitus; lo social hecho cosas (institución objetivada) y lo social hecho cuerpo (institución incorporada).
Es imprescindible analizar dialécticamente ambos sentidos (objetivo y subjetivo), para comprender las prácticas sociales o mejor llamadas “prácticas razonables”, ya que el individuo está socialmente limitado.
Para explicar el poder en las prácticas y en la sociedad, Bourdieu habla de “violencia simbólica”, porque el poder existe simbólicamente en las cosas, los cuerpos, los campos y los hábitus. La “dominación” debe ser aceptada o reconocida como legítima y los dominados adherir de manera solidaria y consensuada.
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