Historia de Аlemania
Enviado por • 18 de Mayo de 2015 • Ensayo • 2.522 Palabras (11 Páginas) • 145 Visitas
La primera referencia sobre la existencia de los germanos aparece durante las campañas del emperador romano Julio César en Galia (al norte de los Alpes y al oeste del Rhin), del año 58 al 51 a.C. No obstante, el origen de los germanos se remonta a los teutónicos y los cimbrios, descendientes de los daneses. Estos pueblos invadieron las regiones mediterráneas entre los años 113 y 101 a.C.
En el año 9 de la era actual, Arminio, jefe de los queruscos -considerado luego el primer héroe nacional- dirigió una rebelión que derrotó a tres legiones romanas en Teutoburgo. A mediados del siglo III, las tribus originarias se habían fusionado en unidades políticas mayores: los sajones, los francos y los alamanes.
En el siglo IV, después del retiro gradual de los romanos, la invasión de los hunos de Atila provocó la Gran Migración en el continente europeo. El Imperio Mongol fue destruido tras la derrota sufrida ante los germanos en el año 455. Germanos y sajones a su vez, fueron sometidos por Clovis y Carlomagno al Imperio Franco.
De la división del Imperio Carolingio, en el año 843, por el Tratado de Verdún, surgió el primer reino exclusivamente germánico, bajo Luis el Germánico. Durante el reinado de Otón I, coronado en Roma, en 936, Germania se convirtió por dos siglos, en el más poderoso reino europeo.
Durante los siglos XII y XIII Alemania experimentó una continua expansión y colonización territorial, estimulada por el crecimiento de la población.
En ese período, la inestabilidad de las dinastías reales ayudó al fortalecimiento de los principados seculares y religiosos. Los príncipes tenían libertad para construir fortalezas, explotar los recursos naturales y ejercer la justicia en sus dominios.
En 1356, la autoridad real frente al Papado se afirmó jurídicamente a través de la Bula de Oro de Carlos IV (1346-1378). Esta consagró el derecho de designar el rey sin la sanción de Roma y fortaleció la posición de los principados, de cuyo apoyo dependía.
En los siglos XV y XVI se mantuvo la inestabilidad interna. El movimiento de la Reforma protestante, iniciado en 1517 con la discusión de las tesis de Martín Lutero, se mezcló con las rivalidades políticas.
La Reforma canalizó las críticas cada vez más amplias a la creciente secularización y corrupción de la Iglesia alemana, que se había convertido en una próspera institución económica y financiera, cuyas tierras ocupaban un tercio del total en algunos distritos, pero el escándalo se desató por la venta de indulgencias. Al final de una sucesión de guerras internas, incluyendo levantamientos campesinos violentamente reprimidos, en 1555 se llegó a la Paz de Augsburgo, que consagró la división político-religiosa entre católicos y luteranos.
Las diferencias partidarias coincidían con las religiosas; en 1608 se creó la Unión (protestante) y un año después la Liga (católica). La rebelión de Bohemia dio inicio a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), que envolvió a todo el continente y redujo la población de Europa central en alrededor de 30%. Terminó en 1648 con la Paz de Westfalia.
En el siglo XVIII, el reino de Prusia emergió como una unidad económica y política de gran dinamismo, creando tensiones crecientes entre los estados alemanes. Los triunfos de Napoleón contra Prusia, en 1806, y la formación de la Confederación del Rin pusieron fin al sistema político multipolar del Sacro Imperio Romano Germánico.
En la Europa central del siglo XVIII, la cultura fue una vía de escape para las energías intelectuales que no podían volcarse en la política, dominada por la autocracia de los príncipes. Éste es el marco del idealismo y el espiritualismo que caracterizaron el arte y la literatura alemanas, expresado por filósofos como Kant y Herder, y los escritores Goethe y Schiller.
A la caída de Napoleón, en 1815, los príncipes alemanes crearon una confederación de 39 estados independientes, salvo en el campo de la política exterior. La oposición de las monarquías de Austria y Prusia a formas más amplias de representación contribuyó a aumentar el malestar popular, que se tradujo en las rebeliones de 1830. La respuesta generalizada fue la represión.
En 1834 Prusia plasmó su creciente peso económico en el ámbito político, al instaurar la Unión Aduanera Alemana de la cual Austria quedó excluida. Tuvo como efecto la duplicación del comercio entre sus socios en un plazo de diez años, y la formación de algunos centros de industrialización, donde emergió una clase obrera. Debido al rápido crecimiento de la población urbana, la oferta de mano de obra superó ampliamente la demanda. El resultante empobrecimiento de trabajadores manufactureros y de artesanos sirvió de caldo de cultivo para las rebeliones de los años posteriores, cuya culminación fue la ola revolucionaria de 1848/1849.
Por primera vez se logró la elección de una Asamblea Nacional, con sede en Francfort, cuyos representantes pertenecieron mayoritariamente al campo liberal y demócrata. Exigieron la unidad alemana y paralelamente, la garantía de libertades políticas. Sin embargo, su división interna facilitó la recomposición de fuerzas del antiguo régimen, que culminó con la disolución del parlamento en junio de 1849 y la represión de las organizaciones de oposición.
Aplastadas las tendencias revolucionarias, la disputa de Austria y Prusia por la hegemonía de la unificación alemana se resolvió en 1866, con la victoria de la segunda en la Guerra de las Siete Semanas. La unión se dio en torno de la Confederación Alemana del Norte, ideada por el canciller prusiano, Otto von Bismarck, también como forma de contener el liberalismo. El Parlamento (Reichstag) fue inaugurado en febrero de 1867.
Tres años más tarde estalló la guerra con Francia. La victoria de Prusia en 1871 fue el paso final en el proyecto de Bismarck, de unificar Alemania sobre una base monárquica y bajo dominio de Prusia. El imperio enfrentó dos fuerzas internas contrapuestas, la Iglesia Católica y la socialdemocracia. Bismarck dictó las Leyes de Mayo, por las que se secularizaban la educación y otras actividades civiles, pero retrocedió después, para contar a la Iglesia como aliado en contra del socialismo. Alarmado por el crecimiento de la socialdemocracia, el régimen aplicó una combinación de represión y reformas sociales, con el fin de neutralizar su potencial.
El gobierno de Bismarck utilizó el proteccionismo comercial para aumentar el ingreso interno y fomentar la industria nacional. La economía alemana dio un nuevo salto, sobre todo en la industria pesada, la química, la electrotécnica y la de medios de producción. La formación de la Triple Alianza, con Austria e Italia, así como el establecimiento de colonias en África y Asia
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