Historia del comercio Internacional.

El Comercio Internacional

A lo largo de la historia los países han intercambiado todo tipo de bienes y servicios a partir de sus deseos y necesidades. Una región difícilmente sea totalmente autosuficiente y es por eso que la relación con los estados muchas veces se afianza a través del intercambio.

Hoy en día, el comercio internacional se ha vuelto tan sofisticado y complejo que es difícil dar una definición acertada sin dejar afuera algún componente de este intercambio, como la transferencias de capitales, pero a grandes rasgos podríamos decir que el Comercio Internacional es el intercambio de bienes y servicios entre diferentes países.

En el comercio internacional interfieren actores de todo tipo, como empresas, personas físicas, ONGs, organismos internacionales y hasta los propios estados, es por eso que la cantidad de objetos tangibles o intangibles susceptibles a participar de este intercambio es muy grande.

En este contexto aparecen dos conceptos claves para el comercio mundial, que son el de una importación y una exportación. Podríamos decir que una exportación es cualquier bien o servicio que egresa de un país y una importación es cualquier bien o servicio que ingresa a un país.

Durante los años, los países han comerciado por múltiples motivos. La escases de un determinado bien o conseguir el mismo bien de una calidad superior, conseguir mejor precios y costos, afianzar lazos entre países o motivos puramente políticos son algunas de las razones por las cuales los países entran en el juego del intercambio.

El comercio internacional es una rama de la Economía, y conocer la rama sin conocer el árbol es hablar de algo que no sabemos de dónde sale ni para qué sirve. Por este motivo, es necesario conocer el comercio internacional desde una óptica económica, entendiendo de donde surge y que beneficios trae para un país entrar en el juego del intercambio.

Corrientes Económicas y Teorías del Comercio Mundial

I - Mercantilismo

Si bien el comercio es una de las practicas humanas más antiguas, se dice que las ideas Mercantilistas son las primeras teorías del comercio porque se desarrollaron luego de la edad media en un mundo cambiante con viejas monarquías que volvían a consolidarse y con un escenario mundial en el que ahora formaba parte también el continente americano y el extremo oriente. Además, estas ideas dieron origen a todo el resto de teorías y prácticas que existieron posteriormente y que algunas persisten hasta hoy.

El Oro y la Plata siempre han sido considerados metales valiosos para el ser humano. Son brillantes, atractivos, duraderos y escasos. Estas características han hecho que muchas veces estos metales se tomen como medio de intercambio y como forma de acumulación de riqueza.

Hacia el siglo XVI Colón ya había pisado América y el proceso de colonización había comenzado. Las poderosas naciones europeas con monarquías que habían restaurado su poder político se lanzaron a la caza del nuevo  mundo encontrando en él una gran reserva de metales preciosos, recursos naturales y esclavos. En este contexto, esas naciones se vieron obligadas a hacerse dueñas o, al menos, tener la capacidad de competir en el mar para no quedar fuera del proceso de colonización. Los reyes de Europa comenzaron a invertir el oro colonial transformándolo en barcos de guerra y ejércitos para poder hacerles frente a sus competidores europeos.

A medida que pasaba el tiempo y el  tráfico de oro de las colonias hacia Europa se intensificaba, iba creciendo también la idea de que el factor que determinaba la riqueza de una nación era su capacidad de acumulación de metales preciosos (llamados “especie”).

Como la cantidad de metal es limitada, una nación poderosa debía mantener un nivel de balanza comercial (Exportaciones totales – Importaciones totales) siempre positiva respecto de los demás países puesto que así lograría una mayor acumulación. Esto se lograba a través de una mayor exportación de manufacturas, de mayor valor relativo, intercambiadas por productos primarios, de menor valor relativo. Las ideas mercantilistas se basaban en un supuesto de juego de suma cero, o sea que lo que ganaba uno lo perdía el otro. En última instancia, el poder de una nación se basaba en la cantidad de especie que poseía y el tamaño de su ejército y flota.

II - El Análisis Clásico

Años más tarde, y con el auge de la revolución industrial, pensadores como Adam Smith y David Ricardo, entre otros, desarrollaron una serie de ideas que socavó las ideas mercantilistas diciendo, principalmente, que la riqueza de un país no se basaba en su capacidad de acumulación de especie, si no de su capacidad productiva, es decir, de lograr producir mayor cantidad de bienes con un costo menor, el cual era medido en horas/hombre (cantidad de horas por persona necesarias para la producción de un determinado bien).

Con sus matices y diferencias, Smith y Ricardo crearon un modelo de especialización, en el cual cada país debía concentrarse únicamente en la producción de un bien que tenga menor cantidad de costo (horas hombre) respecto de los demás países. De esta manera, todos se verían beneficiados del comercio internacional.

Los economistas clásicos, a diferencia de los teóricos mercantilistas, desarrollaron su teoría suponiendo que el estado no debía entrometerse en los asuntos privados puesto que esto distorsionaría el flujo natural del comercio.

Estos conceptos clásicos fueron adoptados, años más tarde, por los economistas neoclásicos, los cuales también desarrollaron modelos de especialización mucho más complejos.

III - El Desarrollismo Latinoamericano

El modelo de especialización clásico dominó la dinámica del comercio mundial durante muchos años, hasta que finalmente en 1929 estalla una gran crisis en Estados Unidos que quiebra el sustento de este modelo.

Los países en vías de desarrollo se vieron perjudicados porque sus productos de exportación (principalmente primarios) eran víctimas de la caída de los precios internacionales producto de la caída en la demanda de las potencias.

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