Historia política maximato

 PASCUAL ORTÍZ RUBIO Y EL FRACASO DEL MAXIMATO.

La Presidencia de Pascual Ortiz Rubio dio comienzo en un ambiente político que se refleja patentemente en el editorial del diario oficial El Nacional Revolucionario:

La revolución nunca ha tenido ante sí una situación más compleja, una responsabilidad más grande, una tarea más pesada que la que tiene que resolver durante el nuevo gobierno. ¿Qué elementos de apoyo, de apoyo, de resistencia de opinión va a tener el nuevo presidente?

Recibe la herencia de Obregón que consiste en el partido obregonista, cuenta con el callismo que sostuvo el régimen del general Calles, cuenta con el apoyo del elemento revolucionario ajeno a las lides actuales y a las pasiones de la hora.

El Maximato era aceptado por todos y en ese sentido todos eran callistas. Ninguna de las facciones podía lograr el triunfo sin el apoyo de Calles, y a final de cuentas la posición adoptada por éste definía todas las contiendas y controversias. Pero de la misma situación surgía el imperativo para Calles de evitar la hegemonía de cualquiera de los grupos, puesto que la misma haría innecesario el apoyo del Jefe Máximo. Más allá de esta técnica de Calles por crear un mecanismo político que posibilitara la supeditación del presidente de la República a la autoridad unánimemente reconocida del Jefe Máximo.

Se intentaría dar forma al nuevo mecanismo de la política mexicana.

 Pascual se lanzó como uno de los candidatos en 1929  y se efectuaron las elecciones para la silla presidencial de México el 17 de noviembre de 1929 organizadas por el presidente interino Emilio Portes Gil, tras un triunfo muy dudoso Pascual Ortiz Rubio tomó el poder el 05 de febrero de 1930 y del cual renunció el 04 de septiembre de 1932.

^[1]Durante los meses que gobernó Ortiz Rubio, la reforma agraria –Objetivo esencial de la Revolución Mexicana-  se reconoció como un fracaso y la distribución de las tierras a los campesinos se redujo bruscamente. Así mismo, la Ley Federal del Trabajo promulgada en 1931para cumplir las promesas de la Constitución de 1917 pocos beneficios trajo a los trabajadores agrícolas y a los obreros. Lo más sobresaliente de su gobierno fue la admisión de México en la Sociedad de Naciones, donde Genaro Estrada pronunció un discurso reconociendo la autodeterminación  de los pueblos y el principio de la no intervención, declaración conocida como la “Doctrina Estrada”.

 En fin, que Ortiz Rubio, que había sido objeto de un atentado contra su vida desde el comienzo de su mandato, trató de imponerse, pero no lo logró, ya que el ejército bajo las órdenes de Calles lo domino, y fue cruelmente ridiculizado por la opinión pública. La crisis política que se presentó, debido al intento de Ortiz Rubio de liberarse del Jefe Máximo, lo obligó a renunciar el 1 de septiembre de 1932.

UN NUEVO INTERINATO: ABELARDO RODRÍGUEZ

El Congreso eligió a Abelardo L. Rodríguez, amigo cercano y socio de negocios de Calles, para que ocupara el cargo de presidente hasta finalizar el periodo en noviembre de 1934. Su obra de gobierno fue prácticamente administrativa: se expidieron leyes y códigos agrarios, se fundó la Nacional Financiera, El Banco Nacional Hipotecario Urbano y la empresa paraestatal Petromex destinada a abastecer al mercado interno y a competir con las empresas extranjeras.

Tanto Ortiz Rubio como Abelardo Rodriguez se vieron presionados por una situación económica adversa, ya que, debido tanto a causas internas como externas, la industria minera estaba sumida en el desorden y la producción agrícola había descendido hasta alcanzar el nivel más bajo desde principios del siglo. Por otra parte el trastorno financiero ocasionado por la crisis económica mundial de 1929 provocó una devaluación del 50%, y motivó la sustitución de las monedas hechas de plata, principalmente, por billetes bancarios. Sin embargo, la población se negó a aceptar los billetes, y fue en ese momento cuando el descontento popular con el gobierno alcanzó su pináculo.

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