Identidad Nacional
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COLABORACIÓN ESPECIAL 373
Pérez-Cajaraville J, Abejón D, Ortiz JR, Pérez JR.
Pain and its treatment over history. Rev Soc Esp Dolor
2005; 12: 373-384.
¿SON REALMENTE LAS UNIDADES DE
DOLOR UN “INVENTO” RECIENTE?
Desde su propio nacimiento, la humanidad viene luchando
contra el dolor. Este compañero innato de la vida,
que la acompaña desde el origen –tal como legitima
la bíblica frase “Parirás con dolor”– también fue
definido con cierta poesía por Albert Schweitzer que lo
llamó “el más terrible de los Señores de la Humanidad”.
Tan antiguo es su tratamiento que en “La Odisea”,
Homero describe acerca de un medicamento
que “tomado con el vino producía el absoluto olvido
de las penas”. Plinio el Viejo especuló que esa droga
debía ser la borraja (Borago officinalis), planta medicinal
con larga trayectoria en estos usos.
INTRODUCCIÓN
El dolor y enfermedad han sido un binomio lacerante
que ha acompañado al hombre a lo largo de toda
su historia. Anestesia y analgesia son ciencias tan antiguas
como la propia humanidad. Etimológicamente
“pain”, en inglés, deriva de “poena” en latín, que significa
“castigo” y “paciente” deriva del latín “patior”:
el que aguanta o soporta sufrimiento o dolor.
CRONOLOGÍA
Delimitar el estudio del dolor y su tratamiento empírico
del científico resulta bastante difícil, no obstante
gracias a los adelantos en ciencias como la fisiología,
la química y la física podemos situar al
siglo XVIII como el gran punto de inflexión.
HASTA EL SIGLO XVIII
Civilizaciones antiguas
—Primitiva:
El hombre primitivo creía que el dolor estaba localizado
en el cuerpo y que lo causaban demonios,
humores malignos o espíritus de muertos que entraban
en el cuerpo a través de orificios. Por tanto tapaban
o sacaban por ellos a los espíritus malignos.
El hombre del Neolítico hace más de 9.000 años
atacaba el dolor desde el aspecto físico, con plantas,
sangre de animales, así como frío y calor. Desde el
punto de vista psíquico mediante ritos mágicos, hechizos
y comunicación con dioses.
—Sumeria:
Los sumerios, en el año 4000 a.C., empleaban el
hulgil o planta de la alegría, como llamaban a la
adormidera. Esta es la primera referencia histórica
que poseemos del uso de opio.
1FRCA, Responsable Unidad del Dolor. Clínica Universitaria de Navarra.
Pamplona
2FIPP, Responsable Unidad del Dolor. Hospital Universitario Clínica
Puerta de Hierro. Madrid
3Adjunto Unidad del Dolor. Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona
Recibido: 07-06-05.
Aceptado: 07-06-05.
—Periodo mesopotámico:
De las primeras reseñas históricas de las que disponemos
nos hacen retroceder unos 3.000 años a.C. a
la civilización mesopotámica (actualmente Iraq)
donde levantaron ciudades, desarrollaron una escritura
y profesiones diversas.
“Asu” era el “médico” encargado de realizar exorcismos
para aliviar el dolor. Decían oraciones para
conseguir el perdón de los dioses, a la vez que empezaban
a utilizar hojas de mirto. Hoy en día, se tiene
conocimiento de sus propiedades analgésicas por
contener precursores del ácido acetilsalicílico. El dolor
se consideraba como castigo divino.
Los tratamientos médico-quirúrgicos y honorarios
médicos estaban regidos por el Código de Hammurabi.
—Siria:
Los asirios realizaban circuncisiones con una “peculiar
técnica anestésica” consistente en la compresión
bilateral de las arterias carótidas a nivel del cuello
para producir una isquemia cerebral y la
aparición de un estado comatoso (pérdida de consciencia)
lo cual era aprovechado para la cirugía y alivio
del dolor.
—Antiguo Egipto:
El dolor era percibido para esta sociedad, como un
castigo de los dioses Sekhament y Seth. Consideraban
el orificio nasal izquierdo y los oídos como las
vías de entrada de la enfermedad y de la muerte, con
lo que el tratamiento obvio era purgar dicho “dolor”
a través de esas vías.
No obstante, existen pruebas donde reflejan el uso
de plantas para la curación del “mal”, el Papiro de
Ebers (1550 a.C.), describe con gran detalle el empleo
del opio como tratamiento para las cefaleas del
dios Ra.
Las civilizaciones del antiguo Egipto (1000-1500
a.C.) comenzaron a usar narcóticos vegetales, como
adormidera, mandrágora y el cannabis (hachís) (Papiro
de Hearst) que se cultivaban en India y Persia.
Administraban a sus hijos adormidera mezclada con
una pasta de insectos y cebada para poder dormir
durante la noche. Esta “mágica” planta, paradójicamente
es hoy en día bien reconocida hasta por los
más jóvenes seguidores de la saga de “Harry Potter”.
—Indígenas americanos:
Durante los años 400-700 a.C. los incas peruanos
tenían la creencia de que la hoja de coca representaba
un regalo de Manco Capac, hijo del dios del Sol,
en compensación por todo el sufrimiento humano.
Este regalo producía “satisfacción al hambriento, vigor
al cansado y olvido de las miserias al desdichado”.
Empaquetaban las hojas en forma de bola llamada
“cocada”. Las cocadas eran vertidas sobre la herida
quirúrgica, mezcladas con cal o ceniza y saliva del
cirujano, para producir analgesia. Podríamos considerarlo
como el principio de la “anestesia local”,
llegando incluso a realizar trepanaciones con esta
primitiva técnica.
Estos primitivos pueblos reconocían el adormecimiento
en lengua y labios al masticarla (de esta forma
se liberaba el alcaloide activo), que en quechua
significa “kunka sukunka” (faringe adormecida).
Hecho descrito por el cronista español Bernabé Cobo
en su “Historia del Nuevo Mundo”.
En toda Sudamérica existían tribus, en su mayoría
nómadas, donde la coca estaba muy difundida. Las
características fundamentales de su medicina fueron
las de todos los pueblos primitivos, entre mágica y
empírica. El hechicero jugaba un papel básico
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