Imperio Persa
Enviado por Valentina12 • 15 de Noviembre de 2011 • 1.288 Palabras (6 Páginas) • 1.107 Visitas
El origen de un gran imperio
La meseta de Irán está casi en la mitad del Oriente cercano, donde alrededor del II milenio a.n.e., se instalaron allí pueblos de origen indoeuropeo. El lugar, naturalmente hablando, era muy hostil para la vida, por ello, los pueblos que decidieron asentare allí prefirieron las laderas de las montañas y los valles fértiles donde se podría desarrollar actividades básicas para la vida como la agricultura y ganadería. Tal parece que los más antiguos ancestros de medos y persas eran pequeños grupos de pastores, en un principio nómades, los cuales con el tiempo se fueron haciendo sedentarios, al encontrar el lugar más apto para vivir, algo complicado por aquellos lares, como ya citamos más arriba. Finalmente, con el trascurrir de los siglos y la mezcolanza de razas y etnias que esto significó, podemos rescatar dos grupos importantes que por medio de un sistema aristocrático consiguió unir a varias poblaciones y tribus independientes bajo un mismo idioma; nos estamos refiriendo a los medos al nordeste de la meseta y los persas ubicados en la zona sur que bordea el golfo pérsico.
La historia cuenta que en un inicio los medos fueron los que instauraron su dominio sobre toda la meseta, teniendo grandes caudillos como Deyoces, a quien se le debe la consolidación de la monarquía y que además instauró su capital en la ciudad de Ecbatana. También surgieron reyes como Ciajares, el medo que ayudó a los neo-babilonios a acabar con la hegemonía de Asiria, contribuyendo a la destrucción de Nínive. Pero los medos, que avasallaban a los persas, finalmente vieron que estos invertirían los papeles. Gobernaba como soberano de los medos, Astiages, cuando en el año 550 a.n.e., Ciro, rey de los persas, se rebeló contra la hegemonía de sus vecinos norteños. Este último citado fue el fundador de la dinastía aqueménida, que según la tradición de su propio pueblo derivaba de Aquemenes, un personaje que guió a los persas al Sur, el territorio donde finalmente se asentaron. Los persas, con Ciro como gran líder, derrotaron entonces a los medos y los incorporaron a sus dominios. No desaparecieron a esta nación, pues ambos compartían gran cantidad de rasgos culturales y sencillamente fueron asimilados. Así entonces, algunos historiadores prefieren llamarlos en conjunto cultura “medo-persa”, aunque debido al dominio de los aqueménidas, sencillamente se les conoce como persas en la historiografía actual. Lo curioso es que en la antigüedad pueblos como los griegos preferían el nombre de “medos”, y de allí surgieron, por ejemplo, el apelativo que recibieron las Guerras Médicas.
El inicio de la expansión
Pero no nos vayamos del tema. Ahora regresemos a Ciro, quien conquistó Lidia derrotando a Creso y tomando la capital de este reino, Sardes, hacia el 546 a.n.e. Luego saltó sobre Babilonia, Siria y Palestina con un éxito rotundo. Es decir, que para el año 539 a.n.e., los persas ya tenían amplios dominios que abarcaban desde la meseta de Irán hasta el Mediterráneo.
A propósito, cuando los persas derrotaron totalmente a los babilonios gobernados por Nabondio, no destruyeron su capital, Babilonia, sino que la tomaron astutamente, pues desviaron las aguas del Éufrates y los soldados pudieron atravesar así los enormes canales que rodeaban la ciudad y en cierto modo protegían la ciudad. Pero como los babilonios tenían extrema confianza en sus murallas, las cuales consideraban inexpugnables, se dedicaban a celebrar mientras sus ejércitos se desangraban en la campaña. Ni siquiera con gran parte del ejército persa rodeando Babilonia, se preocuparon un poco en la defensa de la misma. De todas maneras no les sorprendió mucho ver que los persas habían superado el obstáculo de los canales astutamente y habían conseguido ingresar a la urbe; la población no ofreció resistencia. Ciro por otro lado, tampoco quería perpetrar un genocidio e hizo que se le entregue el poder de modo civilizado. Babilonia entonces pasó a formar parte del
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