Imperio Romano

Todo momento histórico de la humanidad ha contado con la presencia latente del adolescente, sin embargo, no ha tenido el reconocimiento social que hoy en día en nuestra cultura tiene.

En la lectura de de Paul Veyne trata acerca de la adolescencia en una cultura muy diferente que es la Cultura Romana.

Les designaban cargos desde muy pequeños cuando todavía no tenían la madurez suficiente y les obligaba irla adquiriendo con el tiempo conforme iban ascendiendo de puesto. La gran facilidad de hablar, dar discursos y motivar era importante en la política de manera que todos los muchachos aprendían modelos de discursos judiciales o políticos, desarrollados-tipo y efectos catalogados. Aprendieron pues el arte de expresarse en público de forma fluida, elegante y persuasiva.

Se juntaban varios muchachos y violaban a las muchachas para saciar ese placer, se decía que ya alcanzo la pubertad. Todo el mundo estaba de acuerdo a que los jóvenes se convirtieran en hombres siempre y cuando fuera primero con una sirvienta, irse con una prostituta de Su burra un barrio de mala fama de Roma o que una dama de la alta sociedad ya de experiencia les de esa experiencia que ellos buscaban. Se creía que la epilepsia era una enfermedad que se curaba en la pubertad, cuando las chicas tenían sus primeras reglas y cuando los chicos mantenían sus primeras relaciones sexuales. Las actividades con las que se pretendía frenar a la sangre ardiente de los jóvenes eran con deporte, esgrima, practicaban la caza a caballo o bien se asociaban en el anfiteatro para la caza de las fieras. Pero no se logro que se centraran con esas actividades físicas sino que abusaban de su número y se su estatuto oficial y provocaban desordenes públicos.

En Roma, un privilegio que tenía la juventud de las mejores familias era recorrer en pandillas las calles, durante la noche y consumir si violación colectiva. Cuando llega el momento del matrimonio, se acababan las amantes y acababan igualmente las relaciones con los compañeros de fechorías pues encontraron a la novia maravillosa y todo lo pasado había terminado por completo. Así fue la primera moral romana. A lo largo del siglo II se fue difundiendo la moral nueva, esta segunda moral, apoyada en leyendas medicas en las que se propuso cerrar el amor dentro del matrimonio, incluso para los jóvenes, e incitar a los padres a conservarlos vírgenes hasta que se casaran. Que el amor no era un pecado, sino un placer, pero los placeres suelen representar peligro lo mismo que el alcohol, que era preciso para la salud limitar su uso y abstenerse de ellos por completo y por higiene.

Socio-culturalmente hablando, la historia reconoce el desarrollo humano en tres fases esencialmente: niñez, madurez y vejez, etapas que dispersan al joven entre dos mundos como ser actuante, la infancia y la adultez. Generando una indeterminación existencial que pudiera considerarse hasta excluyente.

A los 12 años, el niño romano de buena familia abandona la enseñanza elemental; a los catorce abandona su indumentaria infantil y adquiere el derecho a hacer lo que todo muchacho anhela; a los dieciséis o diecisiete puede optar por una carrera pública o entrar al ejército.

Con la llegada de la adolescencia, entre los 14 y 16 años, los jóvenes serán protagonista de una fiesta en su honor en la que se reconocerá oficialmente el final de su etapa de pubertad. Se les despojara de la bullo y de la toga pretexta que vestía en su infancia. A partir de ese momento vestirán la toga viriles, que los identificara como ya ciudadanos.

El autor menciona que durante cinco o diez años, el muchacho se entregaba al libertinaje o tenía una amante; o en compañía de una banda de adolescentes, podía echar bajo la puerta de una mujer de la mala vida y consumar una violación colectiva,

Pero así como estaban esto jóvenes que tenían su vida en el libertinaje habían otros jóvenes que hacía deporte, esgrima y practicaban la caza a

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