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Influencia Del Marxismo En América Latina


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  2.176 Palabras (9 Páginas)  •  488 Visitas

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La Influencia del Marxismo en América Latina

El marxismo como corriente filosófica, nace en el siglo XIX en Europa, siendo esta la causante de toda una amplia cantidad de movimientos y conflictos políticos tanto en Europa y rápidamente a mundial durante la década y su influencia se extiende incluso en la actualidad. El marxismo fue y sigue siendo un movimiento, no solo político sino también ideológico que ha sido influyente en diversos países de todo el mundo. Su influencia no siempre tiene los resultados esperados, puede que sea bien recibida en el país o puede que no, esto depende de la situación que se viva en cada uno. Pero algo que no se nos puede escapar es que siempre va a estar presente la ideología marxista, socialista, de izquierda o con cualquier término con el que se le quiera llamar.

La amplitud del término “marxismo” nos obliga a fijar, desde el primer momento, las coordenadas en que habremos de movernos. Primera: la de atenernos a una situación de hecho: la diversidad de corrientes marxistas en América Latina. Segunda: la de considerar marxistas a todas las corrientes que se remiten a Marx, independientemente de cómo hayan sido rotuladas: socialdemocracia, leninismo, maoísmo, castrismo-guevarismo, reformismo o foquismo. Por marxismo en América Latina entenderemos, pues, la teoría y la práctica que se ha elaborado en ella tratando de revisar, aplicar, desarrollar o enriquecer el marxismo clásico.

Latinoamérica recibió mucha influencia del marxismo. Si bien es cierto el origen del marxismo es netamente europeo y no hubo un gran interés en trasladarlo a Latinoamérica, no fue esto una dificultad para que se desarrollaran lideres y organizaciones afiliadas a esta corriente. Sin embargo puede notarse que en sus inicios, las acciones las cuales se intentaban identificar con el marxismo, no eran en sí mismas totalmente apegadas a esta corriente. Arnoletto (2007) nos explica: “El marxismo latinoamericano se manifestó más como una toma de posición frente al anarquismo y a la democracia liberal burguesa que como una forma de saber sobre lo social y de actuar en sus procesos.” (p.174). Desde este punto de vista, se evidencia que la utilización de la terminología marxista sirvió para generar la contradicción social, lo que fue fundamental para el logro de distintas luchas por la reivindicación de derechos humanos, mas no necesariamente la aplicación de políticas propiamente marxistas.

Las razones de esto son simples. Si bien es cierto el marxismo llega a Latinoamérica, su bibliografía es sumamente escasa, lo que posibilito su deformación entre el pueblo, llegándose a confundir con justicia y bienestar social. Demostración fiel de esto es que la llegada de la literatura propia del marxismo llega a Latinoamérica a finales del siglo XIX con la publicación del Manifiesto Comunista en 1870 en México, además de algunos periódicos y artículos que se desarrollaron con el transcurrir de los años.

Se inician las fundaciones de diversos partidos y organizaciones (tanto de corte socialistas como comunistas, o por lo menos esa es la intención) impulsados también por la toma de Lenin del poder en la URSS. Desde este punto de vista se produce todo un proceso se seguimiento e intentos de repetición de lo que estaba sucediendo en la URSS para intentar aplicarlo en Latinoamérica. Lo que debía ser un proceso independiente en cada territorio, aplicado según el contexto propio, termina siendo una cantidad de movimientos que fracasan en sus intentos. Evidentemente el Marxismo no podía aplicarse de forma absoluta, dejando en evidencia la poca reflexión que hay acerca de las acciones a realizar. Muestra de ello es que Europa es un continente industrializado, donde se habla de la emancipación obrera mientras que, en Latinoamérica existe la esclavitud, campesinado, mineros, entre otras áreas más rudimentarias, muchísimos analfabetos; por tanto encontrarse con nuevas deformaciones de la lucha revolucionaria era algo normal, nuevamente observándose conciliaciones con la burguesía, la representatividad como forma de participación y el intento de llevar una revolución entre cúpulas, cuando es el pueblo el que debe apropiarse de ella.

En la mayoría de los países latinoamericanos los partidos comunistas se formaron con militantes de extracción proletaria con un gran odio clasista contra la explotación capitalista, pero en ocasiones también con un conocimiento elemental de las ideas de Marx. Sus ideas se veían incluso permeadas hasta de elementos anarco-sindicalistas por las nuevas modalidades del pensamiento socialdemócrata y por algunas posiciones filosóficas no propiamente marxistas, aunque en el plano ideológico compartiesen las ideas revolucionarias y socialistas.

Con el triunfo de la Revolución Cubana no solo se inició una nueva etapa en el desarrollo de las luchas sociales de los pueblos latinoamericanos, sino también una nueva época en el devenir del marxismo en esta región. La proclamación del carácter socialista de esta revolución tendría un extraordinario significado para este proceso en correspondencia con las nuevas circunstancias internacionales que le dieron al socialismo y al marxismo una tonalidad distinta para el mundo contemporáneo a partir de los convulsos años sesenta. El intelectual que en aquellos años no tuviese al menos una idea de las bases teóricas del marxismo. Independientemente de que se identificara o no con él, era considerado simplemente como un ignorante.

La influencia de las ideas marxistas se mantuvieron durante varios años en esta región, hasta el momento en que las serias transformaciones que se operaron con el fracaso del ensayo socialista soviético y de otros países de Europa Oriental produjeron un serio golpe en la credibilidad y el prestigio del marxismo, situación esta que se mantiene en los inicios del presente siglo XXI.

Entre los escasos textos de Marx y Engels sobre América Latina está el artículo de Engels, de 1847, con motivo de la guerra de conquista que los Estados Unidos libran contra México. En él se dice: “Constituye un progreso también que en un país ocupado hasta el presente de sí mismo, desgarrado por perpetuas guerras civiles e impedido de todo desarrollo, un país que en el mejor de los casos estaba a punto de caer en el vasallaje industrial de Inglaterra, que un país semejante sea lanzado por la violencia al movimiento histórico. En interés de su propio desarrollo México estará en el futuro bajo la tutela de los Estados Unidos”. Afirmaciones más elaboradas de este género se encuentran por esos mismos años en los escritos de Marx sobre la colonización británica en la India. Su característica fundamental es considerar la dominación del capitalismo inglés como objetivamente progresista, aunque reconociendo

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