- Instituciones Revolucionarias Y Desarrollo Económico

La situación de México al comenzar el siglo XX era ambigua. Por un lado, la estabilidad y tranquilidad que se vivía durante el porfiriato hacía recordad un sueño apacible, sin complicaciones, sin variantes. Si bien México había alcanzado la paz tan anhelada y desconocida durante el convulsionado siglo XX, y había también logrado un desarrollo económico completamente ajeno a su historia, muchos problemas había por resolver aun. La cúpula política del porfiriato, tan preocupada por establecer la tranquilidad por medio de represión, por aparentar un refinamiento social, a través del afrancesamiento de las costumbres y tan metida en alcanzar el desarrollo económico, a costa de una gran parte de la población, hizo a un lado la democracia y la igualdad en el campo.

El estallido de la revolución se debió, precisamente, al hartazgo de la población frente al régimen dictatorial de don Porfirio, era menester un cambio de fondo que garantizara la vida democrática y el justo reparto de las condiciones de trabajo para todos en todo el país. A partir del movimiento armado y de la salida de Díaz del poder, vinieron los verdaderos retos para México. Pero el desafío mayor se presentó en el ámbito social. El enorme crecimiento demográfico, produjo una mayor desigualdad, pues las grandes concentraciones de habitantes, se vieron mayormente favorecidas que las zonas rurales, donde el progreso, la educación, la salud y las oportunidades no llegaron.

Uno de los sectores más olvidados, desde entonces, es el de los indígenas. Aquellos que, desde tiempos de la conquista, fueron condenados a vivir en la miseria. Varios levantamientos serían sofocados e ignorados a lo largo del siglo XX. México, pues, entró al siglo XX con un movimiento que prometía dejar atrás todos los problemas arrastrados del anterior, pero, a la larga, solo pocos fueron resueltos, muchos se agudizaron, y nacieron otros de mayor urgencia.

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