Introd. a las politicas publicas.

El Estudio de las Políticas Públicas

Luis F. Aguilar Villanueva

Nombre: Airasca, Lucila Alejandra

Optativa: Introducción a las Políticas Públicas

Recensión del texto: “El Estudio de las Políticas Públicas, capítulo 7,  y capítulo 8:

En el Juego de la política existen dos jugadores principales: quienes recalcan la importancia de la eficiencia de las políticas públicas denominados Analistas de Políticas para la sociedad en su conjunto y quienes se interesan por el bienestar de ciertos grupos o individuos, correspondiente a los Políticos. Por supuesto la dicotomía entre actores obedece a una exageración explicativa ya que estos son participes del mismo juego y aunque sus funciones y perspectivas difieren, cada jugador individual posee una combinación única de habilidades analíticas y políticas.

El analista político, en tanto que busca la eficiencia económica de las políticas y el mejor resultado para la sociedad en conjunto, optará por evaluar las ventajas de un proyecto y dará prioridad no al cumplimiento de las demandas de una población determinada, sino a la distribución medianamente equitativa de los recursos entre diversos integrantes de la sociedad de modo que se alcancen los objetivos distributivos de esta. Según el analista la mejor manera de evaluar una política es a través de los logros que se consiguen mediante su aplicación, es por esto que el analista es propenso a dejar de lado asuntos que la política tradicional ha considerado y por tanto poder obviar muchas de las principales preocupaciones fácticas de la política.

Por otro lado, el político se guía de acuerdo a los beneficios que una política pública implementada le proporcione tanto a sus intereses particulares como a un pequeño grupo que se sienta identificado con sus ideas y que por tanto represente una ventaja a la hora de realizar un ejercicio electoral o de evaluación de desempeño.

El político debe accionar al lado del analista para ampliar y sostener acciones que le permitan ejecutar una decisión política y el analista debe buscar el apoyo del político en primer lugar para que su labor no pase inadvertida y por lo siguiente sea descartada y en segundo para darle practicidad a sus análisis y que lleguen a influir en las ejecuciones del mismo.

El criterio del analista para la selección de las políticas es la eficiencia económica agregada. “La mejor política es la que arroja mayores beneficios”. (Behn, citado en Aguilar Villanueva, 1992, p: 242).

Behn, (citado en Aguilar Villanueva, 1992) sostiene que:

“El analista está profundamente interesado en la equidad social, defiende vigorosamente la alternativa más eficiente, pues esta es la única manera de conseguir la mayor cantidad de beneficios para fines redistributivos”.

En contraste, (Behn, citado en Aguilar Villanueva, 1992) nos dice que: el político se interesa en la distribución. No son los ciudadanos individuales, sino las comunidades organizadas de ciudadanos las que tienen la influencia política. Es decir, a los políticos les interesa saber cuánto se benefician sus electores. Hay una permanente lucha de influencias en el juego de la política, los actores han desempeñado papeles diferentes y deben suplirse el uno con el otro para lograr mantenerse.

Para el analista de políticas los resultados de una política pública son la base más adecuada para evaluar sus logros. El aprendiz de analista debe estar siempre pendiente de no usar equívocamente los insumos como medida de los beneficios del programa. (Behn, citado en Aguilar Villanueva, 1992, p: 247). Lo que significa que los beneficios podemos evaluarlos a partir de lo que vayamos a obtener del programa y no lo que se invierte en el mismo.

Por otra parte, el político frecuentemente encuentra que para sus propósitos, los insumos proporcionan la medida adecuada de los beneficios del programa. (Behn, citado en Aguilar Villanueva, 1992 p: 247). El político y el analista prefieren respectivamente el formato presupuestal que ponga de relieve lo que perciban como beneficio del programa. La diferencia entre el analista y el político puede organizarse en la indiferencia del analista a las comunidades electorales, organizadas y a la devoción del político hacia ellas. El político busca satisfacer los deseos explícitamente expresados, el analista se ocupa de lo que la gente necesita.

Los analistas son jugadores políticos en el juego de la política. Behn, (citado en Aguilar Villanueva, 1992) nos dice que:

“Los políticos usaran sus análisis para apoyar u oponerse a determinadas propuestas políticas. Es más, si los políticos no usan a los analistas de alguna manera, las labores del analista serán intranscendentes”.

Los analistas políticos van a requerir un mejor conocimiento de la política, a menos que quieran ser mercenarios de los patrocinadores políticos, sin importarles apoyar la política de quien sea y a menos que deseen que sus principios analíticos sean manipulados sin el menor escrúpulo. El  propósito de cualquier grupo de interés es asegurar beneficios amplios y directos para sus miembros. Y los beneficios de la eficiencia los perciben los miembros d la sociedad como pequeños e indirectos.

Si los analistas políticos son partidarios de la eficiencia, necesitan amparar su causa en el público más receptivo. Reconocer que la eficiencia económica no tiene en sí una ciudadanía para apoyarla y que en cada situación en necesario identificar a los individuos y grupos que tienen interés de apoyar la alternativa política más eficaz, pues es el primer paso del analista para tener una superior influencia política.

Para efectivamente contar con políticas eficaces se requiere comunicar el razonamiento del analista, no se tratar de traducir el lenguaje analítico al lenguaje político, tampoco se trata de educar a los jugadores políticos en las actitudes y las técnicas de análisis, Behn, (citado en Aguilar Villanueva, 1992) sostiene que: “lo que se necesita es transformar completamente el razonamiento del analista”.

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