Introducción a la Historia. El “Vitalismo”

La Historia sin lugar a dudas, fue la palabra, el concepto estudiado durante este semestre en la cátedra de “Introducción a la Historia”, el termino en cuestión es polisémico ya que tiene más de un significado, desde la visión ontológica (real) nos entrega la definición de “lo acontecido” y al observarla desde la visión gnoseológica el significado de la palabra Historia será “el estudio de los hechos acontecidos”, es en este punto donde se desprende un vocablo sumamente relevante, el de “historiografía”. El objeto de este concepto es el “que hacer del historiador” y como este “construye una realidad histórica”.

Las visiones historiográficas son variadas, una de ellas es el “Positivismo” que es una corriente Europa-centrista en la que cuyos historiadores piensan como filósofos, nacida por el triunfo de la burguesía dándole a esta un relato, una justificación. El positivismo tiene como gracia el traslado de diversos procedimientos desde la filosofía a la historiografía, estos son la heurística, hermenéutica, las ciencias auxiliares, las operaciones analíticas y el relato. Otra corriente historiográfica es el “Historicismo” que no es más que una reacción europeo centrista al positivismo, en este punto la historia se posiciona  como disciplina profesional de carácter científico, característica es la peculiar seguridad de los historicistas hacia la figura del estado viéndolo como eje medular de la historia moderna, relación comparada con el ciclo de la vida. El denominado padre de esta corriente fue Leopold Von Ranke, el que defendía la idea de que la investigación científica de la historia debía, necesariamente, posarse en el método crítico del análisis de las fuentes.

Una nueva escuela se gesta en el norte de América, la de los “Historiadores Progresistas” quienes redactan una historia para una sociedad moderna y democrática (excluyendo a los negros de la concepción de democracia estadounidense) esta nueva historia estaba dividida en tendencias, pero el elemento común era la herencia historicista de concebir la historia como una ciencia orientada a una realidad objetiva, surtida de un método específico.

El “Vitalismo” otra corriente historiográfica que concibe a la historia como una rueda, esta tiene ocho etapas, cada una superior a la anterior y el eslabón final, la cúspide es la civilización poniendo aquí al estado como un “”todo”, la ideología nazi tomara esta visión histórica.

Llegamos a un punto de quiebre, el de “La Crisis de la Historiografía”, esta tiene que ver con el colapso mundial que representan las guerras, estas demuestran que el hombre no está en la cima y que puede destruir un estado completo, puede aniquilarse a sí mismo en cualquier momento.

Después de este quiebre la disciplina se agotó, entre un punto de quiebre y uno de reinicio están las “Épocas de Transición” estas pueden ser muy largas (la de este periodo se extendió por 30 años aproximadamente). Los historiadores de la transición se plantearon la incógnita de ¿qué paso? Para poder explicar de alguna manera la crisis, es en este punto donde se observa la materialidad, nunca antes un historiador se preocupó de lo material, pero en ese momento el historiador comenzó a preocuparse de la economía (la década de los 20 y 30), puso en el centro de la mesa al hombre no como idea, si no como un ser de huesos y músculos. Está dispuesto a construir a diferencia del positivismo que reconstruye con documentos, ejemplo de esto es la obra de Huizinga el que trata de entender la mente de las personas a lo largo de su investigación histórica, luego trasladando al papel estas conjeturas.

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