Introduccion a Chavin de Huantar

Estado de la cuestión sobre el impacto social y humanitario despues del operativo Chavín de Huántar

^[1]En diciembre de 1996, un grupo armado del MRTA asalta la embajada de Japón en Lima, capturando a más de 600 rehenes pertenecientes a diversos sectores de la vida política y económica peruana, en lo que se considera fue la última “gran acción” emerretista. El 22 de abril de 1997, después de varios fracasos en la negociación y ante la perspectiva de que, por este motivo, los secuestradores empezaran a negar la atención médica a los rehenes, Fujimori tomó la decisión de lanzar la operación de rescate, llamada Chavín de Huántar.

En cuanto a ello, se resalta la forma de liberar rehenes, luego de una espectacular operación militar. Sin embargo, los planificadores y ejecutores de dicho rescate fueron cuestionados por graves violaciones a los derechos humanos, pues según los testimonios de algunos rehenes, la intervención militar se habría propuesto “acabar con los secuestradores”, llegando a disparar contra aquellos que se rendían. En ese sentido, el tema que se analizará en este trabajo es el impacto social y humanitario ocurrido después de la Operación Chavín de Huántar entre los años 1996 y 1997. Por ende, la investigación tiene como objetivo primordial destacar las posturas de cuatro diferentes autores quienes proponen interesantes respuestas frente a la pregunta de investigación que nos plateamos: ¿Cuáles fueron los impactos sociales y humanitarios después del operativo Chavín de Huántar?

Es decir, en este trabajo se detallará, grosso modo, la intervención y lo que significó el “Operativo Chavín de Huántar”, pues tuvo un gran impacto social y humanitario. Los distintos autores citados para esta investigación detallan lo que fue este operativo desde su inicio y fatídico desenlace de esta historia que ocurrió un martes 22 de abril de 1997. Asimismo, la historiadora ^[2]Cynthia E. Milton realiza un breve escrito sobre la eficacia y tristemente consecuencia del ¨Operativo Chavín de Huántar¨.

Con motivo del decimoquinto aniversario del 22 de abril de 1997, fecha en que se produjo la liberación de los prisioneros del MRTA – y muerte de todos los secuestradores del MRTA –, un homenaje especial fue actuado y transmitido por la televisión estatal, junto con la recreación anual de la operación de rescate, conocida como ¨Chavín de Huántar¨. Para el homenaje de 2012, en presencia de residentes japoneses, exrehenes y representantes del Estado, los militares recrearon el exitoso rescate con explosivos, armas de fuego y mucho drama. El caso de las ejecuciones extrajudiciales de miembros del MRTA en la operación estatal ¨Chavín de Huántar¨ se encuentra siguiendo curso en la corte interamericana de los derechos humanos. (Cynthia E. Milton, 2018, p. 59).

Como se puede apreciar, la operación Chavín de Huántar fue un plan militar exitoso, puesto que se lograron rescatar con vida a muchos rehenes. La táctica militar para lograr tal acontecimiento fue del todo violenta, porque no solo se les quitó la vida a los terroristas pues también hubo muertes militares.

No obstante, el operativo Chavín de Huántar tuvo un lado conmovedor y muy humano, debido a que el jefe terrorista Néstor Cerpa Cartolini intercambiaba cartas con el hoy Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne. Si bien Néstor Cerpa Cartolini era un asesino tuvo conmovedoras cartas dedicada a su familia.

Según indica ^[3]Juan Luis Cipriani Thorne (2012), Cuando respondí esta frase a la persona que me aviso que las fuerzas armadas estaban atacando la residencia, yo estaba decidido a impedir lo que, pensé, terminaría en una masacre. Mi amigo me detuvo y me dijo que lo mejor sería encender la televisión para saber con certeza que estaba ocurriendo… las imágenes eran dantescas, devastadoras… la residencia de Japón ardía en llamas mientras las explosiones y las ráfagas le sucedían unas a otras. Decenas de comandos tomaban la embajada por todos los frentes. Un helicóptero sobrevolaba la zona y, de pronto, los reporteros enfocaron un primer grupo de rehenes fugando a rastras por una puerta lateral del segundo piso ayudados por los militares, quienes no dejaban de disparar. Aparecieron más rehenes liberados y también varios camilleros trasladando heridos. No se distinguían quienes eran… muy pronto comprendí que nada se podía hacer ya. Rece. Rece intensamente para que se hubiera producido el menor número de víctimas posibles. La operación duró 35 minutos. Parecieron una eternidad. La ¨crisis de los rehenes¨ había acabado con la misma violencia con la que empezó… acabo como yo no hubiera deseado acabase: todos los terroristas murieron, así como un rehén, el vocal de la corte suprema Carlos Giusti Acuña, y dos militares, el teniente EP Raúl Jiménez Chávez y el comandante EP Juan Valer Sandoval… pero Dios sabe más. Habíamos batallado durante 126 días en todos los frentes, habíamos desplegado un esfuerzo descomunal para lograr la solución pacifica, pero no se pudo. Cuando estuve delante del sagrario, frente a frente con el señor, le dije que aceptaba su voluntad. Pero mi humanidad estaba destrozada. Habían matado a mis hijos. Y un padre, así entienda y acepte los designios del creador, siente que le arrancan las entrañas cuando sus hijos mueren, por más equivocados que hubieran estado. (p. 294).

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