ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Juan Carlos Torre - Interpretando los origenes del peronismo


Enviado por   •  12 de Marzo de 2020  •  Resumen  •  1.978 Palabras (8 Páginas)  •  230 Visitas

Página 1 de 8

INTRODUCCION

A mediados de los años 40, se dan varios fenómenos: surge el sindicalismo de masas y se da una crisis y reorganización en el Estado. En éste último surge una nueva dirigencia de base militar que se apoya en los sectores populares.

Una diferencia del proceso que se daba en argentina con los demás latinoamericanos era la intervención que le ocupo a los cuadros del viejo sindicalismo argentino en la canalización y la organización de las bases populares del peronismo.

La participación de la vieja guardia  fue suprimida de la versión oficial que el peronismo dio de sus orígenes, según su propia imagen los nuevos trabajadores, recién llegados a la ciudad y la industria con las migraciones provenientes del interior del país, despeñaron la fuerza regeneradora siendo liderados por Perón.

Murmis y Portantiero han mostrado que los dirigentes del movimiento obrero formado durante los quince años previos participaron de la operación política que llevó a la consolidación de la nueva élite dirigente surgida del golpe del 43. Perón se dirigió a la vieja guardia sindical para ganar su apoyo y poner los recursos con los que contaba ésta al servicio de su penetración en el mundo obrero y la conquista del poder.

Autores como Gino Germani pusieron el acento en los nuevos trabajadores migrantes al explicar esto y acudieron a factores psicosociales para explicar su identificación con Perón. Germani sostiene que la vieja guardia sindical, por otro lado, ya estaba adaptada a la vida urbana y por eso miraban a Perón con mayor recelo.

Murmis y Portantiero, por su lado, dicen que uno y otro sector del mundo del trabajo comparten una experiencia común en los años 1930: la explotación dentro de un sistema capitalista. Para estos dos autores, eso es lo que los acerca y asocia en apoyo a la intervención estatal.

Para Murmis y Portantiero, la racionalidad de las masas está basada en la maximización de los beneficios. De ahí que adherían a Perón: fue bajo sus políticas que vieron mejorada su calidad de vida. Hay otro criterio que es el de solidaridad de las masas obreras. Según este último criterio, la acción política es un fin en sí mismo, como parte de su identidad.

1. LA MODERNIZACION CONSERVADORA DE LOS AÑOS 30

En los ‘30 y los ‘40 se da un proceso de cambio político. La expansión de la industria en los ‘30 está bajo la dirección de la elite conservadora, con poca participación del estado. Hacia 1943, la industria ya es parte integrante del modelo de desarrollo económico que se tenía.

En los años 30 se hacen los ajustes e innovaciones que sirven para hacer frente a la crisis internacional de 1929. Se coloca al país en la senda de la industrialización. En lo económico, se tuvieron mayormente buenos resultados. No así en lo político, que se conoce al período como década infame por el fraude y la corrupción que había.

1943-46 es el marco de un proceso de cambio político que incorpora a las fuerzas populares consolidadas durante la modernización (la clase obrera). Esta clase estaba excluida de la escena política durante la década infame.

Bajo el estímulo de la sustitución de importaciones, se acortan las distancias entre regiones periféricas y centrales, campo y ciudad. Los desplazamientos de población suman nuevos contingentes de mano de obra.

La industrialización de los ‘40 acelera la unificación del mercado de trabajo nacional, la creación de empleo y la mejora de oportunidades, lo que genera un movimiento de ascenso colectivo.

Esto tiene alcances aún limitados. Como no había una legislación general, sobrevive una estructura estamental, que refleja el desigual poder de presión de los distintos estratos obreros. Esta dificultad existe también con el sindicalismo. Finalmente, la evolución de los salarios no corresponde a la expansión del empleo, marginando a los trabajadores de los frutos de este crecimiento.

2. LA EXCLUSION POLITICA Y LA CENTRALIDAD ECONOMICA: LAS DOS CARAS DE LA SITUACION DE LOS TRABAJADORES.

En los años treinta se empieza a tener en cuenta una nueva dimensión: los conflictos de clase. A medida que la sustitución de importaciones desplaza el dinamismo del desarrollo hacia adentro, se va gestando el espacio para la confrontación entre trabajadores y empresarios en el terreno de la producción.

La militancia obrera, para ser reconocida, hace huelgas que atraen la atención de funcionarios del gobierno. Esta voluntad pocas veces logra el efecto esperado y casi siempre son ignoradas o reprimidas.

La sociedad cambia y se moderniza pero es, al mismo tiempo, una sociedad dominada por las realidades y problemas de una economía industrial. Se forma un movimiento social mixto, donde coexisten la dimensión de la modernización y la integración política, junto con las relaciones de clase.

En Argentina, el movimiento popular se caracteriza por un componente de clase que viene del hecho de que el sujeto de las demandas es el proletariado que crece al ritmo de la expansión urbana.

Se está lejos de la fragmentación de los sectores dominantes en la que una burguesía modernizante se opone a una oligarquía arcaica. De hecho estos tipos sociales están juntos, reunidos en un mismo personaje, la gran burguesía agraria capitalista.

3. LOS OBSTACULOS A LA EMERGENCIA DE UN NUEVO MOVIMIENTO SOCIAL

Hay una limitada institucionalización de las relaciones del trabajo. Hacia fin de los 30, una cuestión importante en la agenda es la del acceso de sectores populares a la ciudadanía industrial. Hay un progresivo desajuste de las instituciones ante la complejidad nueva de la sociedad civil, que está en la base de la crisis de participación.

El problema radica en la no incorporación política. Los sectores medios se encontraban ante una república abierta (basada en garantías de libertad, etc.) y a la vez por una consolidación de una república restrictiva (el ejercicio de la libertad política queda reservado al núcleo dominante tradicional). Los sectores medios se movilizan y bajo la dirección del radicalismo impugnan la legitimidad de las prácticas políticas y demandan la libertad de sufragio. Logran integrarse políticamente.

La posibilidad de articulación de la protesta por los sectores excluidos; la gestión de una élite interna que orienta la movilización; la reacción favorable de participación por parte del bloque en el poder (Sáenz Peña); y el desenlace que es el de un proceso de incorporación a través de los mecanismos del sistema político (acceso a la ciudadanía).

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (13 Kb) pdf (89 Kb) docx (13 Kb)
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com