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Juan Rafael Mora Porras


Enviado por   •  18 de Febrero de 2014  •  1.856 Palabras (8 Páginas)  •  411 Visitas

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JUAN RAFAEL MORA PORRAS DECLARA LA GUERRA A LOS FILIBUSTEROS (1856-1857)

La fiebre del oro californiana, iniciada en 1848, alteró significativamente el ya turbulento istmo centroamericano. A partir de la inauguración del ferrocarril transoceánico en Estados Unidos (1869), el viaje hacia California y a la costa oeste era más rápido y fácil mediante un periplo marino que implicaba atravesar el istmo por Nicaragua (río San Juan, lago de Nicaragua y luego por tierra desde Granada hasta la costa del Pacífico) o por Panamá (desde enero de 1855, cuando se inauguró el ferrocarril transoceánico). Este tráfico movilizó una línea de vapores controlada por Cornelius Vanderbilt y reactivó la economía nicaragüense; también reforzó la importancia estratégica de la región y contribuyó a desatar nuevos y voraces apetitos.

Los conservadores dominaban la vida política centroamericana bajo la égida notoria de Rafael Carrera. Varios intentos liberales por restaurar la Unión, articulados casi siempre en torno a los hostigamientos británicos, constituyeron irremediables fracasos.

En 1855, los liberales nicaragüenses acudieron a William Walker, un aventurero de Tennessee (Estados Unidos de América), quien con la promesa de jugosas concesiones de tierras armó una expedición mercenaria (16 de junio de 1855), que se impuso fácilmente y pronto surgió un gobierno fantasma en Nicaragua, controlado de hecho por las fuerzas mercenarias.

Los planes de William Walker para Nicaragua y el resto de Centroamérica eran la creación de un estado militar y la implantación de la esclavitud, como él mismo lo expresó en su obra: “El verdadero campo para ejercer la esclavitud es la América Tropical; allí está el natural asiento de su imperio y allí puede desarrollarse con sólo hacer el esfuerzo, sin cuidarse de conflictos con intereses contrarios.”(5)

William O. Scroggs, en su obra Filibusters and financiers, relató que William Walker tenía el plan de formar, con las cinco repúblicas centroamericanas, un fuerte estado federal, al que proyectaba introducir pobladores norteamericanos hasta asegurarles la posesión de tierras y el privilegio de cultivarlas por medio del trabajo esclavo y, por supuesto, no echaba en el olvido la simpatía que en favor de su causa iba a despertar su política esclavista en los estados del sur de los Estados Unidos de América. Además, tenía el plan de edificar el canal interoceánico, para ligar así su gobierno a las poderosas naciones marítimas con los fuertes lazos del comercio.

El 20 de noviembre de 1855, el presidente de la República de Costa Rica, don Juan Rafael Mora Porras (1853-1859), visionariamente denuncia el peligro y dirige su primera proclama al pueblo costarricense. El 26 de febrero de 1856, convocó al Congreso Constitucional, por medio de un decreto, en cuya sesión les presentó a los diputados un documento muy extenso, donde les explicaba la situación interna de Nicaragua y de Centroamérica y les hacía ver que la independencia, nacionalidad, libertad y derechos ciudadanos estaban amenazados por los filibusteros. Dio explicaciones acerca del no reconocimiento del gobierno de William Walker y concluyó que no quedaba otra posibilidad que la de las armas, y que dejar pasar el tiempo le costaría a Centroamérica su independencia y libertad. Este documento fue suscrito por el ministro de Gobernación, Joaquín Bernardo Calvo.

5. Rafael Obregón Loría: Costa Rica y la Guerra del 56. Editorial Costa Rica, San José, 1976, p. 16.

El Congreso aprobó por unanimidad aquel documento e inmediatamente se emitió el decreto del 27 de febrero, que autorizaba al Poder Ejecutivo para llevar a cabo la guerra contra Nicaragua, solo o en unión de los demás gobiernos de Centroamérica, a fin de libertar a sus habitantes de la opresión filibustera.

El Gobierno de la República, debidamente autorizado por el Congreso Constitucional, formó un ejército de 9000 hombres, lanzó un empréstito de 100 000 pesos y dispuso la marcha de un ejército expedicionario hacia la frontera. Mora Porras decretó levantar este empréstito nacional de cien mil pesos entre los capitalistas nacionales, y quien no cumpliera incurriría en la pena de duplo, por lo cual perdería el derecho de cobrar intereses por las cantidades prestadas, además de que sería ejecutado.

Asimismo a nivel diplomático, nuestro encargado de negocios en Washington, don Luis Molina, le solicitó al Secretario de Estado norteamericano, L. Marcy, que no fuera indiferente ante lo sucedido en Nicaragua y que tomara medidas eficaces para impedir que el filibusterismo siguiera adelante en perjuicio de las demás repúblicas centroamericanas y lo sancionara “puesto que es el producto de un crimen complejo, fraguado y comenzado a ejecutar dentro del territorio de Estados Unidos y continuado sin interrupción en el ajeno por ciudadanos norteamericanos, con recursos, auxilios y, hasta cierto punto, con la fuerza moral de la Nación contra la existencia de Estados pacíficos y amigos.”(6)

El 2 de febrero de 1856, William Walker publicó en el periódico El Nicaragüense, editado por él en Granada, un fuerte ataque contra el presidente de Costa Rica, don Juanito Mora Porras, al vislumbrarse como adversario del filibusterismo. Acusó a Mora Porras de ser un tirano vitalicio “de tener un gobierno sin principios y sin leyes, de absorber las principales fuentes de riqueza pública para sí, de concentrar el poder y desacatar las libertades individuales: monopolizar el negocio del tabaco, el aguardiente y la carne; de acapararlo y de haber creado un sistema de hacienda que lo beneficiaba a él particularmente.”(7)

El 1 de marzo de 1856, don Juan Rafael Mora Porras dirigió, a todos los habitantes de Costa Rica, una vibrante y emotiva proclama, en la cual llamaba a sus compatriotas a tomar las armas en defensa de la independencia de Hispanoamérica ”¡A las armas! Ha llegado el momento

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