Juarez Y Su Obra

Vengo a este concurso de oratoria para expresar un homenaje al inmortal Presidente de México y sentir su presencia a través del presente discurso “JUÁREZ Y SU OBRA”. En este acto en que la entidad tamaulipeca celebra al hombre que consolidó y dio rostro al Estado Mexicano.

Los niños acudimos a este certamen, no para quemar incienso a un gran patriota, por que no lo necesita, porque Juárez no esta dentro de una fría y venerable estatua, está dentro de las conciencias convertido en ideas, en sentimientos y en aspiración, el de Guelatao es el que decidió aplicar la ley, por eso se le admira y se le rinde homenaje, pero también por eso se le ataca. La grandeza de su obra no necesita de la aprobación de nadie, por que eso sería como querer medir la altura de la sierra de Ixtlán con una cinta métrica de bolsillo.

Admirable en verdad, el triunfal recorrido que constituye la vida de Juárez, es uno de los más difíciles periodos de la historia de su patria.

No conto en su infancia y adolescencia con las ventajosas condiciones que da el brillo de una ilustre cuna, o el privilegio social que da la educación esmerada, y además en los primeros años de su vida de pastor, la falto el calor de un hogar y la mirada cariñosa de sus padres, sólo y sin recursos escapó a la ciudad de Oaxaca cuando hablaba únicamente su idioma nativo; el idioma de Cervantes le fue enseñado luego por un fraile franciscano, dice la leyenda que paso una noche terrible en la laguna encantada, cierto o no ¿Por qué dudar del chiquillo que ya hombre enfrento sin espanto ante las armas europeas?

Bajo de la sierra con su morral al hombro repleto de un mundo nuevo en su corazón, no hay figura que llega hasta en las lagrimas como la figura del indito en su peregrinar desde Oaxaca.

Su transitar es una muestra de que en la adversidad se forja el carácter, escalo los puestos públicos y desde ahí dirigió a la nación, es muestra de como desde las mas humildes condiciones se puede arribar hasta la inmortalidad.

La historia rescata entre muchos pasajes de su vida de que en Chihuahua reunidos con sus compañeros, apunto de abandonar la ciudad porque llegaban sus adversarios, Juárez expreso convencido: “Nada esta perdido, creo poder volver dentro de cinco años, a izar la bandera en palacio nacional”, no paso ni un año cuando esto sucedía. Carácter de hierro y de roca que venció a los franceses.

No es un genio relampagueante como Morelos, no es un talento organizador como el doctor Mora, no es tampoco un santo hijo de laico como Ocampo. El pequeño indio es solamente el derecho que baja de los picos de la sierra para enseñarle al pueblo que la forma perfecta del amor es el respeto.

El legado juarista cobra vigencia hoy cuando los indígenas mexicanos todavía siguen regando con su sangre y sus lágrimas la tierra. Juárez es el derecho que vive, que vence a la misma muerte.

Gracias.

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