Juliet Y Herat
Enviado por rafafafa2 • 29 de Agosto de 2011 • 3.507 Palabras (15 Páginas) • 627 Visitas
Juliet y Herat
Trabajo: cuento
De: Rafael Sánchez Díaz
Para: Cintia huerta
Fecha de entrega: miércoles 4 de junio
Grado: 2-° semestre
Lloviznaba en Santiago.
En una esquina del centro alguien trataba de detener un taxi. Los que pasaban no accedían a su llamado.
Después de largo rato de espera al fin se detuvo uno. un auto grande y elegante, de marca reconocida. Se subió y observó que el interior era de lujo, con revestimientos de imitación madera y tapiz de felpa de un color azul oscuro un poco sucio.
Le indicó al conductor cual era la dirección a la que se dirigía y éste le preguntó por que ruta le convenía más, ya que era largo el camino. El pasajero se sorprendió por la pregunta, no por el contenido de ella, sino por que la voz que la formuló era una agradable voz de mujer, se inclinó hacia adelante en el espacioso automóvil y observó que quien conducía era una rubia, al parecer espectacular, por lo que podía ver y deducir.
!OH que sorpresa! Una mujer, perdone no me había dado cuenta, buenas noches
Buenas noches señor ¿Por qué calle me dijo que nos convenía ir, para hacer mas rápido el recorrido?
No se lo he dicho pero nos conviene ir por la avenida rimors, con voz de FM. Había aflorado el macho conquistador aleccionado por aquélla voz femenina y por los pícaros tragos que había consumido en la comida que estaba , razón por la cual es que no andaba conduciendo. Por el pequeño espejo retrovisor, con la poca luz del interior podía observar algo de las facciones de aquella mujer, se notaba de facciones finas y marcadas, cabellera rubia recogida en un moño semidesnuda, una piel más bien blanca, nariz respingada y ojos... ojos grandes y vivaces.
El buscaba forma de entablar conversación y nada mejor que comenzar por alabar su coche, siendo él además entusiasta admirador de los automóviles puesto que su profesión era Ingeniero Mecánico y se desempeñaba como jefe de una planta técnica de automóviles. Le preguntó por la marca, el modelo y el año del vehículo, él lo sabía, pero tenía que lograr que la rubia se interesara en su conversación.
Ella al notar el interés de su pasajero, y también con ganas de conversar, luego que por su espejo, a su vez, había echo una inspección de él y respondió con detalles a las preguntas del ingeniero.
El por su trabajo, conocedor de las leyes de transito, preguntó como estaba mecánicamente y si aún le otorgaban patente para taxi por el año de fabricación y además le consultó por la revisión técnica. Todo esto sin dar a conocer cual era su profesión y su trabajo.
La respuesta fue que el esposo de ella, funcionario importante de una municipalidad, fallecido hacía ya un par de años atrás le había heredado este auto al que había transformado en taxi para poder tener otra entrada económica y así poder llevar el pasar a que estaba acostumbrada, complementando la escasa pensión que le otorgaba el sistema de pensiones. Ella también le explicó que por ley podía usar ese auto durante un año más como taxi, pero que en ese momento tenía problemas con la revisión técnica, la cual le fue rechazada justo el día anterior, por lo que temía que no le iban a renovar la patente de taxi y se vería obligada a vender aquella joyita. Además le comentó que trataba de mantener lo mejor posible el automóvil, que se cuidaba de no manejar por lugares muy alejados y que además seleccionaba a sus pasajeros, no llevaba a cualquier persona que la hiciera detenerse, siempre aminoraba la marcha y tras una rápida pero exhaustiva inspección volvía a acelerar o se detenía. Ante esta explicación él se sintió halagado había sido aprobado para abordar aquel automóvil.
La conversación se hizo fluida como si fueran antiguos conocidos y así llegaron al destino. Después de pagar gustoso la tarifa correspondiente él le comentó que conocía un taller donde podían ver cuales eran las fallas que tenía el auto y que él mismo entendía bastante de mecánica y le dijo, con un tono de picardía, que también le gustaría revisar esa, para él, joyita mecánica.
Ella lo miró también con picardía y haciendo un coqueto gesto le preguntó como lo podían hacer .El le explico como y se pusieron de acuerdo para encontrarse al día siguiente, que era sábado, para ver que se podía hacer por el auto y por la viuda. Esto último solo lo pensó.
Temprano por la mañana, se encontraron en el estacionamiento del supermercado, que habían acordado la noche anterior. El llegó primero, en su flamante camioneta 4x4, vestido deportivamente y tirando pinta como día sábado y como lo pedía la ocasión, con Jeans, camisa y lentes para sol de marcas reconocidas.
A los diez minutos de haber llegado entro en el estacionamiento el elegante, hermoso y con bastantes años futuro clásico de la industria mecánica. Se estacionó como a treinta metros de donde estaba la 4x4 y de él bajo su dueña. Este sí era un clásico de unos bien cuidados cuarenta...,una despampanante mujer, alta, de contornos bien marcados, dentro de los cánones tradicionales del mas o menos noventa y algo, sesenta y tanto y noventa y un poco más; tez blanca y pelo rubio largo y suelto, rubia chilena, de esas que bajo el rubio esconden un color oscuro quizás tan o mas bello que el dorado que lucen por moda o por parecerse a ... Bueno, de lo que si se dio cuenta es que ese auto tenía que pasar la revisión técnica de todas maneras, fuera como fuera, pesara a quien pesara y costara lo que costara.
Visualmente mientras se acercaban, por defecto de profesión y trabajo, él siguió haciendo la revisión técnica de ambos modelos, más de aquel que se contoneaba coquetamente caminado a su encuentro y que al parecer no necesitaba reparación alguna, solo requería salir a probarlo.
Ella a su vez sin ser ingeniero mecánico, sino que una simple taxista de unos cuarenta... y viuda hace dos años, también hacia una inspección ocular y a juzgar por su sonrisa esta inspección superaba las expectativas. Se dio cuenta que aquel solícito entendido en mecánica que había sido su pasajero la noche anterior podría ser algo mas que su pasajero en cualquier noche venidera. Lo encontró buen mozo, estatura acorde con la suya, talla 48, buena pinta y zapatos número 43, por lo menos. Era exigente la viuda.
¡Hola! ¿Cómo estas?, ahora veo lo lindo que es tu auto. Pero tú si que eres hermosa, traté de imaginarte, pero la realidad supera ampliamente la imaginación.
¡Ay gracias!, que amable, tu camioneta también esta muy bonita.
Se
...