Juventud y Política: La actual crisis social y la participación juvenil en esta.

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Juventud y Política: La actual crisis social y la participación juvenil en esta.

Talagante, Abril 2016

Vicente López

Lenguaje y comunicación

Profesora Natalia Valdivia

“En muchos países, las campañas de la sociedad civil a favor de bajar la edad de votación y/o de elegibilidad han tenido éxito. En Alemania, la edad de elegibilidad cayó de los 21 a los 18 años en 1970 como reacción a los movimientos estudiantiles de protesta. Luego de las protestas encabezadas por la juventud en Egipto, la edad de elegibilidad para elecciones parlamentarias pasó de 30 a 25.32 Varios académicos y activistas creen que bajar la edad de votación a 16 años podría ayudar a hacer uso del ‘numeroso contingente de jóvenes’ de África más como oportunidad, en vez de concentrarse sólo en su desafío” (Mejorando la participación política de la juventud, Naciones Unidas por el desarrollo, 2013)

El contingente juvenil cada vez a dado pasos más grandes en la carrera política, lo que no resulta extraño, pues si nos remontamos años atrás no había espacio para un joven luchador en el ámbito político donde la clase política se constituía por “viejos de elite” hoy en día da orgullo ver cómo se empoderan los jóvenes (no sólo jóvenes, también los menos favorecidos) de su existencia dentro de un determinado espacio en relación a las autoridades que lo norman y lo determinan como persona, sin embargo junto con la contingencia invocamos una serie de fenómenos cómo la crisis socio política y la cabalidad con la que gana terreno en la politiquería este grupo determinado juventud y aunque mucho ha avanzado esto último significa sólo un poco más que la unión de fuerzas en lo que es una dura lucha por mantener a flote de forma estable el sistema político nacional .

Para iniciar el presente ensayo es necesario definir conceptos claves para asegurar una lectura grata de este texto. Política y juventud son dos espectros ejes que determinarán este ensayo, pero, ¿Qué son? Cabalmente hablando el  término de política resulta ser toda actividad que ejerce una demostración de diplomacia u  opinión  en pro de la tan necesaria convivencia humana, en otras palabras hacer política resulta ser la utilización de un poder público a disposición de los intereses de un determinado grupo. Por otro lado tenemos el concepto de juventud, últimamente la controversia que genera este concepto es grande, ya que es difícil determinar de forma exacta o tangible de lo que realmente es ser joven o pertenecer a la clasificación de joven según algunos parámetros que muchas veces resultan retrógrados, la edad y las legalidades que esta abarca por ejemplo parece ser un juicio objetivo que no alimenta de forma positiva el vínculo entre los jóvenes y la política. El concepto de juventud por lo tanto no resulta ser algo real, perteneciendo así a un imaginario colectivo que nos permite crearnos una idea vaga de la palabra “juventud” la cual se les atribuye a las personas que han alcanzado una etapa previa a la adulta.

Es grande e increíble el poder que posee la mediatización de los conflictos reales en nuestro país, en chile como país sedentario, pasar horas frente a la caja llamada “televisión” es un pasa tiempo común, cayendo un poco en el discurso repetido, “la tele te chupa el cerebro” es evidente lo bien que hacen el trabajo los medios para poder insertar una idea en le idiosincrasia de las personas, les dice como ser, como vestirse, que figura deben lucir, como debes estar para sacarte la polera, independiente de las modas tangibles que nos induzcan es importante hacer mención sobre las ideas que nos dan para que reproduzcamos, ¿que vemos en la tele? Estudiantes delinquiendo, jóvenes haciendo estragos, grupo de jóvenes destrozan quiosco. Es ya repetido ver la típica escena de jóvenes realizando estragos, por lo tanto es natural que las personas más influenciables crean discursos como “jóvenes=malo” sin embargo, es imposible ver en la televisión el trasfondo de la situación ¿por qué el joven estudiante sale a manifestarse? Es más fácil decir que los jóvenes son vándalos simplemente porque sí, de otro modo, resulta diferente la historia si en un intento^[a] de objetividad es escuchada la otra versión de la historia, la mediatización ha colocado al joven estudiante en una esfera apolítica, sugiriendo que este actúa casi por un impulso bestial, vestigios de lo animal del ser humano, llegando a deshumanizar al sujeto en cuestión. Ejemplos como este es uno de los más explícitos respecto a la mediatización de la esfera ideológica, sobre todo aquí en Chile.

Ver el contingente estudiantil desde una visión externa, no aprendida en cambio pareciera ser que los jóvenes se sitúan en un territorio sumamente cómodo, justificado por la nobleza de su objetivo, lo que es difícil de entender si solamente nos informamos por los medios habituales, cómo la televisión o la subjetiva información de periódicos que ostentan a una tendencia política.

A pesar de todo, no todo a cerca de la participación política juvenil resulta ser bueno, pues la tercera revela que el 81% de la comunidad juvenil no está interesado en la actividad y participación política, pero ¿es realmente cuestión de juventud este problema? Definitivamente no, ya que cómo jóvenes e influenciable un sujeto es más susceptible a crear juicios con respecto a lo que nuestros mentores nos indican y nos señalan dentro de lo bueno y lo malo, por ningún motivo pretendo caer en la cuestión de la independencia del menor, ya que cómo futuro adulto debe tener la iniciativa propia, determinación y valerse del empirismo. De igual manera como menor de edad es requerido un mentor que guíe al joven en relación a sus experiencias futuras. Como explica la Guía de Naciones Unidas por el desarrollo “Los jóvenes hacen el servicio militar, comienzan familias y forman parte de la fuerza de trabajo. Por esto, puede argumentarse con vehemencia que deben tener el derecho de elegir sus líderes y de presentarse a elecciones” por el contrario sucede si este tema es llevado al ámbito nacional, pues desde pequeños se comete la mala práctica de excluir a los jóvenes a cerca de la política. el ciudadano modelo según yo es aquel que se manifiesta junto con su cuota participativa y que se empodera de su ser, y que como persona responsable debe ejecutar sus deberes cívicos, es importante entender que sin una participación real no hay un cambio real, el polémico caso de la poca participación en las últimas elecciones presidenciales es una evidencia de esto, pues más que sujetos activos pacíficamente estamos siendo receptores del cambio decidido por una minoría, independiente de la poca representatividad que existe con los candidatos, que será expuesta posteriormente. Para salir dejar de ser objetos pasivos en cuanto a nuestro paso por este espectro político espacio-temporal es sumamente necesario salir de la estigmatización y el desinterés de la política y de paso entender que no es mala la política, sólo existen malos ejecutores y mandatarios públicos que han corrompido la imagen de esta en el territorio nacional. Por lo tanto es crucial generar un cambio que comienza por la concientización de las personas en un ejercicio de crítica constructiva colectiva con respecto a sus correspondientes deberes y así poder generar espacios de diálogos que generen un juicio válido en relación a la problemática real que es la crisis política.

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