"LA ENSEÑANZA EN LA EPOCA COLONIAL".
Enviado por shila24 • 25 de Marzo de 2014 • 959 Palabras (4 Páginas) • 1.183 Visitas
LA ENSEÑANZA EN LA EPOCA COLONIAL
Llegaron los españoles a México-Tenochtitlán. Mataron y esclavizaron a miles de indios, evangelizaron por la fuerza a los sobrevivientes. Esa es casi la única imagen que tenemos del nacimiento de la Nueva España. Lo que desconocemos es: ¿cómo lograron los españoles la conversión de esos cientos de miles?, ¿cuáles fueron sus métodos?, ¿cómo penetraron en las conciencias de esos seres humanos con los que no compartían concepciones morales, religiosas, sociales, económicas?, ¿cómo hacerles comprender nociones como pecado, arrepentimiento, confesión, cielo o infierno, inexistentes en el mundo prehispánico?, ¿cómo arrancar la abominable costumbre de sacrificar y comer seres humanos? Éstas son algunas de las incógnitas con las que los españoles se toparon y que despejaremos brevemente en el presente artículo.
Empecemos por lo más elemental, pero que por su obviedad pocas veces nos detenemos a reflexionar. No hay un lenguaje común entre españoles e indios. Ni hablado, ni escrito, los indios desconocen la escritura. Los españoles intentan entender, como pueden, ese mundo que les es completamente ajeno. Así, los primeros franciscanos que llegan son doce, como los apóstoles de Jesús. No es una casualidad. Todo conlleva una simbología, un sentido. Esos religiosos desembarcan en Veracruz con una misión gigantesca a cuestas: salvar a millones de almas que viven sin conocer al verdadero Dios. Realizan el camino a pie desde Veracruz a pesar de que Cortés les envía caballos para evitarles la fatiga. Uno de esos primeros franciscanos, fray Toribio de Benavente, descalzo y con el hábito raído es llamado por los indios: “¡Motolinía!, ¡Motolinía!” que quiere decir “el pobre”. Fray Toribio, de ahí en adelante y hasta su muerte se hará llamar “Motolinía”.
Los frailes quieren enseñar a los indios las virtudes cristianas: pobreza, castidad, fe, esperanza, caridad. Esos conceptos no existen en el mundo prehispánico. No, al menos, como los españoles los entienden. En efecto, los religiosos saben que a falta de un lenguaje compartido, tienen que utilizar la mímica y los gestos; será a través de rituales y aspavientos ejemplificadores y contundentes que intentarán penetrar la conciencia de los indios.
Así, se ensayan una serie de estratagemas. Como no se les enseña el castellano a los indios, para no “contaminarlos” de los vicios españoles, los sacerdotes deben aprender la distintas lenguas (náhuatl, maya, mixteco, tarasco, zapoteco, etc.). Los religiosos pasan horas observando a los niños jugar. Aprenden poco a poco las palabras. Se reúnen por las noches y a la luz de las velas comparten y discuten lo que aprendieron durante el día jugando con los chiquillos. Hacen diccionarios, confesionarios y sermonarios exhaustivos para catequizar a los indios.
El Padre Nuestro es, en un inicio, enseñado fonéticamente y debe ser memorizado, no comprendido. Es decir, los frailes buscan palabras “similares” en náhuatl y castellano y enseñan a los indios a rezar, aunque sea un sinsentido,
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