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LA INDUSTRIA EN COLOMBIA DURANTE EL SIGLO XX:


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2014  •  8.456 Palabras (34 Páginas)  •  1.109 Visitas

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Por: Rafael Gómez Henao

LA INDUSTRIA EN LAS TRES PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX:

Las primeras empresas en el sector industrial surgieron a fines del siglo XIX y se fueron incrementando en los primeros decenios del siglo XX.

La industria comenzó a desarrollarse desde comienzos del siglo XX a base de los beneficios que le brindó la primera guerra mundial, de la expedición de ciertas leyes proteccionistas, de la ampliación del mercado motivada por una elevación de los ingresos en las zonas cafeteras.

Con la guerra de los mil se tuvo que cerrar la mayoría de las empresas artesanales en el oriente colombiano dando lugar al desempleo de una población predominantemente femenina.

Fue Antioquia, más precisamente Medellín, en donde se inició la fabricación de telas, por parte de los antiguos agentes distribuidores que antes las traían de Inglaterra. Antioquia presentaba unas condiciones especiales tales como la de tener arruinadas la minas, por las dificultades para importar debido a la guerra de los Mil Días, por haber sufrido menos en esta guerra, por haber practicado desde antes la asociación de capitales en las explotaciones mineras, y por tener un suelo muy pobre y montañoso.

En 1906, aparece, con 102 telares Fabricato, en Bello. En 1908, inicia Coltejer, que más tarde se convertiiría en el más importante complejo textil de Latinoamérica. Se funda también Posada Tobón y Compañía dedicada a la producción de bebidas no alcohólicas.

Coltejer fue inagurado el 19 de septiembre por el presidente Reyes. El presidente Reyes continúo la política económica de corte proteccionista, la que había iniciado el presidente Nuñez desde la década de 1980.

La cuestión primordial del impulso dado por Reyes a la industrialización era, pues, la paz. Por ello, decretos legislativos como el 15, el 27 y el 46 de 1905 elevaron tarifas de aduanas para productos extranjeros o concedieron subsidios directos en dinero, toma de acciones, primas de exportaciones y garantías de rendimiento de capital, para fomentar fabricaciones de tejidos, bebidas, tabaco y azúcar. Decretos como el 1.143 de 1908 autorizaron la exención de derechos aduaneros para maquinaria y materias primas no producidas en el país, siempre que se tratara de implantar nuevas industrias. Varias empresas grandes se instalaron o se reactivaron con las medidas: la Fábrica Textil de Bello, con un empréstito por cada huso y cada telar en funcionamiento; las fábricas textiles La Espriella, en Cartagena, y de Samacá, con subvenciones en dinero; la pequeña fábrica de fósforos Olano, con exenciones por dos años para importar maquinaria y materias primas, además de medidas para evitar la competencia; los ingenios azucareros Central de Colombia, en la costa Atlántica, y San Joaquín, ventajas y exenciones iguales.

Los artesanos rurales y urbanos, a pesar de venir disminuyendo de 305.824 en 1870 a 190.301 en 1910, continuaban siendo la industria numéricamente más importante; pero no recibía ningún apoyo oficial.

El hecho técnico nuevo que entraba a distinguir a las fábricas que se estaban fundando en el período 1902-1909 era el uso generalizado de la energía eléctrica.

Desde finales del siglo el motor de explosión y el motor eléctrico empezaban a relegar a un segundo plano a los motores primarios movidos a vapor.

No fue casual que los mismos capitalistas que montaron las primeras compañías de electricidad empezaran, casi de inmediato, a agitar la idea de construir fábricas. Así, quienes fundaron en 1909 la primera fábrica de cemento del país, cemento Samper habían creado cinco años antes la compañía de Energía Eléctrica de Bogotá. En la costa Atlántica Evaristo Obregón, promotor de la empresa de energía eléctrica de Barranquilla, fundó después, en 1910, la empresa Tejidos Obregón. Entre los fundadores y propietarios de la Compañía Antioqueña de Instalaciones Eléctricas de Medellín, estuvieron los posteriores fundadores de la fábrica textil de Bello, de la Cervecería Antioqueña y de Coltejer.

Si el símbolo industrial de Núñez fue el hierro, el de Reyes pareció ser la electricidad.

Fue común en las empresas fabriles que comenzaron en este período colocar en ellas todos los recursos humanos y físicos de una misma familia, generalmente con bastos intereses comerciales, mineros o cafeteros, como en las fábricas textiles antioqueñas.

Por todo el país se notaba un agitado interés por fundar fábricas, aún de pequeño tamaño, como textiles Ponce de León, creada en Bogotá en 1905, y la de Jericó en Antioquia, en 1909, que operaba con equipos sencillos para producir tejidos de algodón, lana e incluso fique.

En las diez principales fábricas de textiles del país había en 1916 un total de 923 telares mecánicos; en unos pocos establecimientos semifabriles se continuaban usando, como auxiliares de los telares mecánicos, unos 44 telares manuales de madera.

Entre 1909 y 1920 se fundaron cerca de 10 nuevas fábricas textiles en el país, casi todas con equipos modernos. Leyes como la 117 de 1913 confirmaron las tarifas aduaneras anteriores que facilitaban a las fábricas textiles la importación de hilazas extranjeras. Política económica favorable y maquinaria moderna estimularon la creación de las empresas textiles.

Textiles Obregón, en 1913 tenía operando 200 telares mecánicos ingleses, con capacidad para producir 10.000 yardas diarias de tela; tres años más tarde había llegado a los 300 telares y a los 450 obreros. Otra nueva empresa antioqueña fue la de tejidos Rosellón, que inició actividades en 1914 con 100 telares mecánicos, pero sin departamento de hilados.

La primera guerra mundial, favoreció la creación en Bogotá, dos empresas de tejidos de lana, La Magdalena con 70 obreros, y paños Colombia, dotada de 100 husos y 90 telares.

En 1915 inicia en Cali, con 15 telares dedicados a la fabricación de tejidos de punto, La Garantía.

Antes de 1920, se crearon en Antioquia factorías más pequeñas, como Tejidos Unión, Fábrica de Tejidos Hernández, Tejidos Montoya y Hermanos, Tejidos Arango y Tejidos Montoya y Compañía. En un principio estas empresas se dedicaron al proceso de tejeduría y acabado , a partir de las hilazas importadas. Ya para 1920, las dos operaciones básicas, hilados y tejido, se efectuaban en el país. De 289 fábricas, manufactureras y establecimientos semifabriles, registrados en 1910 se pasó a 442 en 1920.

Según el censo industrial de 1945 y teniendo en cuenta las fechas de fundación de los establecimientos existentes en dicho año, puede relacionarse

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