El Café En Colombia A Principios Del Siglo XX.
Enviado por valeria02 • 18 de Abril de 2013 • 7.658 Palabras (31 Páginas) • 989 Visitas
El café en Colombia a principios del siglo XX.
No son pocos los aportes al desarrollo económico, social e institucional del cultivo del café en Colombia. En una perspectiva histórica, el café ha sido el único producto que ha logrado estabilizar el crecimiento económico a través de las exportaciones pese a las recurrentes crisis de precios en el mercado internacional. Ayudó, de manera significativa, a conformar un mercado interno irrigando ingresos y generando empleo. Integró económicamente las regiones con apertura de vías de transporte terrestre y el estímulo al desarrollo de los ferrocarriles, y dio ocupación a una ingente masa de campesinos y jornaleros en una economía agraria de vertiente que sostuvo el modelo primario-exportador durante buena parte del siglo. De otra parte, fue alrededor de este producto que se generó en el país, y en particular, en el sector agropecuario uno de los desarrollos institucionales de mayor impacto en las regiones cafeteras, alrededor de la Federación Nacional de Cafeteros y el conjunto de organizaciones de prestación de servicios a la industria cafetera que se dejaron sentir en todos los rincones y veredas cafeteras. Fue también el producto que en la segunda mitad del siglo XIX le dio salida al capital comercial acumulado en el negocio del oro, la quina, el añil y el tabaco, a través de la creación de haciendas cafeteras y el montaje de las primeras industrias en este milenio. De otra parte, puede decirse que el café, así como generó en algunas regiones una democratización del acceso a la propiedad rural, en otros ayudó a consolidar el latifundio y relaciones de producción atrasadas basadas en instituciones coloniales. Además de esto,
en la economía cafetera se formaron muchos líderes políticos y empresarios que tuvieron gran importancia en el desarrollo del país, a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX. El café también dio origen a la que tal vez ha sido la agroindustria rural más importante en términos de ingresos, empleo, estabilidad: el procesamiento del grano en la finca (lavado, despulpada y secado y en algunos casos trilla). Finalmente, el café logró articular de manera más estable a la economía con el mercado externo; sirviendo de alguna manera de instancia de aprendizaje y conocimiento para muchos comerciantes y empresarios que después incursionarían en el sector industrial. Fue Nieto Arteta en su obra El café en la sociedad colombiana, quién primero llamó la atención de los colombianos sobre la importancia de este producto en nuestra sociedad. Lo hizo sin recurrir a cifras macroeconómicas y sectoriales —como se usa actualmente— siguiendo una visión más sociológica que económica. Nieto Arteta supo transmitir el interés por estudiar más a fondo las vicisitudes de la estructura de la economía cafetera. Por ello, a partir de los años setenta algunos analistas se atrevieron a romper el monopolio del conocimiento y la opinión sobre asuntos cafeteros que tenía la Federación Nacional de Cafeteros. Entonces aparecieron obras reveladoras como las de Mariano Arango, Café e industria 1850-1930; El café en Colombia (1850-1970). Una historia económica, social y política de Marco Palacios; la mía sobre El café: de la aparcería al capitalismo; entre otras. Estas obras abrieron el paso al descubrimiento de muchos aspectos desconocidos por la opinión pública sobre la manera como se formó la economía cafetera y su incidencia en la sociedad colombiana. Podría decirse que esperamos casi un siglo para estudiar lo que ha sido, en términos económicos, uno de los procesos más interesantes de nuestra historia; pese a que Luis Ospina Vásquez {Industria y protección en Colombia) y el mismo Nieto Arteta; así como Aníbal Galindo, Salvador Camacho Roldan y Medardo Rivas en el siglo pasado habían abierto ya senderos analíticos independientes que mostraban las condiciones económicas y sociales de nuestra nación. A las obras mencionadas se sumaron otras menos críticas pero importantes en el área de la macroeconomía y las instituciones que dejan un balance hoy bastante completo sobre la historia cafetera. A ello se agregan las publicaciones de la Federación {Revista Cafetera Colombiana, Anuarios Estadísticos e Informes a los Congresos Cafeteros y las Conferencias Cafeteras). La historia del café -la economía cafetera- se puede periodizar en cuatro épocas:
1. El establecimiento de la industria cafetera 1880-1910.
2. La expansión precapitalista de la economía 1910-1930.
3. La transición al capitalismo 1940-1970.
4. Modernización de la economía cafetera y su crisis estructural 1970-2000.
Este trabajo profundiza en los dos primeros temas enlazando algunas veces algunos acontecimientos posteriores para mostrar su trascendencia e impacto.
EL ESTABLECIMIENTO DE LA INDUSTRIA CAFETERA Y SUS CARACTERÍSTICAS
En este período, el café tuvo tres zonas de asentamiento: primero en los Santanderes hacia 1880; luego en Cundinamarca-Tolima entre 1880-1910, y finalmente en Antioquia y Caldas a finales del siglo XIX y primera década del presente. Sin embargo, a principios de siglo el peso de la producción provenía del oriente, la zona antioqueña apenas empezaba a dar los primeros pasos.
Inicios en los Santanderes El café entró por los Santanderes y se arraigó allí a fines de la segunda
mitad del siglo XIX cuando la economía exportadora había sufrido reveses significativos con las crisis de las ventas de quina, añil y tabaco, y cuando las artesanías y el trabajo a domicilio en los Santanderes estaban dejando una masa de trabajadores disponibles que encontraron en el café un modo de subsistencia. Como indica Palacios "Participar en el mercado mundial encerraba la posibilidad efectiva de sobrevivir como clase al mando de una nación en el camino hacia la civilización. La idea puesta en sus términos más crudos, era exportar o perecer en medio de la barbarie" [Palacios 1979, 5]. Ese era el reto para la burguesía comercial de la Confederación Granadina, y el café les brindó esa oportunidad. En Santander, los hacendados dispusieron de abundante mano de obra y extensiones de baldíos; el capital provino del comercio (cacao, sombreros, tejidos) aunque allí no había una actividad económica dinámica; era más una economía de autoconsumo. No obstante, el estancamiento económico después de 1850, junto con el crecimiento de la población, generó un empobrecimiento notorio con el decaimiento de las artesanías. El capital comercial antioqueño llegó a Santander y contribuyó a formar haciendas cafeteras. Desde el comienzo se vio que había alguna movilidad de mano de obra y de capitales frente a una frontera agrícola en espera de ser explotada y apropiada, vía transacciones privadas, concesiones, adjudicación de baldíos y uso de hipotecas. El cuello
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