LA REFORMA PROTESTANTE SUS ANTECEDENTES Y CAUSAS
Enviado por piretecnico • 6 de Octubre de 2013 • 2.111 Palabras (9 Páginas) • 1.202 Visitas
Durante el siglo XVI, varios pensadores entre ellos filósofos, humanistas, políticos y teólogos intentaron provocar cambios profundos no solo en solo en el pensamiento social, político, cultural y religiosos de las costumbres de las personas que concebían a la iglesia como reguladora y depositaria de la salvación. Podemos afirmar que la Reforma de éste siglo no fue un hecho aislado, sino que fue una gran revolución religiosa que estalló en Europa en primera mitad del siglo XVI y se expandió a otras naciones. Esta dio como fruto la ruptura de la hegemonía de la Iglesia católica Romana en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. Este movimiento revolucionario “hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida Lutero, Melanchthon, Erasmo de Rótterdam y Calvino. “Comenzó con la predicación de Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia medieval, que permitía y justificaba exageraciones como la “venta de indulgencias”, según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido.”[1]
ANTECEDENTES DE LA REFORMA
La Reforma del siglo XVI no fue un evento aislado como dijimos anteriormente, sino que también político: era romper el cordón que unía la iglesia y el estado, quien debía ser la máxima autoridad. Por eso, la Reforma Protestante recibió el apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias de ámbito romano y a la vez liberarse del dominio del prelado romano sobre los demás países de Europa. Los líderes políticos veían en el movimiento reformista una forma de escapar del yugo opresor romano, ejemplo de ellos vemos que los grandes exponentes de la reforma Martín Lutero y Juan Calvino fueron protegidos por los emperadores.
El movimiento de la Reforma no se produjo de un momento a otro, sino que tuvo diversos antecedentes que algunos historiadores modernos se remonta desde la época del emperador Constantino y del edicto de Milán 313, pasando por los Arrianos, los gnósticos, los maniqueos, los pelagianos, nestorio (…), historiadores protestante como Justo González considera que “el cristianismo occidental había conocido intenciones de reforma ya desde el siglo XII.[2] La aparición de los Valdenses y luego de los Husitas, fueron la señal que la estructura de la iglesia medieval no iba a durar para siempre.” Estos movimientos que luego se unieron a la Reforma muchas veces son llamados “La Primera Reforma”. Para otros, en cambio son “precursores de la Reforma contra la iglesia imperial. Los primeros reformistas durante la crisis que caracterizó al gran cisma de occidente son: Juan Wiclef (1324 – 1384) ingles, profesor de teología de la universidad de Oxford denunció diversas irregularidades, cometidas por el clero y el papado, negó el poder papado para guiar la iglesia, la vida de sus fieles y propició el matrimonio de los sacerdotes para servir en la iglesia y alentó a los fieles a interpretar libremente la Biblia. El otro Juan Huss (1369 – 1415) checoslovaco, profesor de la universidad de Praga, fue un fiel propagador de las ideas reformista de Wiclef. Predicó en la región de Bohemia, hasta que fue juzgado como hereje y quemado en la hoguera. Esta muerte desató una guerra santa que duró aproximadamente 17 años.[3]
2. CAUSAS DE LA REFORMA
En el punto anterior hemos mencionado algunos antecedentes, ahora vamos a conocer las diversas causas tanto interna como externa que permitieron la crisis del pensamiento teológico del siglo XVI. [4] Entre estas causas consideramos las externas, porque sin ser teológica, ejercieron una poderosa influencia al movimiento de la Reforma y las internas propias de la Iglesia.
Causas externas. Estas se subdividen en: Política. En este periodo había una tensión entre los príncipes alemanes hacia el Papa, por la ardua lucha del Sacro imperio contra la autoridad del Pontífice; a esto se le suma un agregado, germanos e italianos guerrearon con frecuencia, debido a las incursiones de los primeros en el territorio peninsular. También, diversos gobiernos europeos trataron de imponer su dominio en asuntos de la Iglesia. La segunda causa es: Económicas. Debido a las estrategias del clero hizo que los feligreses hicieran grandes donaciones a la Iglesia católica romana. Esta se constituyó la dueña de grandes extensiones de tierra, las cuales no estaban gravadas con los impuestos y cuyas rentas eran enviadas a Roma. Algunos monarcas y líderes religiosos no estuvieron de acuerdo con la política económica implantada de Roma y ejercida por el clero local, esto produjo una gran revueltas y manifestaciones contra las autoridades eclesiásticas, con el objeto de recuperar los bienes usurpados ya sea para acrecentar las arcas de los monarcas o devolvérselo al pueblo feligrés (…). Sociales. Como hemos visto en las anteriores, se abona lo social, la ola del renacimiento fue acompañada por un desorden inmoral y violencias, que de una u otra manera inclinaron a la sociedad hacia el paganismo o lo espiritual. El humanismo trajo una nueva mirada de la comprensión de la sociedad, de la política y por supuesto de la fe en Dios, en especial los lideres del movimiento de la Reforma que animaron a los feligreses a la libre interpretación de la Biblia, el sacerdocio de todo de creyente, etc.[5]
Causas internas. Dentro de las causas internas tenemos, en primer lugar: Debilidad de la organización eclesiástica. La corrupción y la vida desenfrenada que caracterizaron a la sociedad civil de esta época, también ejerció gran influencia en las altas autoridades eclesiásticas. Por ejemplo, los Papas de este periodo eran licenciosos y corruptos. Después del gran Cisma de Occidente, disminuyó el gran prestigio de los pontífices; los feligreses y el pueblo vio en ellos a príncipes temporales dedicados a los asuntos políticos que no tenían nada que ver con su investidura como “representantes de Dios aquí en la tierra”: Eclesiástico. A esto se abona el estado deplorable del clero, había sacerdotes sin vocación ni preparación teológica que ocupaban cargos episcopales y las diversas jerarquías, su intención en ocupar estos cargos era acrecentar sus riquezas y llevar una vida desenfrenada.
En segundo lugar, los humanistas creyentes: que habían aplicado las técnicas humanistas a la lectura del texto bíblico y esto volcó a una predicación humanista, conocida como los librepensadores; que con sus discursos motivaron a una cultura laica,
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