LA Sociedad Del Espectáculo

Estimado Señor Debord:

He sentido la necesidad de escribirle y he cometido el atrevimiento de hacerlo, debido a que tras la lectura de su libro, y después de reflexionar sobre él, de repente he sentido un miedo atroz, al darme cuenta en la clase de sociedad en la que vivimos, y repito, he sentido la necesidad de compartirlo con usted esté donde esté. Debo decirle, y espero que si esta carta llega a sus manos no se moleste, que no se si debido a mi poca cultura sobre el tema, o su falta de capacidad para explicarse me ha resultado excesivamente complejo entender cada una de sus teorías sobre espectáculo, aunque he conseguido captar la generalidad, y por eso puedo plasmar mi impresión en estas líneas. A continuación intentaré explicar, usando todo lo que me ha llamado la atención en su libro, y mis propias conclusiones, el porqué creo que ha aparecido ese miedo que me ha puesto la carne de gallina.

La frase de todo su libro qué más da vueltas en mi cabeza, y que soy incapaz de expulsar de mis pensamientos, es «Todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación» . Y es que si pienso bien en esta afirmación suya, vuelven los aterradores escalofríos, ya que es difícil creer, y difícil visualizar que ya no queda nada real, que todo lo que hay a mi alrededor es mentira, es una representación de lo que alguna vez fue real, y que ahora todo lo que hago, todo lo que pienso y todo lo que soy no es verdad, está todo mediatizado y manipulado. Podríamos decir, señor Debord, que al convertirme en un lector de su obre, sin quererlo ni beberlo he pasado a ser un descubridor de sus peligroso secreto, y que la verdad, no sé si hubiera preferido seguir sin conocerlo.

Desde mi humilde opinión como lector de su libro, la cual además me ha resultado muy compleja para mi inteligencia, considero que todo esto empieza a producirse por la economía, a raíz de que se produce el final de un economía feudal, para dar paso al Capitalismo. El momento en el que ya no se hace para sobrevivir, si no que se produce para tener, y en ese momento comienza el mayor de los espectáculos, la creación de mercancías para la obtención de rentas. En este caso, señor Debord, podríamos remontarnos al final de la Edad Media, y quizá mejor ya al principio del renacimiento, que es justo el momento en el que se produce este cambio, la imposición del Capitalismo y con ello la búsqueda de la máxima rentabilidad, ya que en dicho sistema económico «los individuos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes o de servicios en forma libre dentro de la división del trabajo, con el propósito necesario del beneficio monetario para la obtención de recursos en función de cualquier orden de fines dentro del marco de una cooperación mediatizada por el mercado. La distribución, la producción y los precios de los bienes y servicios son determinados por el libre mercado, la oferta y la demanda entre productores y consumidores» .

Una vez que se introduce el sistema capitalista en la economía, surge la nueva clase social que se denomina burguesía, es decir la clase media acomodada, que no eran señores feudales ni siervos y tampoco gente noble con poder. Eran una clase media con capacidad para acceder a todos los bienes materiales, y así promocionar la sociedad del consumo. Marx definía la burguesía de una manera que creo que es útil conocerla y que está relacionada con todo lo que usted dice señor Debord:

« la burguesía se identifica por su papel en el modo de producción capitalista, donde se caracteriza por su posición en las estructuras de producción y por las relaciones de producción que establece con otras clases, especialmente con el proletariado. Su función es la posesión de los medios de producción, por la que establece su relación desigual con el proletariado, que al no poseer estos medios debe venderle su fuerza de trabajo. La extracción de la plusvalía de ese trabajo permite la acumulación de capital por parte de la burguesía».

Mientras que antes de imponerse este sistema lo artesanos trabajaban y producían sus productos para poder comer, y alimentar a la familia a partir de este momento nos encontramos con una sociedad que podríamos denominar como la sociedad del aparentar, donde vivían hombres soñadores de los cuales pocos eran los que trabajaban y producían y muchos los que gustaban lo que no tenían. Lo importante era el poseer, y si no se poseía pues se aparentaba.

Todo esto señor Debord, ha ido creciendo, y lo que en su momento ha sido un desarrollo industrial para la mejora de la sociedad, se ha convertido actualmente en un sistema tecnológico, del cual todos formamos parte aún sin quererlo. Vivimos manipulados y observados por todas partes, nuestra vida es un espectáculo y todos formamos parte de la sociedad del espectáculo. Estamos mediatizados por imágenes. Estas imágenes junto a las personas que las observamos, conformamos el espectáculo.

Como me cuesta entender todo lo que usted ha escrito en su libro, quiero plantearle una definición de espectáculo, relacionada con el arte, que al fin y a al cabo es a lo que me dedico, que quizá pueda hacer más fácil mi reseña sobre sus palabras: Espectáculo como la banalización del arte y la sociedad con una intención mercantil. Señor Debord, según esto, se ha perdido el sentido real del arte, es decir, ya no se hace arte porque se siente, y porque nace verdaderamente de un proceso de creación que el autor siente la necesidad de expresar a los demás, se ha banalizado, se ha comercializado, eso es ahora la mayoría del arte. Todo esto supone que cada vez mas “cosas” sean consideradas arte, todo lo que crea una ganancia, y una consumición puede ser denominado arte, y podemos llamarlo espectáculo, de ahí que todo esto pueda ser utilizado también para hablar de la sociedad en general, todo está mercantilizado, controlado, pactado… y creo que esto tiene que ver con sus pensamientos y sus escritos señor Debord, ¿entiende usted mi punto de vista? ¿Ha desaparecido por completo el altruismo?. Lo que sí ha desaparecido, señor Debord, y es estoy seguro que está completamente de acuerdo conmigo, es el control sobre nosotros mismos y sobre nuestras propias acciones, el gran espectáculo de la comunicación, se encarga de decidir por nosotros sin que nos demos ni cuenta de que lo hacen. Todos somos como Truman, vivimos inmersos en un show espectacular, del cual somos el protagonista, y lo desconocemos.

Ahora que lo pienso, supongo que usted no conoce esta película de El Show de Truman, pero la aseguro que parece sacada de sus teorías. En otra ocasión le escribiré contándole su argumento.

La palabra espectáculo es una señal de que algo se quiere contar, pero actualmente señor Debord, como dice José Luis Brea,

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