LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO
Enviado por KharHI • 12 de Noviembre de 2013 • 2.029 Palabras (9 Páginas) • 810 Visitas
II. LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO
El poder disciplinario tiene como función principal “enderezar conductas”. No encadena las fuerzas para reducirlas; lo hace para multiplicarlas y usarlas. Lleva sus procedimientos de descomposición hasta las singularidades.“Encauza” las multitudes móviles, confusas, inútiles de cuerpos y de fuerzas en una multiplicidad de elementos individuales –pequeñas células separadas, autonomías orgánicas, identidades y continuidades genéticas, segmentos combinatorios. La disciplina “fabrica” individuos como objetos y como instrumentos de su ejercicio. No es un poder triunfante, es un poder modesto que funciona según el modelo de una economía calculada y permanente.
Procedimientos menores, si se comparan con los rituales majestuosos de la soberanía o con los grandes aparatos del Estado. Y son ellos los que van a invadir poco a poco esas formas mayores, a modificar sus mecanismos y a imponer sus procedimientos. El éxito del poder disciplinario se debe al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento específico: el examen.
LA VIGILANCIA JERÁRQUICA
El ejercicio de la disciplina supone un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de coerción hacen visibles aquellos sobre quienes se aplican. En el transcurso de la época clásica, vemos construirse esos “observatorios” de la multiplicidad humana. Al lado de la gran tecnología de los anteojos, de las lentes, ha habido las pequeñas técnicas de las vigilancias múltiples, miradas ven sin ser vistas
Estos observatorios tienen un modelo casi ideal: el campamento militar, como ciudad apresurada y artificial. El viejo y tradicional plano cuadrado ha sido afinado de acuerdo con innumerables esquemas. Se dibuja la red de las miradas que se controlan unas a otras. El campamento es el diagrama de un poder que actúa por el efecto de una visibilidad general. Durante mucho tiempo se encontrará en el urbanismo, en la construcción de ciudades obreras, de hospitales, de asilos, de prisiones, este modelo del campamento o al menos el principio subyacente: el encaje espacial de las vigilancias jerarquizadas.
Una arquitectura que ya no está hecha simplemente para ser vista, sino para permitir un control interior, articulado y detallado. El viejo esquema simple del encierro y de la clausura –del muro grueso, de la puerta sólida– comienza a ser sustituido por el cálculo de las aberturas, de los pasos y de las trasparencias. Así se organiza poco a poco el hospital-edificio como instrumento de acción médica: debe permitir observar bien a los enfermos, debe impedir los contagios. El hospital ya no simplemente como lugar para la miseria y la muerte cercana, sino como operador terapéutico. Igualmente la escuela-edificio debe ser un operador de encauzamiento de la conducta (ej. de la escuela militar). Las instituciones disciplinarias han secretado una maquinaria de control que ha funcionado como un microscopio de la conducta; las divisiones tenues y analíticas que han realizado han llegado a formar un aparato de observación, de registro y de encauzamiento de la conducta.
El aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente: ojo al cual nada se sustrae y centro hacia el cual están vueltas todas las miradas
Necesita descomponer sus instancias, pero para aumentar su función productora. Especificar la vigilancia y hacerla funcional. Es el problema de los grandes talleres y fábricas, donde se organiza un nuevo tipo de vigilancia, diferente del que en los regímenes de las manufacturas realizaban desde el exterior los inspectores. Se trata ahora de un control intenso, continuo, a lo largo de todo el proceso de trabajo; no recae solamente sobre la producción, sino que toma en cuenta la actividad de los hombres, distinta del control doméstico del amo, ya que se efectúa por empleados, vigilantes, contralores y contramaestres. A medida que aumentan el número de obreros y la división del trabajo, las tareas de control se hacen más necesarias y más difíciles. Vigilar pasa a ser una función definida, integrante del proceso de producción. Se hace indispensable un personal especializado, constantemente presente y distintos de los obreros La vigilancia pasa a ser un operador económico decisivo, a la vez una pieza interna en el aparato de producción y un engranaje del poder disciplinario.
El mismo movimiento en la organización de la enseñanza elemental: especificación de la vigilancia. Se da por ej. el esbozo de una institución de tipo “de enseñanza mutua”, donde están integrados en el interior de un dispositivo único tres procedimientos: la enseñanza propiamente dicha, la adquisición de conocimientos por la actividad pedagógica, y una observación recíproca y jerarquizada. Encontramos en el corazón de la práctica de enseñanza una relación de vigilancia como mecanismo inherente que multiplica su eficacia.
La vigilancia jerarquizada, continua y funcional, no es una de las grandes “invenciones” técnicas del S XVIII, pero su extensión debe su importancia a las nuevas mecánicas de poder que lleva consigo. El poder disciplinario, gracias a ella, se convierte en un sistema “integrado” vinculado del interior a la economía y a los fines del dispositivo en que se ejerce. Se organiza también como poder múltiple, automático y anónimo; su funcionamiento es el de un sistema de relaciones de arriba abajo, pero también de abajo arriba y lateralmente (en redes): vigilantes perpetuamente vigilados. El poder en la vigilancia jerarquizada de las disciplinas no se transfiere como una propiedad; funciona como una maquinaria. La organización piramidal le da un “jefe”, pero es el aparato entero el que produce “poder” y distribuye los individuos en ese campo continuo. Lo cual permite al poder disciplinario ser indiscreto, siempre alerta, no dejando ninguna zona de sombra y controlando a aquellos mismos que están encargados de controlarlo; y discreto ya que funciona en silencio. Gracias a las técnicas de vigilancia, la “física” del poder, el dominio sobre el cuerpo se efectúan de acuerdo con las leyes de la óptica y de la mecánica, con todo un juego de espacios, líneas, pantallas, y sin recurrir, en principio al menos, a la violencia.
SANCIÓN NORMALIZADORA
1. En el centro de todo sistema disciplinario funciona un pequeño mecanismo penal. Las disciplinas establecen una “infra-penalidad”; reticulan un espacio
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