La Abogacía
Enviado por requejhons • 22 de Marzo de 2014 • 988 Palabras (4 Páginas) • 208 Visitas
LA ABOGACÍA
La abogacía, es entendida como la protección y defensa que una persona realiza sobre otra que necesita el amparo de la justicia por algún caso determinado. Los abogados desde la antigüedad ya tenían una formación indispensable en determinados aspectos de las leyes.
La abogacía es verdad que te hace leer tanto sobre diversos temas, pues cada caso es totalmente diferente y necesita una buena preparación. Realmente está en cada abogado decidir qué clase de abogado quiere ser, porque si bien es cierto que la mayoría de las personas a la hora de buscar un abogado quieren al más renombrado, porque tiene un gran don de la palabra y de persuasión, o porque tiene un currículo sumamente impresionante donde se nota su gran educación, o por su gran sentido de honradez, o simplemente por la cantidad de casos ganados.
Éste es un trabajo que necesita de mucha dedicación y esfuerzo, pero más que todo necesita ser amada. Involucra muchos sacrificios, como el dedicarle muchísimas de nuestras horas de sueño, aunque el autor nos dice que es preferible que le dediquemos las primeras horas de la mañana porque así entregamos nuestros primeros esfuerzos y no las de la noche en la que simplemente le entregamos los residuos. Y vuelvo a decir que esta profesión no se ejerce apasionadamente o no se ejerce, añadiendo que dichosos son los que tienen la posibilidad de ejercerla, porque no son muchas las profesiones que nos retan tanto como esta, que siempre nos piden más y nos hacen crecer muchísimo como individuos de una sociedad.
Entonces podemos ver a la abogacía como una madre del derecho y de la vocación del abogado ya que de ella emana varios recursos los cuales ayudan o alientan al ser humano como individuo desde los años anteriores.
La abogacía como tal es una materia en la cual la profesiones tienen que tomarse de una manera dedicada que en ello nos tenemos que apoyar como profesionistas que somos tomando en cuenta que gracias a nuestros antepasados lograron ir evolucionando para fomentar la práctica de las leyes y normas para tener a todos en una sociedad de paz sin perjuicio alguno.
Un abogado debe ubicar los libros como artículo de primera necesidad y dedicar a su adquisición un cinco, un cuatro o un tres por ciento de lo que se gane, aunque para ello sea preciso privarse de otras cosas. Y si el abogado no puede alcanzar ni aún ese límite mínimo, que no ejerza. La abogacía es profesión de señores y, a la manera que el derecho de sufragio, debe estar vendada a los mendigos. No se eche esto a cuenta de un orgullo mortificante, sino a la de una rudimentaria dignidad. Que diríamos de un médico que no tiene estetoscopio para auscultar. Pues apliquemos la alusión al abogado y tratémosle de igual manera.
El abogado para defensa de los pobres constituye una función de asistencia pública, como el cuidado de los enfermos menesterosos. El Estado no puede abandonar a quien, necesitado de pedir justicia, carece de los elementos pecuniarios indispensables para sufragar los
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