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La Bella Y La Bestia


Enviado por   •  16 de Junio de 2015  •  1.715 Palabras (7 Páginas)  •  143 Visitas

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Érase una vez... un mercader que, antes de partir para un largo viaje de negocios, llamó a sus tres hijas para preguntarles qué querían que les trajera a cada una como regalo.

La primera pidió un vestido de brocado, la segunda un collar de perlas y la tercera, que se llamaba Bella y era la más gentil, le dijo a su padre: "Me bastará una rosa cortada con tus manos." El mercader partió y, una vez ultimados sus asuntos, se dispuso a volver cuando una tormenta le pilló desprevenido.

El viento soplaba gélido y su caballo avanzaba fatigosamente. Muerto de cansancio y de frío, el mercader de improviso vio brillar una luz en medio del bosque.

A medida que se acercaba a ella, se dio cuenta que estaba llegando a un castillo iluminado. "Confío en que puedan ofrecerme hospitalidad", dijo para sí esperanzado. Pero al llegar junto a la entrada, se dio cuenta de que la puerta estaba entreabierta y, por más que llamó, nadie acudió a recibirlo. Entró decidido y siguió llamando. En el salón principal había una mesa iluminada con dos candelabros y llena de ricos manjares dispuestos para la cena. El mercader, tras meditarlo durante un rato, decidió sentarse a la mesa; con el hambre que tenía consumió en breve tiempo una suculenta cena. Después, todavía intrigado, subió al piso superior.

A uno y otro lado de un pasillo larguísimo, asomaban salones y habitaciones maravillosos. En la primera de estas habitaciones chisporroteaba alegremente una lumbre y había una cama mullida que invitaba al descanso. Era tarde y el mercader se dejó tentar; se echó sobre la cama y quedó dormido profundamente. Al despertar por la mañana, una mano desconocida había depositado a su lado una bandeja de plata con una cafetera humeante y fruta. El mercader desayunó y, después de asearse un poco, bajó para darle las gracias a quien generosamente lo había hospedado. Pero al igual que la noche anterior, no encontró a nadie y, agitando la cabeza ante tan extraña situación, se dirigió al jardín en busca de su caballo que había dejado atado a un árbol, cuando un hermoso rosal atrajo su atención. Se acordó entonces de la promesa hecha a Bella, e inclinándose cortó una rosa. Inesperadamente, de entre la espesura del rosal, apareció una bestia horrenda que iba vestida con un bellísimo atuendo; con voz profunda y terrible le amenazó: " ¡Desagradecido! Te he dado hospitalidad, has comido en mi mesa y dormido en mi cama y, en señal de agradecimiento, ¿vas y robas mis rosas preferidas? ¡Te mataré por tu falta de consideración!"

El mercader, aterrorizado, se arrodilló temblando ante la fiera: ¡Perdóname!¡Perdóname la vida! Haré lo que me pidas! ¡La rosa era para mi hija Bella, a la que prometí llevársela de mi viaje!" La bestia retiró su garra del desventurado. " Te dejaré marchar con la condición de que me traigas a tu hija." El mercader, asustado, prometió obedecerle y cumplir su orden. Cuando el mercader llegó a casa llorando, fue recibido por sus tres hijas, pero después de haberles contado su terrorífica aventura, Bella lo tranquilizó diciendo: " Padre mío, haré cualquier cosa por ti.

No debes preocuparte, podrás mantener tu promesa y salvar así la vida! ¡Acompáñame hasta el castillo y me quedaré en tu lugar!" El padre abrazó a su hija: "Nunca he dudado de tu amor por mí.

Bella había aceptado quedarse como su prisionera en lugar de su padre. Sin embargo, pronto descubrió que la Bestia y ella no eran los únicos habitantes del castillo.

- ¡Es increíble! -exclamó Bella cuando se dio cuenta de que los antiguos sirvientes se habían transformado en una familia de objetos.

La señora Potts, la tetera, y su hijo Chip, la taza, hicieron que se encontrara a gusto cuando le dieron una cálida bienvenida.

-Todo volverá a la normalidad, ya lo verás -la tranquilizó la señora Potts.

Mientras, la Bestia estaba muy inquieto. La hechicera que le había transformado de apuesto príncipe a espantosa bestia, le había advertido que debía aprender a amar y ser amado antes de que una rosa que le había dado perdiera su último pétalo, pero la rosa se iba consumiendo sin que nada sucediera.

La verdad es que la Bestia había perdido todas las esperanzas hasta que llegó Bella. Ahora tenía miedo de que ella sólo le viera como un monstruo.

-Es tan guapa, y yo...¡Miradme! -gritó a sus criados.

-Tienes que ayudarla a ver más allá -le aconsejó la señora Potts.

La tetera y Lumier, un simpático candelabro, le sugirieron que se comportara como un caballero, que le hiciera cumplidos, que fuera tierno y sincero con ella.

-Y sobre todo -le dijeron-, ¡controla tu mal genio!

La Bestia intentó ser educado cuando pidió a Bella que se reuniera con él para cenar, pues estaba acostumbrado a dar órdenes y ser obedecido, pero cuando Bella rechazó su invitación, estalló, furioso:

-Si no cena conmigo, ¡no cenará! -rugió.

A pesar de las órdenes de su amo, la señora Potts no estaba dispuesta a dejar a Bella sin cenar yorganizó un fantástico festín, con la ayuda de Lumier. El candelabro decidió representar una función: los objetos de plata y porcelana se pusieron a bailar mientras todos

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