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La Educacion


Enviado por   •  30 de Julio de 2011  •  1.597 Palabras (7 Páginas)  •  694 Visitas

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Tema IV. ¿Qué educación para los jóvenes adolescentes? El debate

contemporáneo sobre la educación secundaria

En los últimos años, sobre todo en los países occidentales, ha surgido una gran preocupaciónpor la educación que la escuela secundaria brinda a los jóvenes adolescentes Ellos se encuentran en un momento de grandes cambios físicos y psicológicos: recién han dejado de ser niños y están ávidos por parecer mayores; quieren entrar al mundo

de los adultos y no saben cómo hacerlo; se sienten más fuertes que nunca y reclaman

su independencia; necesitan todavía la protección de sus padres y al mismo tiempo la

rechazan; expresan su temor y su inseguridad con indiferencia, sarcasmo y a veces con violencia, entre otras actitudes y situaciones que experimentan.

Los alumnos que ingresan a la educación secundaria dejan la escuela primaria donde

tenían un solo maestro, en la que se sentían protegidos y resguardados para enfrentarse a una escuela nueva, con otro sistema compuesto por distintos maestros con diversos estilos y niveles de exigencias, a una escuela que, además, da prioridad a la trasmisión de conocimientos académicos, y no ofrece en el mismo nivel la atención y el apoyo que requieren los adolescentes para sobrellevar esos años difíciles de transición que los conducen a la edad adulta.

Durante el tiempo que los adolescentes pasan en la secundaria, la presión aumenta

cada día, la escuela no logra involucrarlos ni satisfacer sus necesidades y los profesores son los primeros en resentir los efectos de los fenómenos anteriores ya que viven directamente la insatisfacción de sus alumnos. Los padres de familia, por su parte, se interesan sobre todo en el mercado de trabajo, desean que los maestros impartan conocimientos útiles y preparen a sus hijos para el mundo que les espera. Ellos aspiran a que los adolescentes aprendan en un ambiente sano, tranquilo y sin violencia; que los maestros comprendan a sus hijos, los apoyen cuando lo requieran, los estimulen para seguir adelante y los preparen para su vida futura.

Algunas investigaciones recientes a nivel internacional sugieren que la falta de adecuación del modelo actual de la escuela secundaria a las características de los jóvenes de ahora, más la insatisfacción de las necesidades y demandas propias de su edad, son razones suficientes como para provocar la deserción y bajos logros en el aprendizaje.

Para que los jóvenes permanezcan y aprendan, requieren encontrar oportunidades que les permitan colmar su necesidad de reconocimiento y desplegar su condición protagónica en la escuela secundaria; es decir, concebirla como un espacio donde puedan convivir con compañeros de su edad, crecer con ellos, aprender de otro modo y sentirse comprendidos: una escuela para la adolescencia.

Los maestros, por su parte, tienen que enfrentar la dificultad de enseñar a los alumnos

en esta edad de transición y se debaten en la paradoja de trasmitir conocimientos y mantener el orden durante las clases, ¿cómo hacer para continuar a pesar de todo, cuando la secundaria se encuentra a veces en barrios donde la escuela no es una de las prioridades y deben dar prueba de autoridad con adolescentes “imposibles de manejar”?

Parece haber una contradicción evidente entre los objetivos de la escuela secundaria,

la realidad que viven todos los días los adolescentes y maestros y lo que demandan las sociedades actuales. En la actualidad, se habla mucho de las “pruebas del oficio del maestro”, principalmente cuando se ejerce en zonas difíciles, aspecto que resulta aún más complicado para los profesores nuevos que ingresan a ejercer la profesión en una escuela llena de tensiones.

Otro de los problemas graves que están enfrentando los maestros radica en la heterogeneidad de los grupos escolares y no sólo por las diferencias individuales, que son naturales en todas las escuelas. Ante este panorama, se corre el riesgo de que el maestro de secundaria perciba más los fracasos que los logros, se sienta cuestionado en su trabajo y tienda a adaptarse y dejar pasar, sin comprometerse en un programa de cambios para la educación de los adolescentes.

La escuela secundaria sigue funcionando, está allí y algunos maestros ya percibieron que las cosas no están muy bien, intentan mejorar y tratan de hacer algo. Los adolescentes, por su parte, han cambiado, ya no aceptan todo lo que se les dice, se han vuelto más críticos, discriminan las diversas formas de enseñanza, cuestionan más la conducta de los profesores y directores, así como el trato que reciben del personal de apoyo.

Sugieren cómo mejorar el ambiente de su escuela para que sea más agradable su estancia en ella y, al mismo tiempo, exigen recibir conocimientos útiles y que la enseñanza sea interesante y amena.

Actualmente se debate mucho respecto a la transformación de la educación secundaria y uno de los aspectos que está en el centro de ese debate es la disminución de las oportunidades de trabajo; es posible que los jóvenes de hoy no puedan ingresar de

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