La Educación En La Epoca Colonial
Enviado por raob • 5 de Mayo de 2014 • 2.193 Palabras (9 Páginas) • 351 Visitas
En el siguiente texto hablare del “Desarrollo de la educación en la época colonial” el cual abarca desde los siglos XV hasta el XVIII, platicaremos desde los problemas que tuvo la educación y del como se fue forjando las primeras escuelas de primera letras así como algunos de sus principales protagonistas y aportaciones. El objetivo de este escrito es recalcar la información vista en clase, así como de informar los sucesos o complicaciones que se rescataron mediante una investigación realizada entre diferentes fuentes para poder realizar este ensayo. De los problemas para poder realizar este trabajo fue más que nada el hallar la información de buenas fuentes e información clara para la mejor comprensión de este tema.
Como lo vi en el transcurso del primer bloque de la materia “La educación en el desarrollo histórico de México I”, con la llegada de los españoles trajeron diferentes culturas en las que se basaba la de ellos, en especial la de Grecia, Roma, el Islam entre algunas otras, los españoles llegaron con toda la intención de conquistar las riquezas que tenía nuestro país en aquel entonces, muestra de eso fue las escuelas que en un futuro mandara a realizar el rey Carlos III dedicadas especialmente a sacar el mayor provecho a los recursos naturales que se tenían.
Cabe señalar que con la llegada de los españoles se hizo más notorio la división de las clases sociales, como lo hacían los Aztecas antes de ser conquistados, también se crearon nuevas razas que eran los mestizos que era una combinación entre un español y una indígena, también los hizo la referencia a los criollos que eran los nacidos aquí en la Nueva España.
Durante esta época los estudios menores o de "primeras letras" se impartieron en la casa del alumno con algún maestro contratado ex profeso o en escuelas de diversa índole (particulares, del clero secular y regular, del ayuntamiento o de sociedades filantrópicas en el último tercio del siglo XVIII), supervisadas en su mayoría por el cabildo civil, mediante el control que ejercía sobre el gremio de maestros. Pero, fuese en la casa o en la escuela, los niños aprendían -además de la doctrina cristiana- los rudimentos para hablar, leer y escribir en latín, entre los cuatro y diez o doce años. Al dominar estos principios podían ingresar a los colegios, instituciones donde vivían y a veces se impartían los estudios mayores o de educación superior, comenzando por los cursos de gramática, cuyo propósito era mejorar y enriquecer los conocimientos adquiridos de latín.
Sabiendo ya lo anterior se puede decir que los españoles buscaron radicar las tradiciones y costumbres que tenían los aztecas, evitando los sacrificios humanos y los demás rituales que para ellos ya era un rito para el beneficio de sus Dioses lo cual fue cambiando con la evangelización y la educación de los indígenas especialmente por los Franciscanos escuela que eran encargados por Pedro de Gante que al principio solo recogieron a los hijos de los principales para enseñarles a leer y a escribir donde los primeros establecimientos fueron en: México, Tetzcoco, Tlaxcala y Huexotzinco, ahí empezaron la construcción de las escuelas tomando en una sala muy grande donde se les pudiera enseñar y dormir a los hijos de los principales, junto a esta sala pidieron hacer otras salas para los diferentes servicios, “era una especie de colegio” (Torquemada, 1969, t. III, p. 28). Esta especie de colegios se mantuvo a lo largo del siglo XVI.
La respuesta a estos colegios fue bastante buena ya que en todos los colegios franciscanos era de unos quinientos o seiscientos alumnos así nos relata José María Kobayashi en “La educación en la Nueva España en el Siglo XVI”. La escuela de mayor reputación de las escuelas Franciscanas fue la de México con todas las actividades que esta realizaba. “El lego franciscano vendría ya por entonces convencido de que su oficio era “predicar y enseñar día y noche” a los niños indígenas” (García Icazbalceta, 1954, p. 104.).
De tal manera era la educación cristiana que se impartía entonces hacia los alumnos que se les obligaba a levantarse a medianoche para rezar los maitines de Nuestra Señora y, al amanecer, sus Horas. Hasta se les enseñó a disciplinarse con azotes de noche y a tener oraciones mentales. Todo esto los alumnos lo hacían sin ningún problema adaptándose al estilo de vida que los frailes les imponía haciendo que ellos mismo tuvieran una actitud bastante pacífica y los mismos frailes no batallaran en educar a todos los indígenas y les hacía pensar que los hijos de los principales eran adecuados para llevar una vida religiosa, aunque esto al poco tiempo fue cambiando con las diferentes rebeliones que se fueron llevando, pero antes de este tipo de rebeliones los frailes trataron de “ejercitar con ellos la blandura y piedad” (Sahagún, 1969, t. III, p. 161).
Con todo lo ya mencionado podemos decir que los alumnos se les puso un programa de estudio que no les dejaba ociosos un momento del día, nuevamente hacemos una comparación como si se tratara en la actualidad de un colegio o internado, todo esto lo hacían con un fin en común hacer olvidarlos de las costumbres de sus antepasados que eran sangrientas y crueles.
Se les enseñaba principalmente a leer, escribir, a cantar y la doctrina cristiana empezando primeramente por rezar el Paternóster, el Ave María, el Credo y la Salve Regina, donde después se les explicaba sobre la creencia de un Dios creador de todo el universo.
“El desconocimiento del náhuatl forzó en los primeros días a los religiosos a enseñar a sus alumnos todas las oraciones en latín, y a explicarles la doctrina por medio de señas” (Loc. Cit) Como vemos en esta cita los religiosos tenían bastante paciencia para poder explicar su doctrina cristina, ya que tenían total desconocimiento de la lengua nativa de la Nueva España, por tal motivo pienso que los frailes además de la paciencia tuvieron bastantes técnicas para poder expresar sus conocimientos y tenían buena capacidad para aprender el lenguaje nativo de nuestras tierras.
Ante toda esta educación que prestaron los frailes se dieron cuenta que alguno de sus alumnos los habían superado en cuanto al manejo de la información y del como transmitirla por tal motivo se sentían satisfechos y contentos por saber que serían excelentes promotores del apostolados que ellos mismos les habían enseñado, de tal manera la expansión del cristianismo se aria más rápido y de mejor manera que la que ellos mismo hubieran pensado. Cuando llegaban a sus pueblos natales, ya con la educación que le impartieron, eran recibidos con respeto y autoridad de la gente común.
Los neófitos se fueron exaltando por falta de
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