La Forma De Gobierno En La Nueva España
Enviado por Deibit24 • 9 de Marzo de 2015 • 789 Palabras (4 Páginas) • 3.986 Visitas
FORMA DE GOBIERNO EN LA NUEVA ESPAÑA
Los virreinatos se dividían en demarcaciones regionales llamadas gobernaciones. Cada gobernación tenía a su cargo un territorio con un determinado número de poblaciones agrupadas bajo los corregimientos. Desde el punto de vista de la administración de justicia el territorio se dividía en audiencias y según la burocracia militar en capitanías, localizadas en gobernaciones de cierta importancia. La Audiencia y la Gobernación de Filipinas dependieron del virreinato de Nueva España. Las ciudades fueron desde el principio los centros neurálgicos de todas las divisiones administrativas y en ellas se sitúan las sedes de todos los organismos civiles, eclesiásticos y militares. Cada ciudad era gobernada y administrada por una institución directamente importada de España: el cabildo. Entre los territorios del virreinato de Nueva España y las islas Filipinas se originó un fluido de ideas, personas y mercancías que crearon durante siglos un lazo de unión permanente de Asia con América. En la Nueva España, la autoridad máxima era el Virrey. Dirigía la política del Virreinato, veía que se hiciera justicia y administraba la economía; era el jefe del ejército y debía proteger a la Iglesia católica. Además del virrey, había dos Audiencias o tribunales superiores que se encargaban de oír quejas de los pobladores, hacer justicia y asegurarse de que las leyes se cumplieran. Una estaba en la ciudad de México y la otra en Guadalajara. Los alcaldes mayores gobernaban en los pueblos de indios, y los corregidores en los de españoles. Las autoridades más importantes en las ciudades eran los cabildos o ayuntamientos. Este sistema de cabildos o ayuntamientos, que se mantiene en estos días, fue traído a la Nueva España por los conquistadores. A finales del siglo XVIII, la Nueva España fue dividida en intendencias, que fueron la base de nuestra actual división política en estados. En un principio, la población española se concentró en el centro de México, pero muy pronto se extendió por los actuales estados de Michoacán y Jalisco y siguió hacia el norte por la costa del Pacífico.
Los españoles ocuparon la región zapoteca y mixteca y siguó después la difícil conquista de la península de Yucatán y el sureste montañoso, venciendo la decidida defensa de los pueblos mayas. A mediados del siglo XVI los españoles encontraron ricas vetas de plata en Zacatecas y Durango, lo que estimuló la exploración y la conquista del norte de México y más allá del río Bravo, muy adentro del actual territorio de Estados Unidos de América. La resistencia de las tribus nómadas de esa enorme región dificultó la colonización estable. Por eso, las fronteras del norte de Nueva España fueron imprecisas por mucho tiempo, hasta que fueron fijadas en 1786. La colonia tenía entonces una extensión de cuatro millones de kilómetros cuadrados, el doble de la actual superficie
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