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La Función Social Del Historiador


Enviado por   •  9 de Junio de 2015  •  1.568 Palabras (7 Páginas)  •  883 Visitas

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LA FUNCION SOCIAL DEL HISTORIADOR ENRIQUE FLORESCANO

La función social del historiador, pero antes nos menciona el concepto de historia, en sí, nos dice que la historia es la disciplina del auto-conocimiento humano. Conocerse a sí mismo significa conocer lo que se puede hacer, y puesto que nadie sabe lo que puede hacer hasta que lo intenta, la única pista para saber lo que puede hacer el hombre es averiguar lo que ha hecho. El valor de la historia, por consiguiente, consiste en que nos enseña lo que el hombre ha hecho y en este sentido lo que es el hombre”. En el siglo XIX, Enrique Florescano Mayet es uno de los historiadores más importantes del país. Sus libros son memorables e indispensables para cualquier referencia histórica. Entre estos destacan Memoria mexicana, El mito de Quetzalcóatl, Etnia, estado y nación y La bandera mexicana. Quien desde los tiempos más antiguos el historiador se ha pensado de su grupo social, en donde conoce el oficio a través de las enseñanzas que recibe de sus profesores, pues aprende arquitectura de sus disciplina y rehaciendo modelos de sus antepasados. Sus libros de cabecera son obras escritas en las lenguas ajenas a las suyas y nutridas por las culturas más diversas? Asimismo los desafíos que le imponen sus compañeros, son los incentivos que lo inducen a separarse, es decir, desde que elige su vocación, es un producto social, un resultado de diversas corrientes colectivas; y de otra, un individuo acuciado por el deseo de superar herencias del pasado y de renovar su oficio a partir de los desafíos que le impone su presente. Menciona que la función de la historia es la de dotar de identidad a la diversidad de seres humanos que formaban la tribu, el pueblo, la patria o la nación. Pues la recuperación del pasado tenía que por fin crear valores sociales compartidos, infundir la idea de que el grupo o nación tuvieron un origen común, inculcar la convicción de que la similitud de orígenes le otorgaba cohesión a loa diversos miembros del conjunto social para enfrentar las dificultades del presente y confianza para asumir los retos del porvenir. Dotar a un pueblo de un pasado común y fundar en ese origen remoto una identidad colectiva, es quizá la más antigua y la más constante fun¬ción social de la historia. Se inventó hace mucho tiempo y sigue vigente hoy día. Florescano como nuestro autor lo demuestra en y a través de sus investigaciones, lo acontecido ha sido preocupación del hombre desde los orígenes del mismo, pues todos los pueblos han elaborado ideas acerca de su propio pasado, con distintas intenciones según la época, pero a pesar de la diversidad un interés común en todas ellas ha sido el de dotar de identidad a los grupos sociales; es decir, crear valores compartidos a partir de la idea de que el grupo tiene un origen común y que cada uno de los miembros del grupo tiene que asumirse como integrante para aceptar el presente y enfrentar el porvenir. De esa manera la historia, dice Florescano apoyándose en Updike, tiene que responder a las preguntas, ¿quiénes somos?, ¿cuáles fueron nuestros orígenes?, ¿quiénes fueron nuestros antepasados?, ¿cómo llegamos a este punto o a esta encrucijada de la historia? Para el historiador, la posibilidad de construir algunas respuestas a las preguntas anteriores es lo que hace atractivo al relato histórico, porque al situar al hombre y el grupo en la lejanía de sus orígenes se construye un puente que conecta el pasado distante y la vida presente. Asimismo Florescano nos hace mencionar las recomendaciones que el futuro docente debe poseer para la enseñanza de la historia, nos dice que el maestro debe ser abierto, el salón de clases debe ser un laboratorio de investigación, cambiar la técnica de enseñanza, incorporar las técnicas visuales y ser creativos para la solución de enseñanza, puesto que el niño se adopta de culturas de imágenes y es interactivo. Además se menciona que para el estudioso de la historia la inmersión en el pasado es un encuentro constantemente asombrado con las formas distintas, marcadas por la influencia de diversos medios naturales y culturales. Por esos rasgos peculiares del conocimiento histórico, a la práctica de la historia puede llamarse el oficio de la comprensión. El oficio de historiador, exige una curiosidad hacia el conocimiento del otro, una disposición para el asombro, una apertura a lo diferente, y una práctica de la tolerancia. Owen Chadwick advierte que el oficio de historiador requiere de humildad del corazón y la apertura de la mente, dos cualidades que proverbialmente se ha dicho que son indispensables para la comprensión histórica. Menciona que es verdad que no todos los historiadores alienta la simpatía y la disposición hacia lo extraño, pero el conjunto de

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